La hostelería sufre las consecuencias del adelanto del horario de cierre

Algunos hosteleros estiman que, debido a las nuevas limitaciones, sus ingresos cayeron un 80% con respecto al viernes anterior
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photo_camera Un hostelero cierra su negocio. SEBAS SENANDE

La conocida popularmente como calle de los vinos, uno de los epicentros de la hostelería en la capital lucense, ofrecía este viernes una estampa preocupante. Casi la mitad de los establecimientos que jalonan la Rúa Nova, Praza do Campo y Rúa da Cruz no abrieron sus puertas al público, alrededor de una docena.

El endurecimiento de las restricciones horarias provocó este provisional cierre patronal, al que está previsto que se vayan sumando otros locales en los próximos días o que solo abran de viernes a domingo. Decenas de camareros y cocineros que habían sido recuperados del Erte durante la campaña navideña vuelven a estar regulados laboralmente.

En otras zonas frecuentadas de tapeo de la ciudad, como Campo Castelo, A Milagrosa, Fontiñas o Augas Férreas, la imagen era diferente, prácticamente todos los establecimientos estaban abiertos. Pero la instantánea en unas y en otras era común, la reducida afluencia de clientes a la hora del vermú y a la sobremesa.

SSEN1069Los contados incondicionales que no querían perder el hábito de ir al bar optaban más por ser atendidos en terraza que en interior, pese a las frescas temperaturas de cuatro o cinco grados que marcaban los termómetros.

"Cuando se dictan las restricciones los clientes se retraen más en venir", explicaba José Romay, del restaurante Tosar, mientras cuatro jóvenes apuraban las consumiciones ante la proximidad de la hora de cierre.

Este hostelero indicaba que este nuevo revés para el sector hace aún más cuesta arriba enero, un mes que "suele ser flojo" una vez pasadas las fiestas navideñas.

Desde este viernes en el municipio de Lugo, como en el resto de Galicia, la hostelería tiene que cerrar a las seis de la tarde, salvo para recogida de comida en local, que es hasta el toque de queda, las diez de la noche, y servicio a domicilio, medianoche.

"Abrir hasta las seis de la tarde es un cierre encubierto", afirmaba Álex Losada, de la cervecería Ho! Gruf, que cifraba ayer la actividad en "un 80% menos que el viernes pasado, en el que también hubo mal tiempo".

A este empresario esta vuelta de tuerca de las restricciones le ha cogido en plenas obras del bajo que ocupó durante medio siglo la cafetería Nevada en Campo Castelo, a donde trasladará su establecimiento.

"La reforma va a ritmo lento. No podemos dar un plazo por las restricciones que hay", dice Álex Losada, que se está planteando abrir a partir de febrero solo de viernes a domingo, mientras que no se amplíe el horario.

"En vez de premiarnos porque en Lugo o estamos a facer ben, castígannos", dice Elías Vázquez

Quienes también le están dando vueltas la cabeza para saber si hace un alto en el camino hasta que «se normalice la situación» son los socios del restaurante O Figón. Uno de ellos, Óscar López, afirmaba que este nuevo recorte horario supone "un auténtico desastre" para el sector. "El sábado y el domingo puede, pero de lunes a viernes la gente trabaja, ¿qué vamos a hacer?", precisa.

Este hostelero coincide con el sentir generalizado de que se está demonizando al gremio durante la pandemia del nuevo coronavirus. "Nos han cogido como cabeza de turco y nos están machacando", pone de manifiesto Óscar López.

Sandra López, del café-bar Parada 33, asegura que el endurecimiento de las restricciones es "un quiero y no puedo" y es "absurdo" porque considera que "el problema no es la hostelería, pero están tardando en darse cuenta".

Esta empresaria advierte de que cuando cierran los bares "a las seis de la tarde las personas no se vana ir solas para casa, se juntarán con amigos".

SSEN1122Ese malestar de los hosteleros se traduce en que algunos de ellos se están asesorando con abogados por si se pudiesen entablar demandas.

Elías Vázquez, que regenta dos establecimientos, Chuché y Vitato, pide explicaciones de por qué se mete a Lugo en el mismo paquete que las demás ciudades gallegas si es la que presenta una menor incidencia.

"En vez de premiarnos porque en Lugo o estamos a facer ben, castígannos", dice Elías Vázquez, que exige explicaciones de por qué a los comercios se les permite abrir hasta las 21.30 horas y a los establecimientos de hostelería no, "cando tomamos as mesmas medidas de seguridade".

Este hostelero, que estima que ayer los ingresos no alcanzaron "nin un 20%" en comparación al viernes de la semana pasada, se pregunta "se nos cobrarán o 30% dos impostos se só temos o 30% de aforo".

Además de adelantar el horario de cierre, los establecimientos de hostelería del muncipio de Lugo solo pueden tener el 30% de aforo en el interior -se sirve en mesa, no en barra- y el 50% en terraza, como en los demás ayuntamientos de la provincia, excepto Vilalba, Viveiro y Xove.

A media tarde, cuando los bares pasaron la verja, la vida se aletargó en el centro de la ciudad. Solo se registró el tránsito de estudiantes que iban o venían de actividades extraescolares y de clientes que buscaban alguna oportunidad en las rebajas de los comercios.

Abonadas el 92% de las ayudas en la provincia
La Xunta de Galicia abonó el 92,4% de las ayudas a los establecimientos de hostelería de la provincia de Lugo que se acogieron al plan de rescate, según daba a conocer ayer el delegado territorial, Javier Arias. La cuantía pagada hasta el momento por la administración autonómica asciende a dos millones de euros.
Más de 700
De los más de 14.700 establecimientos de hostelería gallegos que recibirán ayudas, solo 713 son de la provincia de Lugo —428 de la capital lucense—. La Xunta asegura que ya está elaborando nuevas líneas para paliar los nuevos cierres debido a las restricciones.

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