Hasta una hora de cola para acceder a un ferial lleno y bajo vigilancia

El control de accesos fue riguroso y puso a prueba la paciencia de los asistentes. "¿Esta es la fila para ir a las barracas pagando?", preguntaban ► Las medidas estrenadas este sábado, más laxas, apenas cambiaron la imagen de una ciudad que ya retomó la normalidad con el arranque de las fiestas

Acceder al recinto ferial de San Froilán fue este sábado un triunfo para los cientos de personas que hicieron colas de hasta una hora con el único objetivo de poder disfrutar de las atracciones. La mañana transcurrió tranquila y las personas que se acercaron hasta la zona de las barracas a la hora de la sesión vermú recorrieron el recinto a su ritmo y sin tener que detenerse en las zonas de entradas. Sin embargo, ya desde primera hora de la tarde, la afluencia de visitantes fue en aumento y obligó al personal de seguridad a controlar los accesos de forma rigurosa.

Lucenses y foráneos tuvieron que armarse de paciencia para acceder a un recinto completamente vallado. Para entrar desde la Avenida de Ramón Ferreiro, la cola llegaba a ratos hasta la calle Pintor Corredoira, mientras que para acceder a las atracciones desde la calle Puro Cora había que ponerse a la fila en la Rúa Ribadeo. El público también tuvo que esperar en los accesos habilitados en la Rúa Armando Durán y en las inmediaciones del pabellón municipal.

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Esta estampa sorprendía a los visitantes, acostumbrados a un San Froilán atestado de público y sin restricciones. De hecho, muchos se acercaban al personal de seguridad incrédulos ante lo que estaban viendo. "¿Pero de verdad esta es la cola para ir a las barracas pagando? Pensé que darían algo gratis", preguntó más de uno. Confirmadas sus sospechas, la mayor parte de los asistentes se colocaban en la cola resignados, aunque algunos optaban por marcharse con la intención de regresar un día menos concurrido, mientras que otros -los menos- intentaban buscar un hueco por el que poder colarse, aunque la misión era complicada, ya que todos los accesos desde el parque de Rosalía de Castro y sus inmediaciones contaban con vigilancia.

Durante toda la tarde, la sensación de masificación fue mayor en las colas que en el interior del ferial, donde no se registraron grandes aglomeraciones. Los controles demostraron de este modo su efectividad y permitieron a los asistentes caminar por el recinto de forma mucho más holgada que en las patronales prepandemia.

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Y mientras que en el recinto ferial se restringía de este modo el aforo, en el resto de la capital lucense se estrenaban este sábado las nuevas medidas acordadas esta semana por la Xunta, que se aproximan mucho a la realidad que imperaba antes del covid. El nuevo escenario eleva al 75% el aforo en el interior para los establecimientos de nivel uno y al 90% en los de nivel dos (que son los que aplican las medidas sanitarias más estrictas). En el exterior se sitúa en el 90% en los de nivel uno y en el 100% en los de nivel dos. También se incrementa la ocupación máxima permitida por mesa, que pasa a ser de 10 personas en interior y 20 en el exterior.

Sin embargo, las nuevas medidas -más permisivas y muy bien recibidas por los hosteleros- apenas modificaron la imagen que ofreció la ciudad en los últimos días, con las calles llenas de gente y las terrazas sin huecos libres. "Como los locales ya estaban muy concurridos desde que empezaron las fiestas, no se han percibido muchos cambios. Quizá pusieron más mesas en las terrazas, pero poco más", comentaba este sábado un cliente en el casco histórico. Y es que el arranque del San Froilán, la semana pasada, devolvió ya la normalidad a una población ávida de celebraciones.

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