Belén Colomina: "Los hijos no quieren padres perfectos, sino padres presentes"

'Mindfulness para familias' es uno de los libros de los que Belén Colomina es autora y también el tema que abordará en la charla de este jueves

Belén Colomina y su perra, Ura. EP
photo_camera Belén Colomina y su perra, Ura. EP

La conferencia de Belén Colomina se enmarca en el programa ‘Educación Siglo XXI’ de Afundación y será este jueves, a las 20.00 horas, en la sede de la entidad.

Se habla mucho del mindfulness, pero hay cierta confusión acerca de lo que es ¿Podría definirlo?
Sí, es cierto que hay confusión. Es una habilidad o cualidad que tiene el ser humano de estar presente en el momento con actitud de amabilidad y sin juicios. Muchas veces la mente nos arrastra a torbellinos de pensamientos distorsionados y cargados de emocionalidad, que nos llevan a sentir ira o angustia. El mindfulness permite entrenar la capacidad de regresar al momento presente y permanecer sin ira hacia nosotros mismos porque con frecuencia nosotros somos nuestro peor enemigo. Si algún amigo nos tratara como nos tratamos nosotros mismos lo apartaríamos de nuestro lado.

Dice que es una cualidad que todos tenemos, ¿cualquiera puede beneficiarse del mindfulness?
Es una cualidad que todos tenemos, pero parece algo muy lejano a nosotros, pero si lo entrenamos y lo cultivamos en el tiempo tiene muchos beneficios. Es como entrenar un músculo, la práctica tiene que ser regular y constante, aunque sea poco tiempo. Hay que practicar hacer regresar la mente sin que ella nos lleve, evitar lo que se llama mente de mono, cuando los pensamientos van de rama en rama sin control. Se trata de recuperarla y focalizarla para fijar la atención y la concentración en lo que uno quiere.

Usted ha escrito un libro sobre la práctica de mindfulness en familia. ¿Se puede aprender uno solo?
Podemos aprender y entrenar solos, pero al principio, para saber que se está haciendo bien, lo ideal es tener a alguien que tenga conocimientos para que nos ayude cuando hay dificultades.

Dice que todos los humanos tenemos esa capacidad, ¿por qué tenemos que recuperarla? ¿la tenemos de pequeños y la perdemos?
La tenemos siempre, pero teñida por muchos velos: las afecciones, los pensamientos, las emociones enturbian nuestra primera visión. Un niño descubre la comida con atención plena, la mete en la boca, la toca... pero conforme vamos desarrollando la capacidad cognitiva empezamos a perdernos esta parte de la experiencia y se trata de volverla a rescatar. De adultos comemos pensando en otras cosas, no en lo que estamos haciendo, y sucede con casi todo.

El mindfulness reduce el estrés y mejora el equilibrio emocional, la capacidad de atención y de concentración

Cada vez se utiliza más en los colegios, ¿qué le aporta a los niños?
Se utiliza cada vez más tanto en los colegios como en las familias. Cuando empiezan a ver los beneficios quieren sostenerlo porque disminuye el estrés y la ansiedad, previene recaídas de la depresión en fases no agudas; mejora el equilibrio emocional, la capacidad de atención y la concentración; disminuye la reactividad y la impulsividad. Favorece estados de calma y relajación y contribuye a cultivar una mente flexible, no rígida, que nos hace más libres. También incrementa la capacidad de empatía y la compasión, aprender a escuchar, a atender. Si se cultiva en casa, los padres deben ser modelos y aprender a regular las emociones para poder enseñar. Ayuda a alcanzar el equilibrio y la armonía que queremos para la familia. Muchas veces, por estrés, los padres llegan a casa cargados de actividades y enfadados, el poco tiempo que se tiene se invierte en ver qué se ha hecho mal y las interacciones se centran en aspectos negativos. Entonces tenemos que parar lo que ya ha sucedido y hacer la transición a casa porque los hijos no quieren padres perfectos, sino padres presentes.

Un estudio de la Universidad de Valencia señala que, en ocasiones, el mindfulness puede desencadenar problemas psicológicos y tener efectos perjudiciales ¿Es así?
No diría perjudiciales porque no hacen daño a la persona, pero sí que son no deseados. Es importante saber en manos que quién estamos porque a mayor popularización, más gente se apunta la ola y es importante saber qué formación tienen los instructores. También hay que distinguir para qué se usa. Si queremos tratar trastornos depresivos o síntomas psicológicos disfuncionales, lo ideal sería acudir a un psicólogo que lo aplique; para una sintomatología de día a día, alguien bien formado puede hacerlo.

En el programa ‘Hermano mayor’, que presentaba su colaborador Pedro García Aguado, aparecían casos realmente extremos. ¿Son anecdóticos o este tipo de violencia familiar se da cada vez más?
No son raros, cada vez nos encontramos más casos. A lo mejor no tan extremos, pero deberíamos prestarle atención a cualquier tipo de violencia para poder ponerle remedio. Esos caso

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