Los héroes de primera necesidad

Los pocos establecimientos que permanecen abiertos extreman sus medidas de precaución para evitar un posible contagio
Medidas en la farmacia de Garabolos. AIDA SOENGAS
photo_camera Medidas en la farmacia de Garabolos. AIDA SOENGAS

Si algo prueba la pandemia del coronavirus es que los lucenses son capaces de hacer colas en la calle para acceder a las tiendas y también de guardar la distancia para evitar contagiar o ser contagiados del que tenemos al lado o de la persona que nos va a atender frente al mostrador.

Estas son algunas de las medidas preventivas que están poniendo en práctica varios de los establecimientos que todavía pueden abrir al público como, por ejemplo, las farmacias, las tiendas que abren veinticuatro horas , los supermercados o las panaderías.

La farmacia de Arturo Fernández de la Vega, abierta las veinticuatro horas, es uno de los establecimientos lucenses donde se extremaron las medidas preventivas. Una mampara de cristal colocada en el mostrador actúa de barrera contra cualquier posible microgota de saliva que, al hablar o al estornudar, pueda salir proyectada hacia algún lugar. Pero, además, se acordonó la zona de farmacia tanto en relación al mostrador, donde se fijó una distancia de seguridad, como en el acceso a la primera planta donde están los artículos de droguería. Por tremendas que parezcan estas medidas, todo es necesario —dice Arturo Fernández de la Vega— para poder garantizar un servicio sanitario a la gente.

"Nuestra intención es no solo que no nos contagiemos nosotros, que ya sería tremendo, sino que tampoco se contagie el local porque queremos seguir ofreciendo un servicio veinticuatro horas a la gente y si cogemos el virus y tenemos que ponernos en cuarentena, no habría tal servicio. Eso sería lo peor, porque repercutiría también en la salud de la gente. Por eso, decidimos poner la mampara, acordonar, vigilar que los clientes mantengan la distancia y nosotros poner guantes y mascarilla. Todo es poco para evitar el contagio", explica el farmacéutico.

Una farmacia instaló una mampara en el mostrador y una zona acordonada para mantener distancia con sus clientes

LIMPIEZA CONTINUA. La máxima de este boticario es hacer lo posible para que en su establecimiento no entre el coronavirus. El contacto con las superficies no es un problema banal.

"Estamos desinfectando permanentemente las superficies, las mamparas, los mostradores... Desinfectamos todo con productos como lejía, Sanytol o alcohol de 70 grados", indica el boticario.

Arturo Fernández de la Vega también se armó de mascarillas y guantes. Los considera esenciales para evitar el contagio. Por eso, no le importó pagarlos casi al doble de su precio inicial. "Las mascarillas al final se consiguieron pero a 6 euros y pico, mucho más caras que lo habitual. Lo que pasa es que no te queda otra: o lo tomas o lo dejas. Es importante la mascarilla, pero también los guantes y desinfectar el teclado del ordenador y la pantalla del móvil, además de no tocarse la cara, la boca, guardar metro y medio en la cola del que te precede o te sigue... Es cuestión de disciplina, pero algo muy necesario porque el riesgo de contagio es muy alto", dice.

El nivel de prevención es tan alto que, incluso, en esta farmacia apartan, a otro estante, los envases de medicamentos devueltos por algún motivo. La razón: que pueden traer el coronavirus.

"La gente respondió muy bien. Hizo cola fuera y se vendió todo el pan, pero como un domingo normal"

"En cuatro horas, este virus se elimina del cartón. Los envases de los medicamentos pasan por varias manos y hay que tomar precauciones. Si mi personal se contagiase, sería tremendo y quizá habría que cerrar y dejar de atender al público. Eso no nos lo podemos permitir. Hoy mismo [por este domingo] estamos doblando turnos para poder dar servicio y cumplir con la definición de farmacia como un establecimiento privado de interés público.

PREVISIÓN DE REFUERZOS. Ahora mismo, hay cuatro empleados en casa dispuestos a venir si cogemos alguno de nosotros el coronavirus. Nuestra intención es estar hasta el final, volcados con la gente. Y si, para eso, tenemos que dormir aquí, dormimos aquí", afirma Arturo Fernández de la Vega.

COLAS POR EL PAN. En la panadería Don León de la calle Conde Pallares también se hizo cola este domingo, como en muchos establecimientos más. La restricción marcada era solo de dos clientes en el interior. El resto aguardaría fuera.

"La gente respondió muy bien. Hizo cola fuera y se vendió todo el pan, pero como un domingo normal. Lo que sí hubo fueron menos pedidos de vasos de café para llevar ", afirma la dependienta, con guantes pero sin mascarilla.

Las colas eran frecuentes este domingo en varios establecimientos veinticuatro horas, donde también se restringía a dos clientes la entrada en los locales

Desde este domingo, otra de las medidas preventivas de este establecimiento es la prohibición de uso del baño por parte de la clientela como una forma más de evitar contagios.

El establecimiento Tele-Copy Lugo, en la Fonte do Rei, abre a diario de nueve de la mañana a doce de la noche. Desde el pasado viernes, el personal usa guantes y mascarilla para atender al público. "De momento, aquí no notamos que se acumulase gente, ni que hubiese avalanchas en compras de productos. En lo que sí percibimos mucho más movimiento fue en la venta de tabaco, que se dobló", afirmó el dependiente, convenientemente protegido.

Las colas eran frecuentes este domingo en varios establecimientos veinticuatro horas, donde también se restringía a dos clientes la entrada en los locales. En esos casos, se trataba, además, de mantener una distancia entre la gente que esperaba en el exterior para evitar los contagios. Eso ocurrió, por ejemplo, en el establecimiento De Todo, en la calle Montero Ríos.

Esta imagen de las colas en las aceras es constante desde el pasado sábado, cuando algunos supermercados de la cadena Gadis comenzaron también a regular el acceso del público en algunos casos a cinco personas tan solo. Entre esto y el afán desmedido por adquirir productos de alimentación y de higiene, también se generaron colas, que los clientes respetaron con paciencia.

Algunos supermercados comenzaron también a implementar estos días entre su personal varias medidas preventivas de contagio como, por ejemplo, el uso de gel hidroalcohólico

En algunos casos, estas situaciones motivaron que hubiese lucenses que decidiesen marcharse fuera para poder adquirir productos de primera necesidad en pueblos y villas cercanas como, por ejemplo, en O Corgo, Rábade o Castro de Ribeiras de Lea.

Algunos supermercados comenzaron también a implementar estos días entre su personal varias medidas preventivas de contagio como, por ejemplo, el uso de gel hidroalcohólico tras manejar dinero con el paso de cada cliente o la limpieza exhaustiva de la caja con un desinfectante por donde se pasan los productos.

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