El hermano mayor del bebé robado en Lugo: "Sempre crin que estaba viva"

Manuel Seoane asegura que buscó toda la vida a Francisca, pese a que a su familia de dijeron en el hospital que había muerto tras el parto

El reencuentro de los hermanos que estuvieron separados durante 70 años. EP
photo_camera El reencuentro de los hermanos que estuvieron separados durante 70 años. EP

"Nunca marchou da miña imaxinación. Algo me dicía que estaba viva". A sus 77 años recién cumplidos, Manuel Seoane Calvo acaba de encontrarse por primera vez con su hermana, Francisca, de 70, a la que no llegó a conocer porque en el hospital en el que nació, el San José de Lugo, le comunicaron a su familia que había muerto tras el parto y la entregaron en adopción, según aseguran los afectados.

Setenta años después de este nuevo caso de un bebé robado, Manuel Seoane cuenta que nunca se creyó que su hermana hubiese muerto e intentó localizarla, sin éxito hasta hoy en día, como también hizo ella.

"Intentei buscala toda a vida. Pero non tiña ningunha referencia que me puidera levar a ela. Foi Deus quen quixo que nos atoparamos agora e así seguiremos ata que morramos", dice.

Las monjas que atendían el hospital de San José le dijeron a la familia biológica de Francisca que había muerto tras el parto y que la habían enterrado, sin consultarle, pero no le facilitaron documentación alguna.

Este lucense, que se encontraba con su hermana por primera vez el pasado domingo en su casa de Triabá (Castro de Rei), en donde reside desde que se casó hace 54 años, explica que fue "unha grande alegría". Añade que "despois de 70 anos eso non se paga con diñeiro".

Cuando se vieron cara a cara no tuvo dudas de que era su hermana porque dice que ella "é o vivo retrato" de su madre, Elvira, que falleció en 2002. A Francisca le queda "la pena" de no haberla conocido.

Ella, que durante 40 años fue administrativa del Sergas, vive en Lugo y su hermano, que trabajó 47 años en el parque móvil de la Diputación Provincial, reside en Triabá, a unos 25 kilómetros de distancia. Desde el pasado domingo, en que se encontraron por primera vez, se ven y se llaman por teléfono todos los días, como si tratasen de recuperar los 70 años perdidos. "Hai que vivir a vida, o que nos quede dela", apunta este septuagenario.

Manuel no quiere echar la vista atrás para exigir responsabilidades por el drama que les ha tocado vivir. "Auga pasada non move muíño. Hai que disfrutar do presente", asegura este chairego, que ya va por la cuarta generación. Tiene dos hijos, tres nietos y dos bisnietos.

La casualidad ha hecho que este encuentro haya sido "o mellor regalo" de cumpleaños para ambos. Francisca nació tal día como este miércoles hace 70 años y su hermano tiene 77 desde el pasado lunes. "Somos dos tauros que tenemos los mismos gustos", destaca esta lucense.

RETAHÍLA DE ENGAÑOS. La primera gran mentira en la vida de Francisca fue que la dieron por muerta para entregarla en adopción sin el consentimiento de su familia biológica. Por eso se considera "un bebé robado". La segunda a la que se enfrentó fue cuando era adolescente. Sus padres de acogida, que le dieron los apellidos Santos Carnero, le dijeron que la adoptaron porque sus progenitores habían muerto en un accidente de tráfico. La tercera fue cuando se iba a casar. En el Hospital de San José, al que acudió debido a la documentación que le exigían, le comentaron que tuvo un hermano, pero que falleció al igual que su madre biológica.

Pese a esas grandes mentiras, Francisca no se hincó de rodillas. La búsqueda se aceleró tras el hallazgo, entre los documentos de sus padres adoptivos difuntos, de un partida de nacimiento con sus apellidos originales. Una hoja bautismal solicitada arrojó más luz. Ya aparecían los nombres de su madre y de su abuela y su aldea natal en Begonte. Allí ya no quedaba nadie, pero los vecinos la encaminaron hacia A Coruña, en donde se casó su madre. En la capital herculina una amiga de esta la orientó hacia un lugar próximo a Parga, en donde el pasado sábado encontró a parte de su familia.

Falta la cita con los dos hermanos de A Coruña
En esta espiral de sentimientos en la que está envuelta desde el pasado fin de semana, a ella le queda ahora ver a sus otros dos hermanos, fruto de otra relación de su madre, que residen en A Coruña. Ya contactó con ellos telefónicamente.

Francisca cuenta que cuando halló a su familia —antes de ver a su hermano mayor—, una de las primeras en reconocerla fue una tía suya que sufrió un ictus recientemente