La Agencia Tributaria exige de 100.000 a un millón de euros a las orquestas

Esas elevadas cantidades se corresponden a la regularización del Iva de los últimos cuatro años, más recargos. La Agencia Tributaria indica que ha reforzado las inspecciones porque es un sector con mucha economía sumergida
Una verbena en San Froilán
photo_camera Una verbena en San Froilán

En la tierra de las 3.000 verbenas, Galicia, la Agencia Tributaria ha reforzado en el último año sus inspecciones sobre representantes de orquestas y sobre estas. Sus controles se centran en la provincia de A Coruña y, sobre todo, en la de Pontevedra, que acapara casi la mitad de los 300 grupos musicales de este tipo que hay en la comunidad autónoma. Lugo, que tiene una treintena aproximadamente, tampoco es ajena.

Esas actuaciones ya se han traducido en que el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda haya reclamado por ahora a intermediarios y orquestas el pago de entre 100.000 y un millón de euros en cada caso. Los importes menos cuantiosos corresponden a contribuyentes de la provincia de Lugo.

Esas jugosas cantidades que reclama son la suma del Iva pendiente de los últimos cuatro años -su tipo es el 21%-, más el recargo porque el señalado como infractor no está al día en el pago de este impuesto.

Desde la Agencia Tributaria se aseguró ayer que este es «un sector con una proporción muy relevante de economía sumergida, en el que se está regularizando tanto a cantantes, músicos y orquestas, como a representantes e intermediarios». El organismo fiscal precisa que «en ningún caso se realizan las actuaciones contra las comisiones de fiestas».

Además de la regularización del Iva, Hacienda reconoció que también ha extendido sus tentáculos sobre las declaraciones de IRPF que presentan representantes y orquestas y el cumplimiento de la limitación de pagos en efectivo a 2.500 euros.

La Agencia Tributaria puntualizó que esta campaña es similar a la de «lucha contra el fraude» que lleva a cabo en otros sectores en los que «se aprecie una especial percepción social sobre la existencia de elevados niveles de economía sumergida».

fiestas populares. Estas inspecciones ponen de manifiesto la necesidad de regular este sector del que viven en Galicia unas 7.000 familias. Ese descontrol no se produce cuando la verbena está organizada por un ayuntamiento o asociación vecinal.

El problema surge en esas fiestas populares -que en la provincia de Lugo son la mayoría- en las que el dinero que recaudan los ramistas entre sus vecinos para financiar las patronales de la parroquia pasa directamente de sus manos a las de las orquestas o de sus representantes, sin que quede constancia en una factura. Es un sistema que pervive desde hace décadas en Galicia, que en el resto de España solo subsiste en algunas zonas de Asturias y de la comarca leonesa del Bierzo.

Desde la Asociación Galega de Orquestras se advierte de que si no se reduce el tipo de Iva que les aplica Hacienda sobre los ingresos que les estima en las verbenas organizadas así están en peligro de desaparecer.

«Cómpre unha regularización lóxica e normal antes de destruir un sector que da emprego en Galicia a 7.000 familias», advierte un portavoz de este colectivo, que se ha movilizado en las últimas semanas para que se escuche su voz ante los «oídos xordos» a sus demandas que están encontrando en las administraciones públicas. El pasado 20 de mayo se manifestaron por las calles santiaguesas.

Esta asociación sostiene que «as orquestras son patrimonio deste país. Hainas, como os Satélites ou a Compostela, que teñen cen anos de historia».

Es además un sector que se mueve entre dos extremos. Por un lado están las orquestas con macroespectáculos, como Panorama o Paris de Noia, que mueven 18 o 20 músicos, y por otro las demás, con 10 o 12.

A las dos primeras se las rifan las comisiones de fiestas. Este mes tienen comprometidos una veintena de conciertos cada una.

Por ejemplo, en San Martiño de Mondoñedo, en el municipio de Foz, en cuyo programa de actos son fijas durante las patronales del Carmen en julio, están contratadas por cinco años.

Pero no solo están tan demandadas en la época estival, en donde su caché puede rondar los 18.000 o 20.000 euros en los días marcados en rojo en el calendario. La comisión de un barrio de Lugo que intentó contratar una de estas cotizadas orquestas para marzo del año que viene se encontró que ya estaba comprometida para la fecha que pretendía.

Desde la Asociación Galega de Orquestras también se quiso dejar claro que no todo son ingresos. Asegura que en su debe tienen unos cuantiosos gastos, por lo que precisan que no son rentables si tienen que asumir un elevado tipo impositivo.

Además del capítulo de personal, con las correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social, explican que tienen que amortizar el elevado coste de los escenarios móviles que adquieren para actuar en las fiestas. A la mayoría les supone un desembolso de entre 100.000 y 200.000 euros. A eso hay que añadir la cabeza tractora que lo transporta y todo el material de montaje, mesas de mezclas e intrumentos musicales.

Poner en marcha una orquesta de tipo medio, como cualquiera de los varios cientos que están amenizando hoy en día las verbenas gallegas, puede llegar a alcanzar los 400.000 euros.

La Asociación Galega de Orquestras, que pide que se regule el sector, quiso dejar claro que está dispuesta a pagar un Iva «asumible»

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