"Hacemos informes técnicos de las vías. No solo vamos al accidente; queremos evitarlo"

Ingresó en la Guardia Civil en 2009 y desde entonces no ha parado formarse. Silvia Lucena González (Asturias, 1983) se especializó en Atestados en la Escuela de Tráfico de Mérida y acaba de aterrizar en Lugo para liderar un equipo de cuarenta agentes que vela por la seguridad vial
Silvia Lucena. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Silvia Lucena. VICTORIA RODRÍGUEZ

Intervienen en los accidentes de tráfico y elaboran informes, pero el cometido de los agentes de Atestados de la Guardia Civil es mucho más amplio de lo que parece y no se limita a registrar siniestros. Organizar el día a día de estas patrullas requiere conocimientos y dedicación, dos requisitos que cumple a la perfección Silvia Lucena, la sargento que coordina desde hace unas semanas las tres bases ubicadas en la provincia.

Esta asturiana inició su carrera profesional hace ya más de una década en Burgo de Osma (Soria), se especializó en Atestados en la Escuela de Tráfico de Mérida y se curtió en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro, desde donde se acaba de trasladar a Lugo. Casada con un lucense, la sargento Lucena conoce muy bien las carreteras de la provincia y se muestra «orgullosa » de su nuevo equipo.

Llega a Lugo para coordinar las bases de Atestados de la provincia, ¿en qué consiste exactamente su cometido?

Mi labor consiste en coordinar los servicios que realizan las tres bases de atestados de la provincia: Monforte, Burela y el subsector de Lugo. Los equipos tienen que cubrir servicios en toda la parovincia las 24 horas y esa cobertura requiere mucha organización. También hay que verificar que el trabajo que realizan los equipos sea el correcto. Una parte de su trabajo consiste en hacer los informes técnicos cuando hay accidentes con fallecidos y es una labor con mucha responsabilidad. Igualmente, es muy importante hacer estudios que contribuyan a reducir la siniestralidad. Nosotros elaboramos muchos informes de carreteras y de puntos negros que facilitan el trabajo a otras administraciones. No solo intervenimos cuando se produce un accidente; queremos evitarlo.

¿Tienen alguna peculiaridad la provincia de Lugo a la hora de realizar su trabajo?

Sí, ya que la orografía es increíble. Se pasa de playa a montaña en 30 minutos y eso es muy bonito para los turistas y para el ocio, pero dificulta muchísimo nuestro trabajo. Hay carreteras muy sinuosas, que requieren una mayor presencia de la Guardia Civil para reducir la siniestralidad e incluso para evitar que se cometan determinados delitos. Además, las condiciones meteorológicas de Lugo también influyen, ya que llueve bastante y hay zonas con mucha niebla.

"Elaborar un atestado requiere un trabajo muy riguroso. En base a él se fijan responsabilidades tanto civiles como penales"

¿Cuenta el equipo de Atestados con medios suficientes para hacer frente a esas peculiaridades?

Actualmente, tenemos un equipo de unos 40 agentes. Está claro que me gustaría contar con más medios humanos para realizar el trabajo, ya que Lugo es una provincia muy extensa y con viales complicados. Algunos son especialmente conflicitivos, como la A-8.

"Lo más duro de todo es comunicar una muerte a una familia o ir a un accidente con menores"

En dicha autovía, ¿sigue existiendo un problema serio con los conductores que circulan cuando el tramo permanece cerrado?

Sí, es un tramo que requiere una labor bastante intensa de vigilancia porque es el pan de cada día que los conductores omitan las restricciones a la circulación. Es una problemática que requiere nuestra presencia porque es una conducta muy peligrosa.

¿Qué es lo más importante a la hora de realizar un atestado?

Es fundamental llegar pronto y tener buena vista. Es muy importante observar todas las huellas y vestigios que hay en el lugar del accidente y recabar una información exhaustiva de todas las circunstancias que lo rodean, como el estado de la vía, la señalización o la casuística del conductor, entre otras. También es muy importante hacer un buen informe fotográfico del lugar porque es imposible acordarse de todo lo que había en un siniestro a la hora de realizar el informe. Es un trabajo que requiere mucho rigor, ya que el atestado final sirve para dirimir aspectos tan importantes como la reponsabilidad civil o la penal.

¿Cuál diría que es la parte más dura de su trabajo?

Lo más duro de esta profesión es tener que comunicar a una familia el fallecimiento de un ser querido, y también acudir a un siniestro en el que haya menores implicados. Los guardias recibimos una preparación especial a cargo de psicólogos para establecer unas pautas a seguir a la hora de comunicar estas noticias. En esos momentos es cuando se ve el lado que la gente no conoce de la Guardia Civil: el lado humano. Ante todo somos personas y estamos para poyar a otras personas, y no solo el día del siniestro, sino en los meses posteriores. Se establece un vínculo muy fuerte con las familias y saben que aquí tienen a gente que les va a apoyar y a informar a lo largo de los meses.

Los últimos cambios legislativos endurecen las sanciones por hablar por el móvil o no llevar cinturón. También reducen límites de velocidad. ¿Qué opinión le merecen?

La gente solo aprende así. El uso del teléfono móvil está detrás de muchos siniestros y endurecer las sanciones reprime a los conductores a la hora de llevar a cabo esta conducta. Y en cuanto al cinturón, me parece imposible que en el año 2021 haya gente que no utilice un sistema de retención tan importante en caso de accidente. Por otra parte, las condiciones de las vías cada vez son mejores y la gente tiende a aumentar la velocidad, pero hay que pensar que las carreteras se mejoran para evitar siniestros; si se aumenta también la velocidad, no se cumple el objetivo. Poco a poco, la gente se está concienciando de que el objetivo de cumplir las normas no es evitar una sanción, sino evitar un accidente, y de que el fin de nuestra presencia no es la recaudación, sino proteger vidas humanas.

"Para mí es un orgullo, pero hay que medir a las personas por su valía, no por su género"

Es la primera vez que una mujer ocupa el puesto que usted desempeña, ¿como lo afronta?

Personalmente es un gran orgullo porque es una recompensa al esfuerzo de muchos años de estudio y preparación, pero para mí las personas se miden por su valía, no por su género. Las mujeres somos igual de necesarias que los hombres y la sociedad es cada vez más consciente de ello. En la Guardia Civil no hay diferencias de género y las mujeres tenemos las mismas oportunidades, las mismas funciones y el mismo trato que los hombres. Aquí somos iguales.

Hace entonces un balance positivo de su trayectoria profesional...

Sí, tanto del trabajo como de los compañeros. Mi primer día de trabajo en Soria fue curioso. Entraba a mi primer servicio a las dos de la tarde y a las diez de la mañana me quedé encerrada en el baño de mi domicilio. No podía hacer nada y empecé a gritar, hasta que me esuchó una vecina. La mujer llamó a la Guardia Civil y vinieron a rescatarme los que iban a ser mis compañeros. Así los conocí. Desde entonces viví situaciones de todo tipo, desde lidiar con conductores ebrios que intentaban convencerme de que habían dado positivo por culpa del Ibuprofeno, hasta recibir cartas de familiares de víctimas dándome las gracias. Hay momentos duros, pero considero que es un trabajo gratificante.

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