José Valencia Silva, el detenido por el asesinato de Cristina Cabo, mostró una gran resistencia cuando fue detenido por los agentes, pero posteriormente cambió de actitud y se convirtió en un ejemplo de amabilidad. De hecho, según señalaron fuentes próximas al caso, colaboró en todo momento con los agentes durante el registro que realizaron en su domicilio.
Algunos de sus pocos conocidos en la capital lucense aseguran que José, que es como se llama el joven, de 32 años y natural de Colombia, es una persona amable y educada que aparentemente no da muestras de agresividad. Sin embargo, tras su rostro tranquilo se esconde una personalidad fría y violenta. Tal y como explicaron algunos allegados de la familia, tras ser delatado y detenido, el joven no dio muestras de pena ni de arrepentimiento, sino que se mostró sereno y tranquilo.
Su frialdad queda patente en el ensañamiento que presuntamente mostró con la víctima y en el hecho de ser capaz de robarle sus pertenencias tras acabar con su vida. Además, a pesar del poco tiempo que llevaba en la capital lucense, el hombre ya había sido identificado por la Policía por hurtar un bolso y amenazar a su propietaria. El detenido entró en España como turista, ya que los ciudadanos colombianos no necesitan visado para acceder al país si no están más de tres meses.
El testimonio
El agresor intentó justificar lo injustificable y contó que se conocieron esa madrugada en un local de ocio y que ambos decidieron acabar la noche en el domicilio de la víctima. Siempre según su testimonio, la mujer le dijo que le pagaría por mantener relaciones con él, pero cuando le exigió el dinero, ella se sorprendió y le dijo que había realizado esos comentarios de broma, por lo que ambos discutieron.
El detenido mantiene que Cristina cogió un cuchillo de la cocina y lo echó de casa, pero él se lo arrebató y comenzó a atacarla. Sobre la brutalidad de la agresión, el joven se limitó a decir que no tenía ninguna explicación. "Se me fue de las manos", apuntó