El gran negocio de los microrrobos

Seis lucenses denunciaron este miércoles cargos ilegales a través de internet en sus tarjetas de crédito, un fenómeno incesante que cada día registra en Lugo entre cuatro y siete denuncias
Manuel Arias. EP
photo_camera Manuel Arias. EP

A media mañana de este miércoles ya había seis denuncias presentadas ante la Policía Nacional, y ni siquiera se puede decir que sea un día extraordinario. Los delitos de robos de datos de tarjetas de crédito para cargar compras en internet son tan habituales que solo en Lugo capital se presentan una media de entre cuatro y siete denuncias diarias. Y esos son solo los ciudadanos que se enteran a tiempo de que han sido víctimas de este delito, porque para muchos es tarde cuando se dan cuenta.

Este miércoles, por ejemplo, uno de los denunciantes supo lo que había pasado cuando acudió a su banco para interesarse por un cargo de 225 euros que le hicieron en una de sus tarjetas. Le extrañó porque, pese a ser comprador habitual en internet, nunca utilizaba esa cuenta, sino una específica. El cargo, según le explicaron en el banco, fue realizado oficialmente por Amazon desde su central en Luxemburgo. Todo legal, salvo que él no había hecho la compra ni recibido el producto. Apenas diez minutos antes, le dijeron, habían atendido a otro cliente con el mismo problema: una compra en Amazon por 220 euros.

Son dos de los al menos seis casos denunciados el miércoles ante la Policía Nacional. En los otros cuatro las empresas que cargaban las cantidades eran otras distintas de Amazon, pero igualmente legales, porque, de hecho, las compras se habían realizado. Solo que los objetos comprados habían acabado en direcciones de Dublín y de otras ciudades europeas, la mayoría fuera del espacio de la Unión Europea. Así lo asegura el portavoz de este cuerpo policial en Lugo, el subinspector Manuel Arias, que también confirmaba que es una fenómeno que desde hace ya varios años se repite casi cada día.

Ya nadie recurre al método "clásico" de clonar tarjetas, sino que se compran los datos que han conseguido los piratas informáticos

NO SE DUPLICAN. En este sentido, el agente explicó que ya no queda prácticamente ningún delincuente que siga usando el método "clásico" de duplicar las tarjetas de crédito en un descuido de su dueño, como a la hora de pagar en establecimientos públicos o de sacar dinero en cajeros. Hace ya mucho tiempo que las cosas funcionan de otro modo: piratas informáticos altamente especializados consiguen romper las barreras de seguridad de algunas empresas (desde bancos a cualquier otra que trabaje con transacciones digitales) y se hacen con un gran número de datos de clientes. Estos son vendidos después en el mercado negro, tanto a bandas organizadas que pueden lanzar ataques sincronizados a multitud de cuentas a la vez o, lo más normal, a pequeños delincuentes mucho menos ambiciosos.

En todos los casos, los cargos que se realizan a cada tarjeta son de escasa entidad (entre los registrados el miércoles en Lugo, por ejemplo, los dos referidos de más de 200 euros eran los mayores, otros no llegaban a 100 euros), los productos que se adquieren son fácilmente revendibles en el mercado y la investigación que se hace de cada una de esas denuncias es prácticamente nula, porque difícilmente algún cuerpo policial de algún país puede destinar recursos a una investigación internacional por 100 o 200 euros. En cambio, las cantidades que obtienen los delincuentes si se suma cada cargo son multimillonarias.

La única solución es preventiva: revisar con atención y frecuencia los cargos y denunciar

Ante esta situación, advierten desde la Policía Nacional, poco se puede hacer, más allá de las mareantes cifras en seguridad cibernética que invierten las grandes empresas. Por lo que respecta al ciudadano, solo esperar a que sus datos no estén en uno de esos listados hackeados.

Porque ya no se trata solo de tener especial cuidado y prudencia cuando se utiliza la tarjeta de crédito para que no pueda ser duplicada, como pasaba antes, sino que esa medida no asegura nada. La única solución es preventiva, explica Manuel Arias: revisar con atención y frecuencia los cargos en las cuentas a las que están asociadas las tarjetas y en cuanto se detecte un cargo sospechoso, acudir de inmediato al banco y a la comisaría para denunciar. Si se ordena la devolución del cargo y se presenta la denuncia antes de un mes, en la práctica totalidad de los casos la entidad bancaria se hace cargo de la cantidad sustraída, que carga al seguro de la tarjeta.

Son, por tanto, la entidades financieras y aseguradoras las principales víctimas de este enorme robo internacional que se está produciendo de manera generalizada e ininterrumpida con los ciudadanos como involuntarios colaboradores.

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