Guillem Gisbert: "Decir que la cultura es más necesaria que nunca es una cursilería"

Manel actúa este martes a las 21.00 en la Horta do Seminario
Manel. EP
photo_camera Manel. EP

Desde aquel Els millors professors europeus —con el que Manel traspasó la frontera del indie catalán para reventar la escena en toda la península— hasta el reciente EP L’amant malalta —construido con retales sin publicar de su último álbum Per la bona gent— han pasado 13 años. Por el medio, un ukelele que ha perdido protagonismo, salpicaduras rocanroleras, bases electrónicas y la hazaña nada desdeñable de encadenar cuatro discos número uno en ventas en España... cantando en catalán.

¿Qué? ¿Cómo está?

Bien, empezando el curso. Con ganas de acabar de girar el disco. La historia ha sido un poco desafortunada, ya que salió tres o cuatro meses antes de la pandemia. Hicimos 15 o 20 conciertos, empezó el drama y estuvimos parados muchos meses. Este verano ha estado bastante bien, y parece que poco a poco empiezan a abrir las salas y la industria musical comienza a ver la luz al final del túnel.

Uno se tira a veces años con la misma gira y muriéndose de ganas de mandar todo a la porra unos meses, pero ahora...

Hemos tenido la suerte de que desde que empezamos a trabajar en esto nos ha ido bien. Pudimos siempre hacer los conciertos cuando quisimos. Salía el disco, gira, al año y pico o dos parábamos y nos encerrábamos a escribir cosas nuevas. Ahora, con el tema del covid, no hemos podido planificar y hemos ido como pollos sin cabeza. intentando hacer bolos a lo loco. Queremos encarrilar la cosa y hacer una gira. La situación que hemos vivido nos ha hecho valorar muchísimo la experiencia que representa hacer un concierto. 

Se quedaron a media gira, pero acaban de estrenar un EP. ¿Es una continuación de lo que quedó pendiente o se trata de nuevas historias que surgieron?

Cuando hicimos el quinto disco, estas canciones formaron parte de la grabación, pero nos pareció que el disco quedaba demasiado largo. Nos dio la sensación de que podíamos publicar el álbum y luego sacarlas en plan single, con una vida distinta. Queríamos experimentar con ese concepto de single, más en boga que cuando empezamos, que se concebía más el concepto de álbum. Luego vino la pandemia y nos pareció absurdo sacar una canción en julio de 2020. La gente no estaba para muchos trotes, ni tampoco nosotros. Lo dejamos en la nevera y en esta segunda mitad de la pandemia decidimos sacarlo. Fue una manera de estar distraídos y sentirnos activos como banda.

"Caminar con auriculares ha sido mi manera de relacionarme con la música"

Estoy un poco en desacuerdo con usted. Dice que la gente no estaba para muchos trotes, pero creo que la música le salvó la vida a mucha gente que estaba en su casa.

Tienes razón. A ver, yo también consumía cultura a tope durante esa época, y en el fondo hay discos que hicieron una fortuna especial porque la gente estaba más receptiva. En nuestro caso, no las sacamos porque hacía muy poco que había salido el disco. Nos pilló a contrapié, nos imaginábamos que saldrían en medio de la gira... Tuvimos el debate de qué hacer con ellas. Luego también pasa que L’amant malalta trata sobre una persona que está conduciendo, que su amante está enferma y está mirando si ir a visitarla o no... Es una canción que me gusta bastante, y la interpretación del contexto habría cambiado el significado de la letra. No ya la interpretación de la letra, sino su significado. Por mucho que se hubiese escrito antes, y aunque yo dijera que era otra cosa, el mundo había cambiado. Y con el cambio del mundo cambió su significado. No nos apetecía vender una canción sobre la pandemia, con esa amante enferma, y decidimos que descansara. Igual los que nos estábamos para trotes éramos nosotros, no la gente. 

Ese significado de la música tiene que ver con un debate clásico, de cómo conecta con los sentimientos. Cómo una canción puede ayudar a una persona a llevar los distintos viajes, buenos, o malos. Ya antes del confinamiento, claro... 

Añadiría un matiz a lo que comentaste antes del confinamiento, en lo que estoy de acuerdo. No podemos confundir cultura con novedades. Todo el que quería estar distraído tenía alrededor millones de opciones. La novedad, teniendo en cuenta cómo estaba la industria, que era imposible juntarse, o rodar un videoclip... Toda esa historia de cursilería de decir que la cultura es necesaria, todos estos músicos que decían que se encerraban en sus habitaciones en el confinamiento y la situación les hace ser más creativos.. Me parece una forma cursi y fácil de leer lo que estaba pasando. La creatividad no tiene que venir solo por ahí. Yo necesito caminar, estar con gente, estar activo, para que en mi cabeza surjan ideas que pueden ser canciones. La cultura podías ir a buscar la que ya estaba producida antes, y no pasaba nada. Esta historia de que la cultura es más necesaria que nunca no la veo así. 

"Lo que valoro de las canciones tiene que ver con el esqueleto, no con la estética"

¿Se sobreexige a los artistas? Esto de abstraerse de todo para sacar la esencia del arte, vivir un poco al margen y todo eso que acaba de comentar... Como ocurre también de pedir que se posicionen u opinen de cosas que van más allá de su ámbito, como si tuviesen que opinar o saber de todo.

Más que sobreexigir, se sobreestima. La gente se hace popular o llega a la esfera pública porque tiene una habilidad para hacer una cosa en concreto. En nuestro caso, hicimos unos discos que tienen su gracia y esto me sirve para que ahora tú me estés entrevistando a mí, pero luego te hacen ciertas preguntas que van más allá y habrá quién las sabrá responder y quién no. Esta tendencia va más allá de los músicos, y tiene que ver con la facilidad de la gente para dar su opinión sobre todo. Siempre me acuerdo de la canción de Los Punsetes, Opinión de mierda. Me parece brillante, una reflexión divertida y muy correcta. A veces me entrevistan porque acabo de sacar un disco y me preguntan mi opinión de mierda sobre otras cosas.  

Le preguntaré sobre algo de lo que, supongo, algo sabrá. Sus propias canciones.

Dime.

Hablamos antes sobre L’amant malalta, y sobre esa persona que va conduciendo. ¿Le han dicho alguna vez que los discos de Manel son muy escuchables para ir conduciendo?

Diría que, en general, conducir es un sitio muy bueno para escuchar música. El momento de mi vida en el que más he escuchado música es, de largo, cuando voy andando por Barcelona. Básicamente porque por Barcelona no voy en coche. Caminar con auriculares ha sido mi manera de relacionarme con la música. Esto quiere decir que vas en movimiento, con el cerebro más o menos distraído con las cosas que vas viendo, pero con una parte importante concentrada en lo que escuchas. Pasa al conducir, que hay una parte atenta a la conducción, pero hay otra parte en la que puedes disfrutar de la música. A mí me va muy bien, es una forma de disfrutar que no se agota. ¿La nuestra en concreto? No sé si es más escuchable en movimiento ni es algo que busquemos, pero no eres la primera persona que me lo dice. 

"Como nada te garantiza que permanecer igual es sinónimo de que te vaya bien, ir probando e ir investigando no es un riesgo"

Antes comentó que estaba más en boga el single, a diferencia de sus inicios en la música. ¿Ven muy diferente la música? ¿Tanto ha cambiado?

LLevamos 14 años. Empezamos en 2008, así que imagina la diferencia que había entre 1960 y 1974. O entre el 74 y el 88. Son mundos distintos. No creo que nuestra época haya sido espectacular. Nosotros vivimos en el post-indie español, cuando empezaba la decadencia de esa escena, de esa estética. Empezó un folk, que duró poco, y desde hace cinco o seis años empezó este movimiento de música urbana. A nosotros nos pilló allí, en el medio, y vas cambiando la estética de la música, pero hay una parte que tiene que ver con la arquitectura real de lo que es escribir una canción, que es con lo que la gente que nos dedicamos a esto peleamos todo el santo día. Y ves que la estética no es tan importante. Lo que valoro de las canciones tiene que ver con el esqueleto, no con si el bombo suena de una manera o suena de otra. O si uso unos violines o un sintetizador para hacer la función de unir los elementos, como un cojín. Estos elementos van cambiando, pero al final son los mismos. Una batería puede sonar a rocanrol de los 70 o a bombo y charles electrónico, pero estás haciendo lo mismo.

La crítica os ha tildado muchas veces de arriesgados, de lanzaros al vacío en cada trabajo... a mí me da la impresión de que se sienten muy cómodos con lo que están haciendo. 

Yo es que siempre pongo en duda el concepto de riesgo. La gente tiende a pensar que la manera que tiene alguien para mantener una posición de privilegio que ha conseguido haciendo una cosa es volver a hacer una cosa similar. Esto es un apriorismo que la gente aplica cuando hemos mil veces que si haces algo parecido a lo que has hecho antes, puede salirte igual, peor o mejor. Si tu objetivo es conservar el éxito, no hay nada escrito. Y lo digo de forma pragmática, de haber analizado las carreras de la gente. Entonces, como nada te garantiza que permanecer igual es sinónimo de que te vaya bien, ir probando e ir investigando no es un riesgo. Tú tienes que intentar hacer tu trabajo, hacer las mejores canciones que puedas. Pero cuando hacemos cambios no tengo la sensación de que estoy arriesgando a mi público, ni que lo estoy asegurando.  

A veces, desde fuera, quizás también se habla de que hay una finalidad oculta, o una idea oscura detrás de cada cambio. Y a lo mejor es que, simplemente, a un artista le apetecía hacer una canción de un modo determinado porque el cuerpo se lo pedía así. 

Es que eres un ser humano. En mi caso, empecé a hacer música a los 26 y ahora ya cumplí los 40. Ha empezado una parte importante en mi vida, he consumido mucha música, he pensado en música y me he dejado llevar por las cosas que me interesaban. Activamente he buscado ampliar el abanico de conocimientos y estéticas. Pero es que me parece lo normal. Si desembarcas en la música es porque te interesa, es normal que te siga interesando. Si coges la primera estética que tienes y mueres allí, no tiene sentido. Es mucho más sencillo que eso. Tampoco es que te dejes llevar y hagas lo que quieres. Haces lo que quieres porque has escuchado canciones, has escuchado a nuevos artistas y has descubierto a otros viejos. 

Comentarios