Pocos la pudieron ver seria o enfadada, ya que Cristina Cabo Buján derrochaba entusiasmo y alegría a cada paso que daba. Así la recordaban este lunes sus familiares y amigos, atónitos ante un suceso que le borró para siempre la sonrisa. "Era la persona más risueña y más buena que puede existir. No hay derecho a esto. No hay explicación y no hay consuelo", comentaban.
Cristina —que había trabajado hace años en un comercio de ropa en Santo Domingo— empezó como empleada en la tienda de productos ecológicos A Despensa do Avó Francisco, en la Rúa Mallorca, pero el negocio la cautivó por completo y hace años asumió en solitario su gestión. "Era una chica muy amable y muy trabajadora. Siempre atendía a todo el mundo muy contenta y se interesaba mucho por la gente. Quien le haya hecho esto tiene que pagarlo muy caro. No hay justificación posible", comentaban apenados sus clientes.
Comprometida
Además de ser una férrea defensora de la alimentación sostenible, Cristina Cabo era conocida por su apoyo público a otras causas, como los derechos de las mujeres o la libertad sexual de las personas. De hecho, era miembro de la Plataforma Feminista de Lugo y fue la encargada de leer parte del manifiesto de esta organización durante la celebración del Día Internacional de la Mujer, el 8-M, el pasado año 2021. Su compañeras de la plataforma lloraban este lunes su pérdida y le dedicaban una sentidas palabras a través de las redes sociales: "Feminista comprometida, amiga entreñable, boa xente e xenerosa, defensora do consumo alimentario sostible, ecoloxista e pacifista, arrincáronche salváxemente a vida e nós quedamos orfas de ti, cun baleiro tan inmenso que nos queima por dentro e nos afoga... Xamáis te esqueceremos".
El vació que dejó Cristina resulta más intenso si cabe en el seno de su familia. "Tiene cuatro hermanos; dos chicas y dos chicos, y están totalmente destrozados. Todavía no se lo pueden creer. Son cosas que piensas que nunca te van a tocar a ti, pero nadie está libre ser víctima de una salvajada de este tipo", señalaba un allegado. Las personas que conocían a Cristina Cabo recordaban este lunes multitud de momentos a su lado; todos ellos con su sonrisa de fondo.
"Yo la conocía desde que éramos niños. Pasábamos las tardes en pandilla, patinando por el centro. Siempre fue encantadora y se llevaba bien con todo el mundo. Lo que le ha pasado es un auténtico sinsentido", afirmaba un amigo. Sus colegas rememoraban también la afición de esta lucense por ver mundo y empapaparse de otras culturas. "Siempre fue una chica con muchísimas inquietudes. Cuando éramos más jóvenes nos gustaba escaparnos los fines de semana a la costa de Lugo. Íbamos mucho a San Cibrao. Hablábamos mucho de viajar y hacíamos un montón de planes".
Todos los proyectos de Cristina Cabo —soltera y sin hijos— se truncaron el pasado domingo de la forma más trágica posible, dejando desolación y rabia entre sus conocidos y en toda la sociedad lucense.