Candidato del PP a la alcaldía

Ganas de pelea en un hábitat poco explorado

Ramón Carballo
photo_camera Ramón Carballo. EP

Cuentan algunas personas que han seguido los debates sectoriales que se han ido organizando hasta ahora que Ramón Carballo ha ido ganando aplomo en el formato, un hábitat que no es el suyo. Falta le hará ante una rival con más experiencia en la réplica y el lanzamiento de reproches; de algo le han tenido que servir tantos plenos.

Esa, de hecho, puede ser otra de las desventajas de partida del candidato del PP en este debate, ya que su conocimiento de los asuntos municipales no llega al nivel de detalle del de la alcaldesa. No obstante, desde que dejó la Subdelegación del Gobierno y apuntaba a alcaldable, inició un proceso de inmersión en la política municipal que ahora debería servir para equilibrar algo la balanza.

Tampoco él llega desarmado, ni mucho menos. Entre los votantes, el nivel de conocimiento supera el 70 por ciento, que no es desdeñable para alguien que hasta ahora no tuvo mayor papel en el Concello. Pese a ello, puede presentar un balance de experiencia en la gestión en otras administraciones, tanto en la central como en la autonómica, lo que sin duda le permitirá atacar con conocimiento de causa a Lara Méndez en uno de sus flancos más débiles, el problema con el personal municipal.

Es de prever, tal y como está yendo la campaña, que su otro gran ariete sea la supuesta ausencia de gestión, el mantra que el PP lleva meses repitiendo para lanzar la imagen de un Concello paralizado. No lo tendrá difícil si logra llevar el debate a este terreno, aunque tampoco debe descuidar sus espaldas porque es el representante de un partido que, según ha mantenido por activa y por pasiva su adversaria, ha frenado no pocos proyectos e inversiones en la ciudad desde la Xunta y desde Madrid mientras mantuvo el poder. Saltarán chispas.

No obstante, seguro que es consciente de que tiene mucho más que ganar que perder en esta cita, en la que el aspirante siempre ha de demostrar más. Esa presión puede jugar en su contra, ya que en su amplia experiencia en intervenciones en público siempre se acostumbraba a apoyarse en la lectura de los papeles previamente preparados.

Hoy tendrá que bajar al barro, partirse la cara.

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