Este alumno de primero del grado profesional de Música en el Conservatorio de Lugo lleva cinco años dedicándose al saxo, el instrumento que siempre le dejaba boquiabierto siendo un niño. "Iba a las verbenas y era en el que me fijaba, el que siempre me llamó la atención", reconoce.
Empezó en la academia Aulos, donde sigue acudiendo a clases particulares -o asistía antes de las nuevas restricciones pandémicas- y fue su profesor de saxo, el ruso Alexey Shcherbakov, quien le habló del certamen y le animó a participar. Este era un año especial porque la convocatoria era online y no presencial, como ocurre habitualmente. "Tenías que grabarte interpretando una obra completa de memoria y enviar la grabación", explica Iván. De haber sido en otra ocasión, y no haber restricciones para la concentración de personas, hubiera tenido que tocar en persona y ya no hubiera podido participar.
"Mi profesor era el que conocía el concurso. Me dijo que podía hacerlo bien y me ayudó con la grabación", explica. Eligió el Aria de Bozza, una obra muy apreciada entre los saxofonistas, con acompañamiento al piano de Elena Udina. Finalmente logró quedar de número 1 de la categoría de saxo y recibir el correspondiente diploma.
A Iván le gusta la "música verbenera" y en verano forma parte de la charanga Era Visto, de Antas de Ulla, y, ahora que está en el Conservatorio, la clásica, que es lo que estudia fundamentalmente. Tampoco le hace ascos al jazz. Aspira a ser intérprete en el futuro, o profesor, aunque como a la mayoría le gusta "más tocar que enseñar". "Si pudiera ser sí que me gustaría dedicarme a tocar, pero, por si acaso también hago otras cosas: preparo oposiciones a celador del Sergas y trabajo por las mañanas en el Gadis", explica el joven de 20 años.
Grabacióin cuidada en La Merced
Dos horas de vídeo
El joven explica que el templo tiene una buena acústica y también ofrece un buen escenario para este tipo de grabación.
Cuando se le pregunta cuántas veces repitió la obra se detiene un momento. «Uf, no lo sé. Siete u ocho veces. Cada una me equivocaba en un sitio distinto», dice, riendo.
En conjunto, él y la pianista Elena Udina tocaron durante unas dos horas, con el propio Shcherbakov a la cámara