Un fumadero en el tobogán de Agro do Rolo

La presencia de grupos de chavales que se refugian allí causa preocupación entre los vecinos del barrio

Zona infantil de Agro do Rolo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Zona infantil de Agro do Rolo. VICTORIA RODRÍGUEZ

Apenas hace un mes que se ha inaugurado, pero ya ha sido tiempo suficiente como para que algunos vecinos alcen la voz contra una costumbre que parece estar asentándose: grupos de chavales —muchos aún menores de edad— toman al anochecer la zona cubierta de juegos infantiles de la Praza Agro do Rolo como lugar de unas reuniones que incluyen gritos, música a alto volumen y, en ocasiones, porros y peleas. 

Columpios rotos, llamadas a comisaría que provocan el desplazamiento de agentes hasta el lugar y restos de papeles de liar, colillas y las típicas bolsitas que se suelen usar para traficar con marihuana se han convertido en las últimas semanas en algo que, si bien no puede considerarse habitual, sí se da con la suficiente frecuencia como para que algunos vecinos estén preocupados. 

Quizás el episodio más escandaloso fue el que se produjo la tarde del pasado martes, cuando dos parejas iniciaron una violenta discusión en la plaza que acabó con golpes y con un detenido. Unos días antes, la Policía también había sido alertada por otro amago de pelea entre dos cuadrillas, y antes por el robo de una mochila a una chica de 13 años que se descuidó un momento.

No obstante, también son muchos los vecinos del barrio que consideran que la situación no es en absoluto preocupante y que no han observado problemas de gravedad más allá de típicas chiquilladas, como atestiguan comerciantes y trabajadores de varios de los negocios situados en la misma Praza Agro do Rolo con los que ayer  habló este periódico. 

Ninguno de ellos, sin embargo, ignora que se han producido regularmente visitas de la Policía Nacional y Local, pero rechazan que pueda hablarse de una situación desmadrada o que provoque incomodidades serias a los usuarios del parque. Entre otras cosas, aclara uno de los padres que suele acudir a la zona de juegos con sus dos hijos, porque hasta ahora no parece que esos grupos de chavales monten bronca o molesten durante el día o mientras hay niños usando las instalaciones, por lo que en todo caso esas reuniones se producirían ya de noche. Ese mismo padre, por ejemplo, se muestra más preocupado por la ratas que andan por uno de los solares sin edificar pegados a la plaza.

«Es normal que los chavales aprovechen que esto está cubierto», opina otro hombre que está en el parque infantil con su pareja y su hijo, «porque lo que no se puede hacer es que estemos fomentando entre ellos la cultura del botellón y luego protestemos porque lo hacen». «Eso pasa en este parque y en casi todos los de Lugo, que están fatal», concuerda su mujer. 

Para otros, que los chavales aprovechen la cubierta para reunirse no es ni siquiera algo para llamar la atención: «Ahora ya nos quejamos por todo», sentencia un vecino, «porque aquí, en medio de la plaza, qué ruido van a hacer».

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