Frente común de los vecinos del barrio Feijoo para frenar a los okupas

Llevan casi tres meses viviendo en un inmueble de la calle Juana Ibarbourou y en los últimos días intentaron acceder a otros dos ► Los residentes se unen con el fin de evitar que consigan colarse en otras viviendas y alertan a sus propietarios para que las tapien

Los vecinos del vetusto barrio Feijoo de la capital lucense han constituido un frente común para intentar pararles los pies a los okupas. Esta reacción social se produce a raíz de que hace casi tres meses fue allanado el inmueble número 26 de la calle Juana Ibarbourou, una vivienda unifamiliar que consta de bajo y primera planta que estaba deshabitada.

Casa ocupada en el 26 de la calle Juana Ibarbourou. V.R-I.A-E.PEl propietario de esta casa, que tenía un candado puesto en la puerta de entrada que no le sirvió de nada, presentó la correspondiente denuncia en la comisaría de la Policía Nacional y ya acudió al juzgado a ratificarla. "Viven tranquilamente diez personas. Hay una mujer que a veces va en silla de ruedas y ortras camina perfectamente", afirma una vecina.

La alarma ha ido a más. Los propietarios de viviendas de esta corta vía pública próxima al Parque da Milagrosa sufrieron al menos otros dos intentos de ocupación en las dos últimas semanas. Fueron a plena luz del día, aunque no prosperaron.

La semana pasada quisieron acceder a un piso, pero los okupas emprendieron la huida cuando oyeron los ladridos de un perro y se percataron de la presencia de una inquilina. Este martes el inmueble en el que pusieron la mirada no les debió convencer, tal vez por su estado ruinoso.

Además, alertaron de la situación que se está viviendo en el barrio al propietario de otro inmueble, el número 19, que optó hace diez días por tapiar las puertas y las ventanas con ladrillos para evitar males mayores.

Desde finales de enero, cuando se produjo el desembarco en el número 26 de la calle Juana Ibarbourou, los vecinos han avisado una y otra vez a la Policía Local y a la Nacional. La última fue el pasado miércoles cuando los okupas llenaron la acera con tres mantas para secarlas al sol sobre otras tantas sillas, un carrito de bebé y varias garrafas de agua.

COLCHÓN ARDIENDO. Este es un simple episodio de las molestias que están sufriendo los residentes en esta calle. En una ocasión los okupas sacaron de la casa un colchón ardiendo y lo dejaron tirado en un jardín próximo.

En otra ocasión los vecinos avisaron a las fuerza del orden porque estaban realizando un butrón en la medianera que comparte el número 26 con el 28 para intentar acceder a este segundo inmueble, en cuyo bajo hubo antaño un ultramarinos, que está tapiado. "Sabemos que no se puede hacer mucho, que no les podemos echar, pero que al menos controlen lo que hacen", afirma una vecina.

Esa sensación de inseguridad se traduce en preocupaciones a mayores para los residentes en el barrio Feijoo. Temen por la integridad de los ancianos que viven solos en esta zona y alertan del trasiego de visitantes que reciben los okupas cuando cae la noche.

Como en otros casos, advierten de que tienen la luz enganchada ilegalmente a la red general, con el consiguiente riesgo, pues estas son viviendas antiguas con instalaciones obsoletas.

Todavía no han recurrido a la misma práctica con el agua. O eso al menos creen los vecinos porque los ven cargados a diario con garrafas llenas de este líquido elemento, que utilizan por ejemplo para lavar la ropa en la calle, pese a que en la patio trasero disponen de lavadero.

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