La Fiscalía pide archivar una pieza de la Carioca en la que imputaron a cuatro guardias civiles

Se trata de la investigación en torno al burdel Liverpool, en el que también se investigaba a su propietario y a la pareja de este

Club Liverpool. XESÚS PONTE
photo_camera Club Liverpool. XESÚS PONTE

El trabajo que desde hace meses vienen realizando en la Fiscalía de Lugo para afrontar el desafío judicial de la operación Carioca ya está llegando a los juzgados en forma de escritos. Fruto de estos escritos, de hecho, se han solicitado y acordado ya varios archivos del centenar de causas en las que quedó dividida está investigación. El del archivo parece que será también el camino que tome una de las piezas principales, la referida al club Liverpool, en el que están investigadas seis personas, entre ellas cuatro guardias civiles. La Fiscalía no ve delito en la actuación de ninguna de ellas.

El Liverpool fue uno de los burdeles en los que se centró la investigación sobre el mundo de la prostitución en Lugo y sus conexiones con algunos miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Su propietario, Eladio R.H, llegó a estar más de seis meses en prisión provisional por orden de la jueza instructora, Pilar de Lara, que también imputó a la pareja del propietario y a cuatro guardias civiles de la comandancia de Lugo, entre ellos el cabo Armando L.T., que se convirtió en uno de los principales acusados de la Carioca.

Respecto al Liverpool, la jueza consideró que había indicios de delitos de inducción a la prostitución y por la prostitución de una menor de edad; en su comisión habrían ayudado los guardias civiles investigados, haciendo gestiones en favor del propietario para regularizar papeles y para ocultar delitos y recibiendo por ello regalos y atenciones del dueño del burdel.

NO HAY COACCIÓN. En su escrito, la Fiscalía no duda de que en Liverpool se ejerciera la prostitución y de que su propietario sacara un beneficio económico de ello, pero recuerda que para que pueda considerarse delito es necesario que la prostitución sea impuesta de manera coactiva, bien mediante engaño o abusando de una situación de necesidad o superioridad.

En este caso, argumenta, el ministerio público, los testimonios de las mujeres que trabajaban en el club "despejan cualquier duda" al respecto: "De las declaraciones se infiere que tenía mal carácter, que era exigente con el trabajo, que les sugería, nunca imponía, con qué clientes podían subir, aproximando al lugar en el que se encontraba el cliente en el mostrador una bayeta o un cenicero, o si era calvo se tocaba la cabeza, así como que no usaran preservativo ya que se ganaba más. Pero las mujeres tenían libertad para ir a trabajar, tenían derecho a descansar, no se imponían multas y no consta que les hiciese préstamos". En definitiva, "del examen de las actuaciones no se infiere que las mujeres que ejercían la prostitución en el local lo hiciesen coaccionadas".

También analiza en profundidad la Fiscalía la acusación por prostitución de menores, después de que 2009 se encontrara en su local a una chica que entonces tenía 17 años. En este sentido, recuerda que la propia chica reconoció que ella misma había falsificado la fecha de nacimiento en el pasaporte que enseñó al dueño del local, y que esa falsificación la había realizado previamente, cuando estaba en otro burdel, el Queens. Además, la Policía que realizó la comprobación sobre la menor detectada en el Liverpool se limitó a supervisar si estaba en el país en situación regular, "por lo que no se puede exigir al imputado una diligencia y celo mayor que a los propios funcionarios de Policía".

Directamente relacionada con esa menor estaba la imputación a uno de los guardias civiles, que llamó a Eladio R.H, para advertirle de que iba a ser llamado a declarar por este asunto. De hecho, a consecuencia de esa llamada el propietario del Liverpool se personó en el cuartel para declarar voluntariamente. La Fiscalía no aprecia en la actuación del agente ningún indicio del revelación de secretos, limitando su actuación a una "mera infracción administrativa" de "muy escasa entidad".

CONSEJOS SOBRE PAPELES. A las órdenes de ese guardia actuaba entonces el cabo Armando L.T, uno de los principales investigados en la Carioca. En esta pieza, su actuación se limitó, según la Fiscalía, a dar consejos a Eladio R.H. sobre la manera de pedir los papeles de residencia para una de las mujeres, pero sin influir en el proceso, por lo que se descarta el tráfico de influencias.

Por último, Pilar de Lara había imputado a otros dos guardias civiles por un supuesto delito de colaboración con la prostitución y por omisión del deber de perseguir delitos, ya que acudían al club e incluso eran invitados a copas y comidas y el propietario del burdel les regalaba vino por Navidad.

La Fiscalía acude en este caso al dictamen del Tribunal Supremo, que considera este tipo de regalos como "actos de cortesía que no comprometen la imparcialidad" por su escasa entidad y valor, por lo que descarta el delito de cohecho impropio.