Un final de carrera en A Tinería

Indirectamente o en primera línea, Antonio Boné lleva vinculado a la rehabilitación de A Tinería desde el inicio. Le da pena no dejarla, pero se jubila en breve

Antonio Boné, en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Antonio Boné, en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ

"MUCHO anda tu marido por A Tinería", llegaron a decirle a la mujer de Antonio Boné en una época en la que solo pisaban el barrio prostitutas y clientes. Eran finales de los ochenta y Boné, entonces arquitecto de la Xunta en Lugo, y otros miembros de la administración autonómica recorrían las calles de A Tinería ojeando casas para comprar y rehabilitar. Llevaban años urdiendo un plan para recuperar urbanística y socialmente el barrio más antiguo de Lugo. No faltaba mucho para que, en 1991, la Xunta aprobara la primera partida para ese fin, de 1.074 millones de pesetas. "No podías decir nada, y si lo hacías, nadie te creía", cuenta Boné, quien señala a dos personas como padres de la criatura. El primero, el entonces director provincial de Vivenda en Lugo, Eugenio Basanta, vilalbés como Fraga, a quien "pinchaba" cuando era necesario, y el segundo, el gerente de Xestur, Jorge Carballeira.

Feísmo en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ
Feísmo: "Se me revuelven las tripas"
Estuvo a punto, pero Boné no consiguió ver adquirida una casa de varias alturas que da a la Rúa Catedral, en cuyo bajo había un pub (hoy sala de arte) porque los dueños dispararon el precio. "Era comprar para tirar varios pisos. Se me revuelven las tripas cada vez que la veo desde la muralla", dice.

"En una visita a Lugo de Cuiña [conselleiro de Obras Públicas] y de Antonio Couceiro [director general de Vivenda], Notario [alcalde], Cacharro [presidente de la Diputación] y otra gente los llevamos a dar una vuelta por A Tinería. A raíz de eso se firmó un protocolo y en 1991 el Consello da Xunta aprobó mil millones. Pero el problema era que sin Pepri [el plan de protección y desarrollo urbanístico del casco histórico, que no llegaría hasta 1997], no se podía hacer nada", recuerda Boné. Eso no impidió que él y otra gente siguieran recorriendo A Tinería y que, para cuando se pudo empezar a trabajar, pusieran sobre la mesa 55 inmuebles con el fin de convertirlos en unas cien viviendas.

Para esa labor, la Xunta contrató el servicio de una inmobiliaria, que buscaba edificaciones, localizaba a los dueños y negociaba. Con el tiempo acabó invirtiéndose la situación y algunos propietarios se ponían en contacto con la Xunta, aunque eran los menos, porque en cuanto A Tinería empezó a coger cara, los acuerdos empezaron a ser más difíciles, dice Boné. Hay quien cree que en el futuro va a poder a sacar más dinero por sus propiedades.

Pero prueba de que el proyecto de A Tinería carece de espíritu especulativo es que aún hoy el sector privado no ha entrado a comprar y rehabilitar en A Tinería, señala Boné. Hay alguna excepción, como la de la familia Fernández, dueña de varias propiedades y negocios de restauración y hotelería en el barrio y que, en realidad, empezó a invertir en él antes de que lo hiciera la Xunta.

Abandono en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ
Abandono: Casa apoyada en la muralla
Prueba de que las órdenes de ejecución municipales no dan resultado, opina Boné, son las casas en ruinas que hay al pie de la muralla desde hace décadas y cuyos dueños se niegan a vender a la Xunta. Un inmueble está apuntalado en el monumento Patrimonio de la Humanidad.

"CERO ESPECULACIÓN". El arquitecto aporta otro dato. Los adjudicatarios de las viviendas rehabilitadas pagan unos 100 euros al mes de alquiler y el coste medio de restaurar es de 1.400-1.500 euros el metro cuadrado, gasto al que hay que añadir el de compra del inmueble. "Los estándares de calidad de rehabilitación están muy por encima de los habituales en el mercado", asegura Boné. Sin embargo, en algún momento hubo quejas de algunos adjudicatarios por humedades y otros problemas en sus viviendas. Boné asegura que no son más que los que puede haber en cualquier otro tipo de residencia y que muchas veces tienen que ver con el uso o con el mantenimiento que se hace de la misma. Boné asegura que él personalmente luchó por hacer un concurso público entre arquitectos y dar la oportunidad de trabajar en A Tinería a muchos profesionales, a pesar de que "en Santiago" gustaba más la opción de designar un único arquitecto, de renombre, para todo el barrio.

Boné reconoce que algunos beneficiarios de viviendas en A Tinería han renunciado a ellas, pero asegura que no son muchos y que la marcha generalmente tiene que ver con cambios en la vida personal o laboral. Sí admite que algunos casos estuvieron relacionados con ruidos provocados por la movida nocturna. La presencia de prostitutas -ya no queda ningún prostíbulo, pero hay mujeres que siguen esperando a los clientes y utilizan al menos dos viviendas para citarse con ellos- es otro problema, pero este se traduce más en la no aceptación de las viviendas cuando los seleccionados por sorteo acuden a verlas. "En Recanto do Miño tenemos un apartamento precioso, el que todos quisiéramos tener de jóvenes, pero la gente sale y ve ese ambiente y no lo quiere", explica.

También se dio algún caso en el que fue la Xunta quien tuvo que echar al inquilino, un hombre que vendía droga. La administración facilitó a la Policía Nacional el acceso a otro piso situado en frente, desde el que pudo reunir pruebas de la actividad. En este momento, la Xunta intenta retirar la vivienda a otra persona por dañarla y por impago. Hasta tres veces hubo que cambiarle el baño, cuando en los otros pisos del mismo edificio nunca hubo problemas, dice.

Solares en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ
Solares: Dos áreas pendientes de desarrollo
La Xunta entregó al Concello el proyecto para hacer una plaza y varios bloques de viviendas tras el pazo de Doña Urraca, con el fin de tapar traseras, objetivo que también se persigue entre el hospital Ollos Grandes, Rúa Nova y A Tinería. Boné defiende que una edificación respetuosa mejorará la zona.

Las viviendas se asignan por sorteo entre las personas que se inscriben en el registro gallego como demandantes de residencia en casco histórico. Inicialmente estaban destinadas a menores de 35 años, pero la dificultad para encontrar inquilinos llevó a la Xunta a eliminar el requisito de edad. Sí existen límites de ingresos. El régimen de cesión fue establecido cuando gobernó la coalición PSOE-BNG en la Xunta (2005-2009), que fue el periodo en el que empezaron a verse resultados y a entregarse viviendas. En la etapa siguiente, justamente con Boné en la dirección del Instituto Galego de Vivenda e Solo, se barajó el alquiler con opción a compra, con el fin de atraer inquilinos, pero no llegó a establecerse. Los pisos se adjudican por cinco años, con la opción de prórroga durante cinco más y sin que haya nada estipulado para cuando se cumplen los diez años. Es un aspecto que preocupa a Boné, que deja preparada una posible solución para que la Xunta decida, dice.

El todavía arquitecto jefe de Vivenda enseña el trabajo realizado en A Tinería, y el que queda pendiente, con una carpeta bajo el brazo llena de datos para poner negro sobre blanco. Invita a consultar en el Registro de la Propiedad la fecha en la que la Xunta inscribió cada vivienda para comprobar quién hizo más por A Tinería. "Con el PP se compraron 46 inmuebles y con el bipartito, 6 edificios y cinco solares. Cuando el BNG se hizo cargo del proyecto había 15 obras adjudicadas y 13 millones de gasto comprometido. Entre 2005 y 2009 se adjudicaron seis edificios y se licitó lo que faltaba, con un gasto de 10,6 millones", afirma. En 2009 fue él quien aceptó dirigir el IGVS, "porque se iba a invertir mucho, pero llegó la crisis y en vez de adjudicar, desadjudiqué", lamenta. "Aun así compré dos casas, donde había dos prostíbulos", dice. El año pasado, el ritmo de licitación de obra repuntó de nuevo.

"ABURRIDO". En una de las últimas visitas de autoridades a A Tinería, la entonces recién designada conselleira de Vivenda, Ángeles Vázquez, bromeó públicamente sobre su deseo de que Boné prorrogara la vida laboral, pero el arquitecto dice que hasta aquí ha llegado. No está cansado, dice, sino "aburrido". Fundamentalmente, por la falta de colaboración que casi siempre ha apreciado por parte del Ayuntamiento, dice. Con el exalcalde Orozco llegó a tener intercambio público de reproches por la supuesta tardanza en la concesión de las licencias de obra y alguno pareció surtir efecto. "Le pasó los trabajos a Laura Campoy [exarquitecta municipal] y en dos semanas estaban. Se fue ella y volvió el pico", dice. "Una vez pedimos permiso para vaciar una casa que se había caído por dentro y nos pidieron que repusiéramos todo para luego autorizarnos a tirar. Otra vez nos pidieron que justificáramos la necesidad de no justificar", relata como ejemplo, quizás, de funcionarios con exceso de celo o de miedo. No pasa por alto que algunos están inmersos en investigaciones judiciales, pero cree que autorizar la rehabilitación de una casa es relativamente sencillo. "No es O Garañón", alega.

Casa en A Tinería. VICTORIA RODRÍGUEZ
Casa: La dificultad de juntar a 67 herederos 
La compra del 23 de la Rúa Miño fue quizás la más difícil. Tenía 67 herederos (alguno vivía en Canarias y el billete le costó más de lo que cobró), a los que hubo que poner de acuerdo. La herencia incluía propiedades fuera de A Tinería y hubo que gestionar una compra simultánea de otro propietario.

Boné también recrimina a los sucesivos gobiernos municipales falta de implicación en aspectos como la identificación de propietarios de inmuebles y una apuesta más firme por hacer cumplir la obligación de rehabilitar, o por hacerla de forma subsidiaria y pasar luego la factura. "En Ribadeo solo hizo falta hacerlo con un propietario. A los demás con enviarles avisos y multas les llegó. Los vecinos temen más una carta del Ayuntamiento que de Hacienda. Y me da rabia poner este ejemplo porque no son precisamente de los míos", dice. En la villa mariñana gobierna el BNG.

El gobierno lucense asegura que sí dicta órdenes de ejecución, con multas coercitivas. Hace justamente un año indicaba que en el entorno de la muralla había 77 edificios a cuyos dueños se comunicó que tenían que arreglar desperfectos, otros 17 con órdenes ejecutadas y pendientes de incoar y 9 casas declaradas en ruina que tenían que ser reconstruidas al estar en zona Pepri. Para Boné, sin embargo, un paseo por el barrio prueba que las cifras no van acompañadas de resultados. "Un propietario nos llegó a decir que por 50 euros que pagaba de contribución al año no nos vendía. Y la casa lleva años en ruinas al lado de la muralla", cita como ejemplo.

Ahora que Boné deja la vida profesional, hay quien cree que podría seguir trabajando por A Tinería del otro lado, en el Concello. Él sonríe. "Ya me presenté una vez y me fui". Fue en 2003, iba de número dos y Orozco obtuvo mayoría absoluta.