Fin de Año lejos de los fogones

Cada vez más lucenses celebran Nochevieja fuera de casa o encargan la comida a restaurantes para no tener que cocina

Mesón de Alberto. AEP
photo_camera Mesón de Alberto. AEP

Las fiestas navideñas podrán seguir siendo familiares, pero son cada vez menos caseras, y, desde luego, menos atadas a la cocina si es cierta la tendencia que detectan los locales de hostelería lucense. Los pedidos de comida típicamente navideña a restaurantes van aumentando en cualquiera de la celebraciones de estas fechas y de todas ellas el Fin de Año se lleva la palma. También aumenta el número de personas que celebra el tránsito de un año a otro fuera de casa, en alguna de las muchas cenas-baile que organizan restaurantes y hoteles.

El Mesón de Alberto abre la cocina para pedidos a domicilio en Nochebuena y Fin de Año desde hace treinta años y su gerente, Alberto García, observa que esta opción tiene cada vez más demanda. "A la gente de hoy nos gusta salir a dar una vuelta antes de comer y que nos lleven la comida a casa", explica. Desde luego, añade, "no somos como los de antes, que se pasaban el día en la cocina" para preparar los copiosos y esmerados menús navideños.

En su caso, tiene pedidos de todo tipo. "Hay quien pide un pavo asado relleno, con guarnición de verduras y patata, que cuesta 55 euros y da para comer cuatro o cinco personas hasta quien se gasta 1.500 euros y pide desde los mariscos a los postres y hasta el vino", explica.

Además de las familias, la clientela más tradicional que ha recurrido a este servicio desde siempre, ahora también hay mucha juventud

El restaurante prepara la comida y la lleva al domicilio a la hora que se quiera, "caliente y preparada para comer". No aconseja, eso sí, pedir cosas a la plancha "porque pierden con el transporte; un pescado a la plancha, por ejemplo, se recalienta mal", dice.

En el Mesón de Alberto tanto en Nochebuena como en Fin de Año cierra el comedor, pero en otros establecimientos combinan la atención a domicilio con el servicio en el local. Es el caso, por ejemplo, del restaurante Antonio, que propone cena a la carta con uvas y cotillón en sus salones, además de la posibilidad de encargar la comida y que la lleven a casa o recogerla en el local.

La Palloza también ofrece las dos posibilidades. Por un lado, tienen una carta especial de Fin de Año de la que se pueden encargar platos para degustar en casa y, por otro, se puede reservar un cubierto en la cena-baile que organizan y que incluye la cena, cotillón con orquesta, barra libre y la chocolatada final por 125 euros.

La Palloza lleva más de dos décadas proponiendo este plan para Nochevieja y percibe que el tipo de cliente ha ido cambiando con el tiempo. Además de las familias, la clientela más tradicional que ha recurrido a este servicio desde siempre, "ahora también hay mucha juventud, gente a partir de unos treinta años que viene en grupos grandes", explica Lucía López, que aprecia que tanto en los pedidos a domicilio como en las asistencias a las cenas-baile "se está notando la recuperación económica".

Los Robles es otro de los establecimientos que combina las dos opciones para fin de año: el servicio a domicilio y la cena baile. Según su gerente, Dámaso Expósito, llenan todos los años, y su clientela está formada principalmente por familias, algunas con niños, dado que también contemplan un menú infantil y animación a un precio más reducido que el plato de adulto para la cena-baile. Para los mayores, existe la posibilidad de escoger entre dos propuestas, de 110 y 115 euros.

Expósito cree que a sus clientes les seduce la idea de pasar la noche "sin moverse del mismo sitio, con cena, baile , chocolate con churros y de ahí para casa", sin tener que cocinar y servir la cena ni salir a la intemperie, sobre todo cuando se presenta un Fin de Año frío y lluvioso.

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