Fernando Rois: "El movimiento vecinal siempre es un callo en el pie de la política"

Después de 30 años como una de las caras visibles del movimiento vecinal en Lugo, Fernando Rois acaba de asumir la presidencia de la confederación gallega (Cogave) para los dos próximos años. Lo hace con ilusión, ambición y muchos retos por delante.

Fernando Rois. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Fernando Rois. VICTORIA RODRÍGUEZ

El movimiento vecinal de toda Galicia tiene su epicentro en Lugo. Al menos durante los dos próximos años Lugo tendrá también el timón, a través de Fernando Rois, uno de los veteranos de la Federación de Asociaciones de Vecinos Lucus Augusti, de la que también es en estos momentos vicepresidente primero y portavoz. 

¿Cuántas asociaciones hay integradas en Cogave? 
Sobre quinientas. 

Da la sensación, sin embargo, de que es la provincia de Lugo la que domina el sector en Galicia.
Sí, de esas 500 nosotros tenemos como 300. 

También es verdad que muchas de estas asociaciones funcionan de manera paralela, unas crean otras que a su vez se van sumando a la Federación pero que en realidad no son nuevos miembros, sino alianzas de las que ya había. 
Las asociaciones vecinales de cada concello se fueron integrando en la Federación. Sí es cierto que dentro de la Federación creamos plataformas de trabajo, porque no es posible que la directiva pueda llevar todo. Creo que eso está bien repartido, no es solo una persona, es un equipo. Y ahora en Cogave hay un gran equipo detrás. Vamos a hacer buenas cosas por el movimiento vecinal gallego. 

¿Cómo afronta este nuevo reto al frente de Cogave? 
Es una responsabilidad importante que cogemos en Lugo, y sobre todo cuando es por unanimidad. 

¿Pero la presidencia de Cogave no es rotativa? 
Sí, lo que pasa es que ahora le tocaba a Vigo, pero tienen una serie de conflictos y la gente decidió que la volviera a coger Lugo para los dos próximos años. Yo empiezo ilusionado, creo que en este momento el movimiento vecinal es muy importante en toda España. Se están perdiendo las formas, se están perdiendo muchas de las cosas importantes que los vecinos queremos. Tenemos que cambiar mucho el pensar en la sociedad. Estaremos ahí, daremos la batalla como la dimos en otras cosas. 

¿Cambiar la sociedad en qué sentido? 
Daremos la batalla en que hay cosas que no pueden seguir como están. El Iva de la luz no puede seguir al 21% para todo el mundo igual. La sanidad es una cosa importante, y se están aprovechando de la pandemia para hacer cosas que no nos gustan: por ejemplo, las llamadas telefónicas de los médicos. Los médicos de cabecera y de familia deben volver a tener al paciente enfrente. Eso no está funcionando y pronto será un reto importante para nosotros. El otro día decían que hay 400.000 políticos y 178.000 médicos, hay que darle una vuelta a todo esto. 

¿Dónde hay 400.000 políticos? 
En España. Son datos que no tengo contrastados, creo que habrá algunos más. Pero tenemos que cambiar lo que es la sociedad y tenemos que cambiar el 40% del paro juvenil. No podemos tener a los jóvenes de esta manera. Entre todos, no solo el movimiento vecinal, tenemos que ilusionar a la juventud, que lo tiene difícil para marcharse de casa de sus padres, los salarios son pequeños y no hay manera de pagar un alquiler. 

El riesgo de que el ciudadano vea estas asociaciones como chiringuitos se evita siendo serios y transparentes

Habla usted de cambios sociales y de sistema, algo que parece más propio del ámbito político que del vecinal. ¿Están pensando en convertirse en una fuerza política, tipo Teruel Existe? 
No, el movimiento vecinal es vecinal, y creo que si un directivo vecinal pasa a ocupar un cargo político debe dejar el movimiento, no puede estar politizado. Todos tenemos unas ideas políticas, pero podemos estar juntos y hacer un trabajo importante, pero lo que nunca consentiría es que una persona del movimiento vecinal ocupe un cargo político, debería dejarlo por ética. En este movimiento vecinal se está porque crees en él. Yo vengo de una familia muy humilde, me fueron bien las cosas en la vida pero no por eso quiero perder mis raíces. No hago como Pablo Iglesias: yo nací en Albeiros, vivo en Albeiros y moriré en Albeiros. Es mi barrio y yo lo siento. 

¿Cuáles han de ser, entonces, las estrategias de acción para que no se confundan con la política? 
El movimiento vecinal y la política suelen ir un poco parejos y, a veces, de la mano, pero tengo claro que siempre somos un callo en el pie de la política. Siempre tenemos que estar luchando contra los gobernantes porque es nuestro trabajo. Según lo que defendamos, se nos acusa de ser de un partido o de otro. Por eso ahora entro con mucha ilusión, creo que hay muchas cosas que cambiar en Galicia, y no solo en Galicia. Hay cosas que me crispan. La sanidad tiene que ser más próxima. O la okupación, si una persona ha trabajado y se ha podido comprar un piso o dos, no es para que se los usurpen, no podemos permitir que mafias vivan de la okupación; he leído que una persona en Cataluña fue quince días al hospital y cuando salió ya tenía el piso okupado. Habrá que cambiar las leyes. Estos dos años tenemos un trabajo importante. 

¿Cuál es la capacidad de influencia real, cómo puede ejercer de modo eficaz esa presión? 
Yo siempre he dicho que solo hay una manera de conseguir las cosas, con el apoyo vecinal. Hemos hecho cosas importantes hasta que llegó la pandemia, porque ahora ya no podemos usar la fuerza de movilización porque no podemos saltarnos el confinamiento. No podemos hacer movilizaciones como la de Hemodinámica para el Hula. Ahora solo tenemos una forma de hacerlo: con los medios de comunicación. En estos momentos los medios son la voz del vecino, los que nos pueden dar más fuerza. 

¿Cree que esta limitación para articular el movimiento puede suponer un riesgo de que el ciudadano vea estas asociaciones como chiringuitos, dada además su dependencia de los fondos públicos? 
Tengo claro que el movimiento vecinal no sobrevive sin subvenciones. A mí me gusta reivindicar mucho, defender a la gente de mi entorno, porque me parece que hay abusos. Y el riesgo de la imagen de chiringuito se evita siendo muy serios y transparentes. No estoy en ninguna directiva que no sea transparente, nunca estaré en una presidencia que permita que pueda haber esos problemas.

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