F. de Buján: "Cerraré mi intervención con una plegaria de mi madre a la virgen de los Ojos Grandes"

Federico Fernández de Buján, catedrático de Derecho Romano, abre este miércoles la Semana Santa con un pregón en el que desentrañará la pasión de Cristo desde la óptica jurista

Se marchó de Lugo a los 13 años, pero siempre fue de aquí. El catedrático de Derecho Romano de la Uned y miembro de la Real Academia de Doctores de España Federico Fernández de Buján nunca renunció a sus orígenes y tampoco a aquella infancia "felicísima" de la que dará cuenta este miércoles, a las ocho en el Círculo de las Artes, en el pregón de Semana Santa. 

Federico Fernández de Buján. EP¿Es tan fuerte su vínculo con Lugo?

Sí, es muy fuerte. Puede decir que fui felicísimo los años que viví en Lugo, desde que nací, en 1956, hasta los 13. Vivíamos en una casa adosada a la muralla, cerca de la Porta Falsa, detrás de la parroquia de San Froilán. Mi madre era Victoria Fernández González, jefa del Catastro en la Delegación de Hacienda, y mi padre tenía una sombrerería, Bravi, en la calle de las Dulcerías, enfrente de la confitería Ramón. Yo estudié en los Maristas y a los 13 años nos marchamos la familia para Madrid. Pero siempre nos acordamos de Lugo y eso lo reflejaré en el pregón. Porque aquí tenemos todos nuestros orígenes: mi padre, Antonio Fernández Núñez, nació en Ferreira de Pantón y mi madre, en Castro de Carballedo. Y hablaré también de mi pandilla de Lugo. Puedo decir que mi infancia estuvo llena de felicidad y de gozo. 

¿Algún tema más en el pregón?

También haré una narración histórica, bíblica y jurídica del proceso de Jesús, además de una reflexión sobre el silencio de Cristo ante la triple acusación del Sanedrín, Poncio Pilato y Herodes. Cerraré mi intervención con una plegaria a la virgen de los Ojos Grandes de Lugo que me enseñó mi madre. Sobre el proceso de Jesús, escribí tres libros. Uno de ellos, ‘Jesús callaba’, lleva el prólogo del expresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid Antonio Rouco Varela. 

¿Cuál es la conclusión que saca de ese silencio de Cristo durante su acusación? 

Esta actitud es una enseñanza del Maestro respecto al silencio ante una acusación injusta. 

¿Qué se podría decir sobre la repercusión jurídica de la pasión de Cristo? 

Debe diferenciarse entre competencia para juzgar y para ejecutar lo juzgado. El Sanedrín desempeñaba la potestad jurisdiccional. No obstante, al tratarse de una condena capital, Pilato ejerce el ‘ius gladii’, que es un poder para autorizar la ejecución. 

¿Resulta diferente la incriminación de Cristo ante el Sanedrín y ante Pilato? 

Los distintos testimonios presentados contra Cristo en el Sanedrín, que era una sede judía, y frente a Pilato, que representaba la sede romana, pretendían denunciar que Jesús subvierte el poder constituido y conculca el orden jurídico. La diferencia es que ante el Sanedrín se le acusa de su amenaza de destruir el templo, encarnación del poder religioso y político, y de declararse Hijo de Dios, que quiere decir igual a Dios. Ante Pilato, en cambio, se le imputa levantar sediciosamente al pueblo contra la metrópoli e incitarle a la desobediencia frente al pago de tributos a Roma. Pilato es obligado a autorizar la condena de muerte pero, aun así, declara: "No soy responsable de la sangre de este justo".

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