El fenómeno okupa llega a Montirón y mantiene a los vecinos en alerta

Una familia se instaló en una vivienda que fue previamente desvalijada y amenazó a los dueños con una hoz para obligarlos a mantenerse alejados. No pueden ni ir a recoger el correo
La casa ocupada. EP
photo_camera La casa ocupada. EP

La ocupación de una vivienda en Montirón mantiene a los vecinos en alerta constante, ya que temen que el fenómeno se extienda por el barrio tras ver merodeando por algunas casas a personas ajenas a la propiedad.

La inquietud se disparó después de que una familia okupa se instalara en una vivienda que los propietarios, mayores y enfermos, dejaron para irse a casa de su hija, que vive fuera del municipio.

Dejar la casa se convirtió pronto en una pesadilla porque se decretó el cierre perimetral de Lugo y entonces empezaron a sucederse los asaltos y los destrozos, cuenta la hija de los dueños.

"Primero reventaron la puerta y se llevaron de allí todo lo que había", relata la mujer, que cuenta que tras ese primer asalto también hubo gente, supuestamente jóvenes, que se colaron en la vivienda a hacer fiestas ilegales durante la pandemia, cuando todo estaba cerrado en Lugo.

La hija de los propietarios iba sabiendo de lo que ocurría por los avisos que le daban los vecinos y presentó varias denuncias, pero ni siquiera eso le resultó fácil. Hubo algún momento, dice, en que la Policía le recriminó que entrara en Lugo, porque el municipio seguía cerrado por el covid, cuenta.

Y mientras tanto le iban desmontando la casa a sus padres. "Hubo un momento en el que entraron en el sótano y se llevaron el calentador y al arrancarlo provocaron una fuga de agua que causó daños", cuenta la mujer.

Tras los episodios de asaltos, robos y entradas llegó la familia que ocupó finalmente la casa y las cosas se pusieron definitivamente peor. Así, la mujer cuenta que su marido fue un día a la casa a hablar con los okupas para pedirles que se fueran y, tras pedirle primero dinero, le amenazaron con una hoz. "El hombre es muy violento y, con la hoz en la mano, le dijo a mi marido que de la cárcel se sale, pero del cementerio no", cuenta la hija de los propietarios. Ahora, dice, ni siquiera puede acercarse a la casa para recoger la correspondencia de sus padres que sigue llegando allí.

No ir, cuenta, solo le evita el disgusto de ver lo que está ocurriendo en la casa, reventada primero y ahora cerrada con cadenas.

Los propietarios están poniendo verjas en casas vacías y las visitan con frecuencia
La primera ocupación en Montirón fue relativamente fácil porque la casa está un poco alejada del núcleo principal de viviendas, pero ahora los vecinos están dispuestos a intentar evitar que se produzcan nuevos casos.

Los vecinos reconocen que están alerta y pendientes de los movimientos de todas las personas ajenas al barrio que se mueven ahora por la zona. No es lo único. Hay al menos una casa que ya se ha protegido con la instalación de verjas metálicas con las que se intenta disuadir a cualquiera que pretenda colarse dentro.

Además, los propietarios de las casas que en este momento están vacías han empezado a acudir de forma regular a las viviendas para intentar disuadir a los posibles okupas, explican los residentes.

Entre los vecinos que viven en la zona hay mucha preocupación porque temen el impacto en la convivencia que suele conllevar la ocupación de viviendas, ya que les da miedo que se produzcan incidentes y caiga en picado la seguridad.

Entre los propietarios de las casas que están vacías en este momento la inquietud no es ya solo que entren en las viviendas, sino también que las desvalijen, ya que se ha convertido en habitual que las casas sean vaciadas de todo lo que pueda tener algún valor antes de que una familia se instale dentro.

Además del robo de muebles y enseres, los dueños temen los destrozos añadidos que suelen llegar después y que acaban suponiendo grandes desembolsos en arreglos.