Alberto Núñez Feijóo se puso este domingo el traje de presidente del PPdeG para exhortar a sus cuadros lucenses a «reactivarse» para que el partido "recupere o músculo" y se sitúe tras las elecciones del 10 de noviembre en posición de darle la vuelta a una política industrial que, según él, Pedro Sánchez ha convertido en un "desprezo permanente a Galicia". Además, desmintió el anuncio que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, realizó el sábado en Lugo: "Tal e como vai o Ave, Lugo non terá alta velocidade no 2021".
El también presidente de la Xunta estuvo en Lugo para presidir las juntas directivas local y provincial del PP lucense, aunque la reunión se redujo a un mitin para abrir el apetito antes de la pulpada tradicional del partido, que reunió a más de 700 personas en el restaurante La Fortaleza. Sea por una cosa o por la otra, no faltó nadie que se considere algo en partido, empezando por los candidatos que ocupan los tres primeros puestos al Congreso y al Senado por la provincia, a los que la escenografía reservó el papel de fondo para las imágenes de los intervinientes. José Manuel Barreiro y Elena Candia fueron los teloneros.
El presidente de los populares gallegos comenzó asegurando que es "consciente da decepción que a política causó na cidadanía", ya que los políticos han demostrado no solo que no son capaces de buscar soluciones a los problemas, sino que son incapaces de organizarse ellos mismos. Por ello, marcó como primer objetivo para los suyos "convertir a desgana en ganas", sin dar "nada por gañado e nada por perdido".
Por supuesto, Feijóo recordó a los suyos que el mayor esfuerzo debe dedicarse a reunificar la derecha bajo las siglas del PP, a explicar a los casi 30.000 lucenses que votaron a Vox o a Ciudadanos que sus votos serían mucho más útiles en el casillero popular. De hecho, hasta considera posible atraer "aos votantes socialistas decepcionados" con el PSOE de Pedro Sánchez, que descalificó como peor aún que el de José Luis Rodríguez Zapatero. "Nunca vin un Goberno que menospreciara tanto á xente", lamentó. En estas circunstancias, dibujó un futuro especialmente negro para Lugo y para el sector industrial, de modo que reconoció que "nunca estiven tan preocupado como agora".
Como fruto de ese menosprecio, Alberto Núñez Feijóo planteó las amenazas que se ciernen sobre algunos de los principales estandartes industriales locales, empezando por Ence y la industria maderera y siguiendo por la central térmica de As Pontes y Alcoa. Para la central pontesa reclamó del Gobierno que busque las mismas soluciones que otros gobiernos europeos han buscado para las 140 centrales similares que hay funcionando en Europa, y más teniendo en cuenta que, en su opinión, la masa forestal gallega absorbe todo el CO2 generado.
"A Mariña desaparecerá do mapa industrial se pecha Alcoa", razonó después, "é un problema para Lugo é para toda Galicia", ya que afectaría a todo el sector de transformación del aluminio. En este sentido, fue especialmente crítico con la "frivolidade" de la ministra de Industria, Reyes Maroto, "que dixo que ten a solución pero que non a pode contar porque está en funcións".
Frente a todo ello, Feijóo presumió de la inversión de la Xunta en Lugo: "Cando cumpres, podes mirar á cara a xente". Luego se fueron todos a comer pulpo.
