Un expediente de Inspección de Trabajo pone en jaque al hospital Rof Codina

Un informe sobre la labor de los becarios puede disparar costes laborales y derivar en cambios del servicio ofertado ► La actuación de los inspectores puede alcanzar a unos 40 alumnos de los últimos años y se cambiarán los contratos
Una de las salas de atención del hospital Rof Codina. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Una de las salas de atención del hospital Rof Codina. VICTORIA RODRÍGUEZ

Un expediente abierto por la Inspección de Trabajo y que se centra en las condiciones en las que realizaban sus tareas los becarios puede abocar a cambios profundos al hospital veterinario Rof Codina, un centro clave para que la facultad de Veterinaria de Lugo pueda mantener su acreditación europea.

La ley establece que los becarios deben realizar sus actividades bajo supervisión, ya que acuden a aprender, no a prestar un servicio laboral. Y los inspectores de Trabajo habrían detectado praxis inadecuadas en el hospital, es decir que los alumnos en prácticas daban atención a los animales sin estar supervisados.

Por tanto, el informe de Trabajo -que la fundación de la que depende el hospital dice no conocer aún- derivó en una comunicación a los servicios de Empleo y Seguridad Social para que se procediera a cambiar el tipo de contrato al que estaban sujetos hasta ahora los becarios del Rof Codina.

Ese cambio tiene, como primera consecuencia, un incremento de los costes laborales y de Seguridad Social de los becarios y, según algunas fuentes, esa imposición puede obligar a la fundación del hospital a aplicar ese cambio de condiciones a unas 40 personas, es decir todos los becarios que pasaron por el Rof Codina desde el 1 de enero de 2019.

Los ajustes están en manos de la fundación y ninguna de las instituciones que la integran ha fijado aún su postura.

De momento, lo que sí se ha hecho es cambiar las cotizaciones de los actuales becarios. Todo aboca también a que se conviertan en contratos de formación los que hasta ahora eran becas, según apuntaban de la gerencia de la USC. Esa nueva fórmula tiene limitaciones que afectarán a los alumnos. Por ejemplo, no podrán acogerse a ella quienes hayan tenido alguna experiencia laboral previa, ya que se entiende que son contratos de formación que permitan un primer contacto con el mundo profesional.

En el aire está si el resultado del informe de la Inspección de Trabajo puede instar a las autoridades laborales a exigir que la fundación Rof Codina convierta en trabajadores indefinidos a los becarios.

La fundación dice no haber recibido el informe de la Inspección de Trabajo, pero en la gerencia de la USC entienden que convertir a los becarios en trabajadores del hospital no sería ni siquiera legal.

El hospital, remarcan, es un fundación pública, no una empresa, y en entidades públicas no existe la categoría de trabajadores indefinidos. Lo que hay, en todo caso, son empleados fijos y el acceso a esa condición esta reglada.

Por tanto, entienden, solo un juez podría convertir en personal del hospital a esos alumnos en prácticas. Sin una sentencia en ese sentido, la incorporación de esos alumnos podría constituir un fraude y podría incluso haber responsabilidades legales para quien autorizara convertir en trabajador fijo a un becario que ha llegado al centro para formarse, entienden en la USC.

futuro. Pero más allá de circunstancias laborales, la cuestión clave es la afectación de esa inspección laboral sobre el funcionamiento del propio hospital. En la USC apuntan que deben ser los patrones los que decidan qué hospital veterinario se quiere para la ciudad o si es preciso, por ejemplo, dar atención durante las noches.

Asumen que el Rof Codina ofrece ahora unas buenas prestaciones, pero apuntan que para la USC lo fundamental es la formación.

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