Los estorninos inutilizan Frigsa mientras el Concello de Lugo se replantea su estrategia

El gobierno local ha reforzado los servicios de limpieza y se emiten sonidos de aves rapaces para ahuyentarlos. La nueva mirada verde tiende más a verlos como un indicativo de salud medioambiental que como un problema
Bandada de estorninos sobre el cielo de Lugo. ARCHIVO/XESÚS PONTE
photo_camera Espectacular imagen tomada el jueves en la zona del parque de Frigsa, donde se concentran las bandadas de estorninos más grandes. XESÚS PONTE

Los lucenses que viven más próximos al Parque de Frigsa vuelven a disfrutar en estos fríos atardeceres del espectáculo de las enormes bandadas de estorninos dibujando formas imposibles en el cielo mientras regresan a su dormidero favorito después de haberse alimentado en los prados que rodean la ciudad. La otra cara de la moneda es que, a la vez, su presencia hace prácticamente imposible disfrutar de este espacio verde, convertido estos días en un auténtico estercolero a causa de sus defecaciones.

El Concello, según explicó este viernes su servicio de comunicación a este diario, es consciente de este problema y ya ha activado el plan de choque. Por un lado, se ha previsto un refuerzo de los servicios de limpieza en la zona y, por otro, la empresa adjudicataria ya está actuando con altavoces que emiten sonidos de aves rapaces para tratar de ahuyentar a los estorninos.

Sin embargo, ninguna de estas medidas parece estar siendo eficaz de momento. La situación actual es evidente para cualquier persona que se atreva a adentrarse en el parque. Los bancos y todos los elementos de las zonas de juegos infantiles y las de aparatos cardiosaludables están inutilizados por una pátina blanca de excrementos que lo cubre todo y que desprende un olor nauseabundo.

Además, al atardecer y en los primeros momentos de la noche avanzar por el parque o cerca de él sin un paraguas es tentar mucho a la suerte, como bien pudieron comprobar los lucenses que se acercaron a algunos de los espectáculos que se celebraban en el Auditorio y que tuvieron que correr para no llegar empapados en algo muy diferente a agua de lluvia. Arriesgarse a dejar aparcado el coche en las proximidades de este pulmón verde tampoco es la mejor de las ideas estos días.

Y el caso es que ninguna de las medidas adoptadas hasta ahora por el Concello parecen tener una eficacia contrastada. El empleo de aves rapaces o de altavoces que reproducen sus sonidos lo único que consiguen es que las bandadas cambien de dormidero y se desplacen a otros lugares, como el Parque de Rosalía, con lo que el problema solo se traslada.

En este sentido, desde el Concello confirman que se están estudiando otras opciones, dentro de un replanteamiento general de la política de medio ambiente que se está llevando a cabo por el objetivo transversal de convertir la ciudad en una referencia verde dentro de la política general europea contra el cambio climático.

No hay que olvidar, indican, que la presencia de estos pájaros no deja de ser un indicativo de calidad medioambiental de la ciudad y su entorno, y que así es analizado ya en buena parte de las ciudades europeas, por lo que las medidas deberían ir más encaminadas a la minimización de los daños y las molestias para los vecinos, y al cambio en la percepción de los ciudadanos, que al hostigamiento a los estorninos.

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