Los estorninos han buscado nuevos refugios en la ciudad. Las calles Betanzos, Río Támega, Ángelo Colocci o el colegio Luis Pimentel figuran entre los puntos que eligieron las aves para pasar la noche e intentar esquivar la campaña intensiva para espantarlos que llevó a cabo el Concello.
Los nuevos dormideros se detectaron gracias a las alertas vecinales y se actuó ya para ahuyentarlos de esas zonas, según indicó el departamento de medio ambiente, que dirige Álvaro Santos.
En esos nuevos asentamientos se reunieron grupos de entre mil y dos mil aves, que intentaban burlar la campaña para alejarlos de la ciudad pero que fueron "neutralizados".
Tras una campaña intensiva realizada a lo largo de la semana pasada, el Concello estima que en la ciudad quedan en estos momentos unos 1.300 estorninos. Medio ambiente mantendrá hasta abril las operaciones para alejar a los estorninos, que incluyen el empleo de rapaces.
En concreto, los técnicos de la empresa que realiza el control de aves de la ciudad utilizaron un sistema de sonidos de alarma,, así como vuelos de intimidación de aves rapaces, junto con otras técnicas complementarias para espantar a los pájaros.
Santos pidió que los lucenses alerten de la aparición de bandadas de estorninos en otras zonas de la ciudad, para poder atajar los problemas que ocasionan, como ruido y suciedad.
El edil de medio ambiente detalló que los estorninos se concentran actualmente en torno a veintiséis enclaves urbanos, fundamentalmente zonas ajardinadas que utilizan como lugar de descanso nocturno.
En los picos más altos del proceso de migración de las aves, en Lugo pueden llegar a concentrarse unos 21.000 estorninos.
