¿Está ya Lugo por encima de los 100.000 habitantes?

El censo ronda los 98.700 ciudadanos, pero en base a la basura hay unos 102.000. Desde los ochenta hasta el año pasado fue la urbe gallega que más creció.
Gente en la calle y terrazas de Lugo
photo_camera Gente en la calle y terrazas de Lugo

Lugo, la ciudad gallega que más creció desde los ochenta, lleva tiempo aproximándose a los 100.000 habitantes oficiales (los inscritos en el padrón), con pasos adelante y atrás desde hace un par de años, pero en la práctica es posible que el municipio ya esté por encima de esa cifra. Oficialmente, el número de vecinos es en este momento de 98.689 personas.

Algún servicio municipal maneja datos según los cuales la población lucense ya estaría en 102.000 personas, aunque otra área del Concello recela de esa estimación. Ve excesivo el cálculo. "Sería importante facer unha revisión, pero máis de 3.000 persoas sen empadronar vivindo en Lugo parécenme moitas. Mil ou mil e pico poderían ser...", explica Amparo Rubinos, jefa de Estatística e Padrón.

El Concello cree que Lugo podría haber alcanzado ya los 102.000 vecinos en base a que en 2014 recogió 37.403,27 toneladas de basura, es decir, una media de 102,47 toneladas al día. Eso son 102.470 kilos cada jornada, que a razón de un kilo por persona salen aproximadamente 102.000 habitantes.

Según explica el área de medio ambiente del Concello, la media de basura por habitante que se produce en España es de 1,5 kilos al día, pero los técnicos municipales creen que en Lugo esa cifra es algo inferior por varias razones. No es una ciudad industrializada y tiene una amplia zona rural que permite un mayor aprovechamiento de la basura (restos de comida para animales, papel para hacer fuego...).

Si se atiende solo a los números oficiales, la realidad es que la ciudad de Lugo sufrió un ligero freno poblacional en los últimos tiempos. El crecimiento fue continuo desde 1981 -la mayor antigüedad que registra el Ine en sus estadísticas- hasta el 2013, pero en 2014 bajó en 200 personas, hasta 98.560. Desde hace un par de años, los altibajos fueron constantes a lo largo de cada ejercicio. A principios de 2013, el padrón estaba a menos de 800 inscritos para los 100.000.

Las razones de este retroceso son varias y están relacionadas en buena medida con la crisis. Por un lado, el descenso en la llegada de extranjeros fue continuo y considerable desde 2008. Según datos del Ige, ese año se inscribieron 930 inmigrantes en el municipio de Lugo y en 2013 se anotaron 329. Actualmente son poco más de 5.000 los ciudadanos extranjeros empadronados en Lugo.

La llegada de ciudadanos procedentes de otras comunidades autónomas tuvo subidas y bajadas en ese periodo, pero en conjunto también bajó (un 13%, según el Ige). Y lo mismo sucedió con la inmigración interna, la de ciudadanos de otros lugares de la provincia o de la comunidad autónoma. El instituto de estadística refleja que la bajada fue del 16%. Durante los años del ‘boom’ económico, las ciudades eran lugares de oportunidades, pero con la destrucción de empleo dejaron de serlo y para alguna gente se convirtieron en espacios duros para vivir debido al coste de la vivienda y al encarecimiento de servicios.

La urbe ya no tira. La crisis paralizó los movimientos desde las zonas rurales a las urbes y, en algunos casos, incluso fueron a la inversa. La falta de oportunidades también obligó a mucha gente a marcharse a otros lugares en busca de ellas. Según los datos del Ige, 16.393 personas dejaron Lugo desde 2008. De esa cifra, 2.028 ciudadanos se marcharon al extranjero, 5.203 a otras regiones del país y 9.162 cambiaron de domicilio dentro de la provincia o de Galicia. Entre las salidas al extranjero hay que incluir las de inmigrantes. Hay gente que regresó a su país (sobre todo, en el caso de aquellos cuya situación mejoró un poco en los últimos años, como Uruguay y Brasil) y gente que se marchó a otras naciones en busca de más oportunidades.

Los fenómenos demográficos también tienen su incidencia en el freno del crecimiento poblacional de Lugo. Como en el resto de Galicia, muere más gente que nace. Las tablas del Ine dicen que desde 1997 fallecieron 15.111 censados y nacieron 13.457.

Pero hasta este reciente freno, Lugo fue la ciudad gallega que más creció desde finales de los noventa (un 12% desde 1998), seguida de Pontevedra (10%), lo que le sirvió para convertirse en 2007 en la cuarta urbe de la comunidad, después de Vigo, A Coruña y Ourense y tras adelantar a Santiago.

Lugo fue, además, la única que ciudad que mantuvo un crecimiento constante en las última dos décadas. Pero como en todas, las cifras oficiales están por debajo de las reales. Las razones son varias y las explica la jefa de Padrón del Concello de Lugo.

Hay gente que se traslada a vivir a la ciudad y sigue censada en su municipio de origen. Sucede mucho entre personas jóvenes, que siguen empadronadas en casa de sus padres, a veces incluso tras comprar vivienda en la ciudad. Los motivos también son diversos y van desde lo sentimental, el deseo de continuar formando parte de una comunidad que lo más habitual es que vaya a menos, hasta lo puramente económico. Algunos tributos son más bajos en municipios pequeños. El ejemplo más habitual es el impuesto de circulación. Otro motivo frecuente es la posesión de una segunda vivienda, bien sea en el concello de origen o en otro. Hay vecinos de Lugo que tienen casa en parroquias o municipios limítrofes o próximos. "As razóns polas que ás veces a xente está empadronada noutro concello en vez de no que ten a vivenda habitual son do máis diversas. Ata para que lle manteñan o punto de luz a carón da casa, por medo a que lle sente mal ao alcalde do lugar...", explica Rubinos.

También hay ciudadanos que se mudan a la ciudad y no se inscriben simplemente por dejadez. Sucede bastante con personas que no tienen vivienda en propiedad -entre una parte de este colectivo, los cambios de domicilio son frecuentes- y, aunque parezca extraño, a veces también entre propietarios. Es posible tener una vivienda, pagar los impuestos correspondientes durante años y no estar empadronado.

En el vacío. Otra circunstancia que se da con cierta frecuencia, explica Rubinos, es la de gente que se cambia de casa dentro de la misma ciudad y no comunica al Padrón la nueva dirección. Cuando ese domicilio es ocupado por otra persona y acude a inscribirse, el Concello tiene que iniciar un expediente de baja de los primeros. "Procuramos dar poucas baixas deste tipo, pero non podemos prexudicar ao novo inquilino. Antes de facelo sempre intentamos localizalos, buscamos nas bases de datos do Concello, nos recibos, miramos se rexistraron un escrito por algunha razón e aí figura o enderezo novo... Dentro das posibilidades que temos, ás veces os intentos de localización raian na investigación", asegura la responsable de Padrón. Esa gente queda en un vacío hasta que, por alguna razón, decide o tiene necesidad de volver a empadronarse.

Durante el año pasado, el Concello dio 132 bajas de oficio. Este año, de momento solo van dos. En este apartado también se incluyen las de los inmigrantes no comunitarios cuando no hacen la renovación censal a la que están obligados cada dos años. Es el Ine quien lleva este control y el Concello actúa a requerimiento suyo. Estas personas reciben un aviso cuando se acerca la fecha de renovación y la gran mayoría hacen el trámite. El colectivo de inmigrantes no es sospechoso de ser responsable de la bolsa de población sin inscripción censal que hay en Lugo porque por propio interés suelen anotarse. Incluso en el caso de los sin papeles, ya que es una forma de, en el futuro, poder demostrar el arraigo al país. "O padrón é o primeiro papel que se lles pide para aceder a calquera servizo público e beneficio social, dende garderías e colexios a formación para desempregados, becas, banco de alimentos...", explica Marcos Zapata, pastor de una de las iglesias evangélicas de Lugo y gran conocedor del colectivo inmigrante. "Canta máis necesidade económica, máis necesidade de padrón", afirma. A veces la dificultad cuando llegan a la ciudad es la contraria, hallar un domicilio para censarse.

Rubinos ve excesiva la estimación de que en Lugo puedan estar viviendo actualmente unas 102.000 personas, según los datos de basura recogida, pero sí cree que puede haber unas 1.000 o 1.500 en el limbo, lo que situaría a Lugo en los 100.000 habitantes. Superar esa barrera de forma oficial no solo supondría un salto psicológico para la ciudad, sino que reportaría beneficio económico. A más habitantes, más recaudación y más transferencias. De ahí, la importancia de ‘legalizar’ la condición de lucense.

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