A Zoe Lanseros le entusiasma dibujar, actividad a la que dedica parte de su tiempo libre. De hecho, de mayor quisiera ser pintora y, a sus 12 años, tiene intención de estudiar Bellas Artes en el futuro, para poder formarse en todas las técnicas.
Confiesa que del dibujo que presentó, unas partes le costaron más que otras. "La muralla no fue especialmente difícil. Las manos son mucho más difíciles", explica, consciente de que es una parte del cuerpo que se resiste a muchos artistas, que nunca acaba de resultar del todo sencilla. En la obra con la que consiguió el Premio Muralla –galardón al que se presentó animada por su profesor de dibujo, Ignacio López– aparecen dos manos sosteniendo el conjunto del monumento, "una blanca y otra negra", explica la joven artista. De esa manera quería simbolizar la unión de los pueblos en el cuidado del patrimonio.
Explica que fue su docente el que les animó a que representasen la igualdad y la unión en los dibujos que enviasen al certamen de El Progreso.
A Zoe le hace ilusión el viaje a París con el que ha sido premiada gracias a su dibujo. "Aunque tengo familia allí", dice, por lo que ya ha ido en otras ocasiones. Cuando visita la ciudad le gusta ir a museos, entre otras actitividades.
El arte le interesa mucho, pero se le hace difícil elegir un solo cuadro entre sus favoritos. Después de pensar un rato da con el seleccionado. "El jardín de las Delicias de El Bosco", asegura. De los que se pueden ver en los museos de París se queda con "la Mona Lisa".
Cuando no está pintando, a Zoe le gusta tocar la guitarra y leer. Su género favorito es la fantasía, afición que comparte con la ganadora en la categoría de redacción.
Tras el empujón recibido por este premio y, dado que el dibujo es su afición fundamental, Zoe tiene intención de seguir presentándose a otras ediciones. "Por lo menos mientras pueda por edad", asegura sonriente.
