"En Lugo hay 200 particulares con licencia para llevar pistola por estar amenazados o en riesgo"

El jefe de intervención de armas de Lugo, José Luis Saavedra, estrenó su cargo hace un año y considera que los lucenses "cumplen"
 
José Luis Saavedra Casais. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera José Luis Saavedra Casais. VICTORIA RODRÍGUEZ

Desde que ingresó en la Guardia Civil, José Luis Saavedra Casais (Carnota, 1984), veló por la seguridad de los ciudadanos en las calles del País Vasco y de la localidad ourensana de Verín, donde ganó experiencia y continuó formándose. Finalmente, los resultados de su esfuerzo y su ascenso a teniente lo guiaron hasta Lugo —provincia en la que tiene vínculos familiares, ya que su progenitor es de Trabada— donde ocupa desde hace un año el cargo de jefe de intervención de armas y explosivos.

¿Cuántas armas hay registradas en la provincia de Lugo?

Actualmente tenemos registradas 38.500 armas, de las que un 80% son rifles y escopetas de caza. En estas cifras también se incluyen las armas cortas o pistolas que se conceden a particulares que sufren algún tipo de amenaza o riesgo. Actualmente hay unas 200 licencias de este tipo en la provincia. Son armas de defensa personal que se autorizan a ciudadanos que estuvieron en las fuerzas y cuerpos de seguridad, funcionarios de prisiones, o empresarios que manejan mucho dinero o material sensible. También hay registradas unas 300 armas del personal de seguridad privada, un sector con el que mantenemos una estrecha colaboración. El número de licencias se mantiene más o menos constante y en los exámenes sigue habiendo gente muy joven. También hay unos 50 lucenses con autorización de coleccionista.

Retiramos el arma ante el más mínimo riesgo. El año pasado retiramos unas 20 en casos de violencia de género

Además de las armas, registran los explosivos. ¿Se ha incrementado el consumo?

Con los explosivos se ha registrado un incremento muy importante, pasando de un consumo de 17.000 kilos, en 2019, a 40.000 kilos este año. Este aumento se explica por las obras de la autovía A-54. Nosotros llevamos un control férreo de este material; los transportes tienen que tener un plan de seguridad, con vigilantes, tienen que seguir rutas concretas y nos pasan a diario todos los movimientos que se registran en el depósito que está ubicado en Vilachá de Mera.

¿Se detectan muchas infracciones en materia de armamento?

La verdad es que los lucenses cumplen muy bien la normativa y solo se detectan infracciones leves, como puede ser la pérdida de la documentación. Lo que sí hacemos es requisar armas de forma preventiva ante la más mínima sospecha de que puedan suponer un riesgo. Las requisamos muchas veces a personas que han cometido una infracción administrativa o penal, por ejemplo en casos de delitos contra el patrimonio o en casos de delitos contra la seguridad vial cuando son conductas graves o reincidentes. El año pasado también requisamos unas 20 armas en casos de denuncias por violencia de género. Analizamos muy bien caso por caso. Incluso cuando simplemente al hablar con una persona nos parece que no está capacitada para tener un arma le pedimos un oficio al Sergas para que elabore un informe y dictamine si es apta o no.

¿Qué hace la Guardia Civil con las todas armas que requisa de forma definitiva?

Antes se subastaban —en la última subasta había 726 armas y se adjudicaron 30— pero ahora cambió la normativa y se van a enviar todas a chatarra. Haremos la última subasta a finales de este año o a principos del próximo, con unos mil artículos, y a partir de ahí ya se van a destruir todas en Ferrol, por el método de fundición. Actualmente tenemos depositadas unas 2.500 armas en toda la provincia, en los acuartelamientos de Lugo, Vilalba, Monforte y Monterroso.