"En unas semanas llegará el segundo seísmo, el del hambre y la epidemia"

El lucense que colabora en Nepal critica los problemas burocráticos e intereses económicos que dificultan el reparto de ayuda humanitaria. Los agentes sobrevuelan la región donde se encontraban siete de los 21 españoles que todavía no han sido localizados
Un niño camina con un saco de ayuda humanitaria sobre sus hombros en una de las zonas rurales afectadas por el terremoto
photo_camera Un niño camina con un saco de ayuda humanitaria sobre sus hombros en una de las zonas rurales afectadas por el terremoto

ÉSTA ES una historia de monstruos. El primero en llegar fue el monstruo que anida bajo la montaña. Después llegó el monstruo de la burocracia, ese invento moderno, y consigo trajo a los de la avaricia, la inacción, el miedo y la mentira. Por encima de todos, el monstruo de la miseria y el hambre. Pero tenemos un héroe a su altura. El pueblo de los Gorkha, héroe y mártir, hogar de guerreros. En las leyendas vencían los héroes, al menos en las de antes.

Los primeros días nos sorprendió que apenas llegase la ayuda. Nadie sabe de nosotros, pensamos; las carreteras estarán cortadas, se decía. Algún helicóptero sobrevolaba Gorkha. Recuerdo la ilusión cuando se vieron más en el cielo, la sala de quirófano montada en el hospital local, las caras nuevas, las noticias de MSF perdidos en algún lugar, y por todas partes los pequeños grupos humanitarios nepalíes queriendo coordinarse y actuar con urgencia, poner aldeas con necesidades y prioridades en el mapa, repartir alimentos, construir refugios, atender sanidad y salubridad.

PAPELEO. «El Ejército suizo no obtuvo permiso para volar y los médicos estaban desesperados al no poder acudir a zonas remotas»

También fue entonces cuando llegaron camiones con comida desde todas las esquinas del país. Duró un día. Llegaron la niebla y el mal tiempo. Los helicópteros pararon. Frío, tormentas, hambre, miseria. Siguieron los terremotos y el miedo.

Regresó después el buen tiempo pero no regresaron los helicópteros en el cielo. Se dijo que no había suministro, pero la realidad es que no se quiso pagar el precio del combustible.

Según me cuentan compañeros de GF1 Francia, mientras estaban en pleno vuelo en un helicóptero indio, este se da media vuelta porque le ordenan que vuelva a Delhi. No quieren al Ejército indio aquí. Tal vez le dé por invadir el país, sobre todo ahora, que está tan bonito. Esas cosas pasan.

El grupo de rescate alemán llegó un lunes y se fue un viernes y estuvo de brazos cruzados en un hotel local. Los cinco bomberos polacos llegaron sin saber ni dónde estaban ni dónde iban. El Ejército suizo no consiguió autorización para volar. Los médicos de Lands Aid estaban desesperados sin permiso para acceder a áreas remotas.

La comida, donada por el pueblo, se almacena en el DCC y solo el Gobierno puede repartirla. Los grupos humanitarios nepalíes no pueden moverse, ni se permite compartir una base de datos para ver qué hace falta, dónde y cuándo. Un grupo humanitario suizo con dos sherpas espera un helicóptero para alcanzar la región de Silka. Ellos sí lo consiguen, pero primero tendrán una dura negociación para alquilar la aeronave.

Mientras, el noventa por ciento del material enviado desde el exterior (comida, tiendas, medicinas) permanece parado en el aeropuerto de Katmandú. Esperando. No es cierto que no haya más tiendas en Nepal; están en el aeropuerto.

DENUNCIA. «Los helicópteros con ayuda no regresaron porque no se quiso pagar el precio del combustible»

No es un problema nuevo. ¿No es acaso más dramático ver que los seres humanos son incapaces de ayudarse, de entenderse, a que nos toque un pobre terremoto sin intención, que venía a pasar por aquí, casi sin querer? El Gobierno repite el mismo mensaje. Hay comida, los heridos han sido evacuados, tal vez falte alguna tienda, no faltan voluntarios.

Muertos a puñados

Sin embargo, en la montaña siguen el frío, el hambre, los muertos entre los vivos y los vivos entre los muertos. Las cifras aumentan y no se ajustan a las oficiales. Contamos muertos como si fueran mercaderías, a puñados, mil de esto, mil de otro. Diez mil también podemos. Después habrá que empezar a contar muertes del segundo seísmo, el que empieza en unas semanas, en unos días, el que está llegando. El primero vino sin aviso, pero el del hambre, la miseria, la epidemia, viene de romería.

Hailie Selassie, el gran sátrapa que tuvo la ingeniosa idea de autocolonizarse, no inventó el sistema pero le puso nombre: la teoría del fardo. Al pueblo hay que cargarlo con los fardos suficientes para que tenga el aliento justo para rebuznar. A Nepal le han caído unos cuantos, y con los millones de ayuda que se esperan, una lotería para los que regentan el chiringo.

MADRID. Cinco miembros del Grupo de Montaña de la Guardia Civil comenzaron ayer las operaciones en Nepal con un sobrevuelo de reconocimiento por Langtang, zona en la que estaban siete españoles desaparecidos y que, según pudieron comprobar, está «gravísimamente afectada» por el terremoto.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, informó ante la prensa de la impresión de los miembros de la Guardia Civil, tras comunicarse con la embajada española en Nueva Delhi y con el embajador, Gustavo de Arístegui, que está en Katmandú.

CONTRARRELOJ. «En la montaña siguen presentes el frío, el hambre, los muertos entre los vivos y los vivos entre los muertos»

Los miembros de la Guardia Civil realizaron el primer sobrevuelo en Nepal, adonde llegaron el sábado, con un viaje en el que llegaron hasta la cota de los 4.400 metros para bajar a continuación, debido a que aún no cumplían con las condiciones de aclimatación a la altura, según indicaron a Efe fuentes cercanas a la operación.

Margallo señaló que el terremoto de 7,8 grados que sacudió el 25 de abril Nepal «provocó una avalancha de hielo, piedras y lodo, que habría descendido como una ola de barro por todo el valle», según le informó, dijo, el teniente de la Guardia Civil Fernando Rivero, que está en Langtang.

Listas de inmigración

El ministro también informó de que de los 567 españoles que estaban en Nepal en el momento del seísmo quedan por localizar 21, una cifra que se reduce gracias a que De Arístegui ha tenido acceso a las listas de inmigración y se ha podido comprobar que algunos habían abandonado el país sin comunicarlo a la embajada.

También indicó que, tras la realización del primer sobrevuelo, los guardias civiles empezarán «lo antes posible» la búsqueda de los españoles, que «se prolongará todo el tiempo que los expertos desplazados consideren necesario».

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