En familia se lleva mejor

La lucense Susana Rivera de la Cruz ingresó en el registro de personas infectadas por coronavirus y mantiene el aislamiento voluntario desde el 12 de marzo en su casa de Madrid. Muestra síntomas como tos seca, la pérdida total de olfato y un 20% del gusto
Susana Rivera de la Cruz, sus hijos y su marido. EP
photo_camera Susana Rivera de la Cruz, sus hijos y su marido. EP

“Lo que tengo es tos. Me he quedado sin olfato y prácticamente sin gusto, pero lo he llevado bien todo el tiempo. No he tenido casi fiebre, lo máximo fueron 37,6 en estos más o menos diez días”, explica Susana Rivera de la Cruz.

Esta lucense afronta el coronavirus en su casa en Madrid. No ha ido a que le hicieran las pruebas porque no quiere contribuir a colapsar Urgencias. “No es necesario”, afirma. Recibe atención médica por teléfono y ha entrado en el registro de infectados. “Me registraron oficialmente”, explica antes de añadir: “¿Te importa llamarme en cinco minutos? Es el momento de los aplausos y tengo que salir a aplaudir con mis hijos. En cinco minutos llámame y ya hablamos. Hasta ahora”.

El miércoles 11 de marzo empezó a tener tos, una tos muy seca y “muy diferente” a la habitual. El jueves ya decidió quedarse en casa. Con mascarilla y guantes recogió su equipo de trabajo en el Casino de Madrid, en la calle Alcalá, y lo trasladó a su hogar en Ciudad Universitaria, en Reina Victoria. “Ahí me confiné, por si acaso, y aún no he tenido fiebre como otra gente”. Sobrelleva la infección “tranquilamente” y teletrabaja a diario. El coronavirus la pilló en pleno cierre de la revista que publica la institución privada donde ejerce como periodista. Estaban cerrándola esos días. “Trabajo online, y me encuentro estupendamente; la verdad”, comenta.

El núcleo familiar de Susana lo integran: “Mi marido, yo y nuestros dos hijos, el niño de 13 y la niña de 15”. Los cuatro decidieron desde el primer momento pasarlo juntos. Es muy difícil aislarse completamente y, además Susana, se encuentra bien. No necesita estar en cama ni que la atiendan. Hablaron previamente con el pediatra de los niños. “Está claro que son asintomáticos. No lo sufren. Lo normal es que lo pasen sin ni siquiera enterarnos. A ellos, que eran mi preocupación, ya sabía que no les iba a pasar nada”.

Lo paso mal por las personas que mueren y enferman. Nosotros estamos bien. Aquí hay mucha gente ayudando

Su marido estuvo “un par de días algo flojillo, como con algo de catarro”. Él no ha tenido tos, ni fiebre, ni ningún otro síntoma. “Es posible que ya lo haya pasado, o no; pero lo normal sería que sí. En esta casa somos mucho de achuchones, de besos y abrazos. Estamos todo el día juntos y espero que nos hayamos contagiado e inmunizado los cuatro. Por ahí nos inclinamos”, relata Rivera.

El médico calcula que pueden restar cinco o seis días más. Le queda la tos “de vez en cuando, cada día un poco menos” y la falta de olfato. “Ha sido muy curioso”, y de repente. El gusto lo mantiene “en un 20%”, con sabores fuertes “como un trozo de chocolate”. Las patatas, el repollo o la pasta no le saben “a nada”. De la pérdida olfativa fue consciente al limpiar con lejía. Pensó: “¡qué raro! No huele”. Creyó que estaba estropeada o que era un producto inoloro. Probó con perfumes “y nada. Lo he perdido completamente”, añade.

Espera recuperarlo, “pero teniendo en cuenta que hay gente que se muere de esto, si lo que me toca es quedarme sin olfato pues tampoco me parece un gran drama. No pasa nada. Prefiero tenerlo, pero que solo sea eso”, confirma. El virus se lleva con resignación y talante. “Lo paso mal, por todas las personas que mueren y enferman. Nosotros estamos bien. Hay mucha gente ayudando”.

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