Empresarios y vecinos asumen una fiesta poco rentable y en los barrios

Comerciantes y hosteleros prevén un duro impacto, pero aceptan la razón sanitaria, y los colectivos vecinales ven lógico renunciar al ferial
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photo_camera Una animada jornada en el ferial en el San Froilán del año pasado. XESÚS PONTE (AEP)

La supresión del ferial de San Froilán y de las casetas del pulpo causará daño económico, pero la razón sanitaria debe primar. Esa es la impresión de organizaciones como la Federación de Comercio o la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Lugo (Apehl).

Los colectivos vecinales ven razonable la decisión del gobierno local y la apuesta por deslocalizar las patronales, llevando actos a los barrios, pero asumen que la esencia de las fiestas sufrirá.

"Hay una razón sanitaria poderosa y hay que aceptarlo, pero no nos viene nada bien. San Froilán es lo más grande que hay en el año y lo que se pierde no se compensa haciendo actos más pequeños en los barrios", decía este martes Cheché Real, presidente de la Apehl, que aseguraba que para el sector "el año está perdido" y remarcaba que los rebrotes están provocando un miedo que acaba siendo fatal.

José María Seijas, presidente de la Federación de Comercio, decía que al sector le afectará que no haya ferial, aunque aplaudía la descentralización de las patronales, "porque la mayoría del comercio no está en los barrios y, por tanto, se puede repartir, que todo el sector paga impuestos".

Teme, no obstante, que habrá poco que repartir, porque es de prever un San Froilán con poca gente y con poco gasto, se teme. Dice que los visitantes que acuden al San Froilán no generan habitualmente un consumo relevante en el comercio, pero que las fiestas generan unos beneficios en la ciudad que sí repercutían normalmente en el sector.

San Froilán es lo más grande que hay en el año y lo que se pierde no se compensa con actos en los barrios, decía Cheché Real

Los colectivos vecinales, por su parte, asumen la razón sanitaria y dan la bienvenida a la descentralización de las patronales, pero sí ven triste que Lugo se vea abocada a renunciar este año a las esencias del San Froilán.

Jesús Vázquez, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos, resaltaba que la esencia del San Froilán es la calle, los conciertos, el ferial, las verbenas y el pulpo y reconocía que eso no se va a poder suplir. Decía, eso sí, que espera que se pueda compensar de alguna forma y aplaudía la descentralización, "porque el San Froilán no es del casco histórico".

Vázquez pedía una programación alternativa que le dé cierta entidad a las fiestas y pedía que se tenga en cuenta a todas las organizaciones ciudadanas a la hora de recoger propuestas.

Valentín Arias, portavoz de Unave, decía que esa organización vecinal celebra la idea de hacer más actos en los barrios. Considera que es una forma de fiestas adecuada siempre y más en las circunstancias sanitarias actuales, en las que es obligado programar actos de "menos calibre".

Arias decía que la suspensión este año del ferial no tiene porqué condicionar el futuro de los festejos. Que no haya barracas o pulpo este año no supone que los feriantes no vuelvan a partir del próximo año, algo que es importante porque también aportan mucho dinero que es importante para financiar las patronales, decía.

Cándido Álvarez, abogado de la plataforma de vecinos del Parque que pleiteó por los problemas que generaba el ferial en el barrio, decía este martes que los residentes no tienen en estos momentos problemas con que el ferial se asiente en la zona. Desde el momento en el que el Ayuntamiento asumió el control de ruidos para garantizar el descanso, los residentes no ponen reparos, reseñaba.

Los feriantes se declaran "fastidiados" por la decisión de no montar este año el recinto ferial
Estamos "fastidiados", decía este marttes Rafa García Silvent, propietario de varias de las atracciones que vienen al San Froilán, como el Saltamontes o la Nube, y que, con trece empleados, se ve obligado a seguir parado. 

García Silvent explicaba que los feriantes tenían elaborado un protocolo de medidas preventivas que pretendían entregar al Concello y que incluía actuaciones como arcos de detección de temperatura, desinfección de las atracciones tras cada viaje o colas ordenadas y con distancia de seguridad. Estaban esperando a que pasaran las elecciones para presentar su propuesta, convencidos de que en época electoral no se les iba a escuchar, y ahora sienten que llegan tarde para salvar su presencia en las patronales. 

Parte de los feriantes que acuden al San Froilán participaron este martes en una manifestación en Santiago para reclamar soluciones, "porque somos un sector olvidado". 

García Silvent destacaba que los empresarios de las barracas tienen fuertes inversiones y, a modo de ejemplo, decía que una atracción como el Saltamontes cuesta de 500.000 a 600.000 euros. En esa situación, y con la supresión de una fiesta tras otra, los empresarios dicen que necesitan ayudas, como cualquier otro sector. 

Para García Silvent todas las fiestas son importantes económicamente, pero el San Froilán tiene un impacto especial. Él arrastra toda una tradición en la fiesta, ya que es nieto de Barriga Verde y, de hecho, nació en Lugo. Será la primera vez que, en tres generaciones, la familia no esté en San Froilán.

 

Una interrupción en un modelo de tradición y que afectará a otras citas concurridas

La suspensión este año de las casetas del pulpo y las barracas supondrá la interrupción de un modelo de fiestas con gran arraigo histórico. Pero las circunstancias que afectan al San Froilán también van a condicionar otras citas en la ciudad y, por ejemplo, Valentín Arias ya avanzaba este martes que también las fiestas de A Milagrosa, igualmente con mucho tirón, están amenazadas

Si hay algo, será de mínimos, dado que organizar actos con concentración de muchas personas es un riesgo, apuntaba Arias. 

También Jesús Vázquez explicaba que la Federación de Asociaciones de Vecinos estudiará esta semana si anula la Festa do Veciño, que se celebra cada año en septiembre y habitualmente congrega a miles de personas. 

A Milagrosa se prepara para celebrar unas fiestas "de mínimos" y se baraja suspender ya la cita del Día do Veciño de septiembre

En el caso del San Froilán, la fiesta siempre ha sido multitudinaria, pero las grandes concentraciones han ido a más en los últimos lustros. 

El pulpo, por ejemplo, ha sido un clásico de San Froilán siempre, pero el actual modelo de casetas, que sustituyó a unos puestos mucho más precario, se puso en marcha a mediados de los años 80 del siglo pasado. El rito del pulpo pasó a ser otra cosa en esas casetas que funcionan como auténticos restaurantes y se generalizaron encuentros como las comidas de empresa. 

El pulpo y las barracas llegaron al Parque a raíz de la construcción de la estación de autobuses, que se levantó en lo que era el antiguo campo de la feria. Fue nuevamente un proceso de expansión de las fiestas patronales. 

Las barracas no habían estado siempre en el campo de la feria y, de hecho, primero se colocaban en la Praza de Santo Domingo. Antes de que se asentaran definitivamente en la zona del Parque y de las Cuestas, urbanizadas hace medio siglo, las barracas llegaron a estar en alguna edición del San Froilán en el Carmen.

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