El templo se quedó pequeño este martes para acoger a todos los que querían decir adiós a una joven, que se convirtió durante los diez últimos años en símbolo de la lucha contra el cáncer en Lugo.
Prácticamente solo las personas más cercanas a Mirian y a su familia pudieron entrar al templo, dada la cantidad de gente congregada. Incluso la alcaldesa, Lara Méndez, o algún jugador del Breogán, así como representantes de partidos políticos, tuvieron que seguir el funeral desde la calle.
A la entrada del templo se colocó un arco de globos de colores que se dejaron volar al final del acto