Los creyentes lucenses confirmaron un año más que el Domingo de Ramos es una de las citas más señaladas en sus calendarios y acudieron en masa a las tradicionales bendiciones de ramos, en especial las de Lugo, Sarria y Viveiro. En todos los casos, el sol se sumó a la procesión, lo que contribuyó a incrementar la asistencia.
En la capital, la Praza de Santa María estaba tan atestada de gente, que el obispo, Alfonso Carrasco Rouco, empleó más de quince minutos en recorrer un pequeño tramo bendiciendo ramas y ramos.
En Sarria también se dieron cita decenas de fieles con ramos de olivo y laurel. Los actos comenzaron con la bendición en la explanada del convento de La Merced, del que partió el desfile. Este fue encabezado por un grupo de niños vestidos de hebreos que portaban laurel, olivo y palmas. Los pequeños se turnaron durante el recorrido para llevar una talla del niño Jesús de la comunidad mercedaria. A esta también pertenece la imagen de La Borriquita que se saca cada Domingo de Ramos desde hace tres años y que fue transportada por un grupo de vecinos en una base con ruedas.
En Viveiro, el desfile procesional del Domingo de Ramos conocido como Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y popularmente como de La Borriquita, concitó una gran afluencia de público, que siguió los actos con júbilo propio de la representación organizada por la parroquia de Santiago.
La actividad de Semana Santa continuó por la tarde tanto en Lugo como en Viveiro. En la capital salió el paso de la Virgen de los Dolores, recuperado hace unos años. En Viveiro, desfilaron El Ecce Homo de los franceses seguido por el Cristo de La Vera Cruz y la Inmaculada Dolorosa.
