Historia: Presente en la toponimia y en el recuerdo de los mayores

El plan con base en O Veral para salvar el mejillón de río recibe apoyo estatal

La fundación Biodiversidad aportará 45.000 euros, lo mismo que la USC, para continuar con el proyecto de recuperación de este bivalvo vital para la salud de los cauces gallegos
Ramón Mascato, Rocío Ocharan, Catuxa Varela y Paz Ondina
photo_camera Ramón Mascato, Rocío Ocharan, Catuxa Varela y Paz Ondina

Lograr una cría de mejillón de río (Margaritifera margaritifera) de un centímetro puede suponer dos años de laborioso cuidado, pero para el grupo de investigación de la USC de Conservación de Peces e Moluscos (Copemol) esa especie de lentejilla minúscula es, además de un logro, una prueba de esperanza. Este bivalvo tiene un papel clave en el equilibro del ecosistema fluvial y su presencia es garantía de ríos sanos y limpios. Sin embargo, es una especie terriblemente amenazada que pasó de alfombrar los cauces gallegos a estar en peligro de extinción.

El grupo Copemol inició hace años un plan de recuperación que tiene su epicentro en O Veral, donde se encuentra la única planta de cría de toda la Península, que podrá seguir funcionando en el corto plazo gracias a una ayuda concedida recientemente por la fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

La Universidad de Santiago se comprometió con este proyecto al presentarlo a la convocatoria de la fundación –solo se puede proponer uno por entidad– y garantizar su cofinanciación. Así, la fundación aportará 45.000 euros y la USC, otro tanto.

La especie es especialmente sensible a la contaminación de los ríos y, por otra parte, tiene un ciclo reproductivo muy complejo

Este aporte permitirá, fundamentalmente, pagar al personal que se ocupa de la cría del mejillón en O Veral y seguir mejorando el protocolo para lograr una mayor producción y un crecimiento más rápido que permita liberar los bivalvos en el río antes. El proceso, largo y meticuloso, se desarrolla en la planta ictiogénica que la Consellería de Medio Ambiente tiene en O Veral. Allí se crían truchas y salmones para repoblar los ríos gallegos y la Administración autonómica colabora en el plan. Cedió, en virtud de un convenio, un pequeño local al grupo de investigación, además de permitirles usar juveniles para la cría del mejillón, dado que las larvas necesitan criarse durante nueve meses en sus branquias.

La recuperación del Margaritifera margaritifera tiene muchos elementos en contra. La especie es especialmente sensible a la contaminación de los ríos y, por otra parte, tiene un ciclo reproductivo tan complejo que obtener adultos resulta enormemente complicado. Y eso que pueden llegar a vivir más de cien años.

La ayuda de la fundación Biodiversidad es un respiro, pero el equipo no cesa de buscar financiación para garantizar la continuidad de la planta, que se puso en marcha en 2013, en el marco del programa Life + Margal Ulla, un plan que se desarrolló entre 2010 y 2015 con fondos europeos para la recuperación del mejillón fluvial y del topo de río (Galemys pyrenaicus) en el Ulla.

El protocolo ha ido evolucionando y adaptándose a las necesidades locales y el número de semillas ha crecido exponencialmente

Paz Ondina, investigadora del grupo Copemol, explica que el proyecto Life + les sirvió "para salir a Europa y entrar en contacto con grupos de otros países" que también trabajaban en la recuperación de la especie. De hecho, el programa de cría se inspiro en el de Luxemburgo, donde hay "una estación de cultivo estupenda" mantenida con fondos estatales, como sucede en países como Francia o Alemania, dice Ondina.

El protocolo ha ido evolucionando y adaptándose a las necesidades locales y el número de semillas ha crecido exponencialmente. Si en 2013 sobrevivieron 400 crías, en 2016 se ha llegado a 13.000. Ahora, custodian en distintas fases de desarrollo alrededor de 28.000, lo que equivale a la población estimada actual en el río Ulla.

El grupo de investigación todavía no se ha atrevido a soltarlos en el medio fluvial. Quieren asegurarse primero de que las medidas de recuperación del río que se han llevado a cabo con el programa Life+, como la eliminación de obstáculos o la regeneración de la vegetación de ribera, han surtido efecto. De lo contrario, supondría enviar el fruto de este trabajo minucioso a una muerte segura.

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