El lucense que apedreó a su padre le cortó la cara a un joven con un vidrio

La Audiencia Provincial lo condenó entonces a dos años de prisión por un delito de lesiones ► El detenido está en la unidad de Psiquiatría del Hula y la víctima se recupera de las heridas

El lucense que el pasado jueves dejó malherido a su padre a pedradas en el arcén de la carretera de Meira, la Nacional 640, cuenta con antecedententes penales. La Audiencia Provincial de Lugo le condenó a dos años de prisión porque le asestó un corte en la cara a un joven con una botella de vidrio rota.

Aquel episodio violento tuvo lugar hace once años. El acusado se cruzó de madrugada en la Praza do Campo con dos jóvenes, con los que tropezó sin querer. Entonces cogió del suelo una botella, la partió y les persiguió. Alcanzó a uno de ellos en un callejón sin salida y le causó una herida en la cara, de la que le quedó una cicatriz de unos ocho centímetros.

El detenido por propinarle una paliza a su padre, que pudo sufrir un brote psicótico, se encuentra ingresado en la unidad de Psiquiatría del Hula, bajo la custodia de dos agentes, a la espera de recibir el alta médica para comparecer a declarar ante el juez. Mientras, la víctima se recupera de sus graves heridas.

La agresión que cometió hace once años fue porque dos jóvenes que pasaron a su lado tropezaron con él sin querer

Esta brutal agresión tuvo lugar a última hora de la tarde del pasado jueves en el arcén de la carretera N-640, a la altura de San Andrés de Ferreiros (Pol).

PENSÓ QUE ESTABA MUERTO. Hijo y padre se enzarzaron en una discusión dentro del vehículo en el que viajaban. Tras estacionar, salieron por una de las ventanillas del turismo, sin abrir las puertas. El joven, de 31 años de edad, derribó a su progenitor. Cuando este estaba tendido en el suelo, presuntamente cogió una piedra y le golpeó una y otra vez con ella en la cabeza y en la cara y después intentó asfixiarlo con su camisa.

Al creer que su padre había muerto y gracias a la disuasión de varios conductores que se detuvieron, cejó en su agresión y se marchó. Los testigos aseguran que dijo que la víctima intentó acabar con su vida.

En su huida se quitó la ropa e iba caminando desnudo por medio de la carretera. Cuando se personó la Guardia Civil, el joven escapó campo a través y se ocultó entre la maleza. Los agentes lo acabaron localizando, poco después, escondido dentro de un contenedor, en las proximidades de una iglesia, a unos 800 metros de distancia. Lo único que les comentó fue que: "Matei ao meu pai".

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