El juez ratifica la prisión para el acusado de matar a Tatiana Vázquez

Considera que se mantienen los indicios de la culpabilidad de Ibrahim Ndiaye y destaca las contradicciones en las que incurrió en su coartada para el día de los hechos
El sospechoso es introducido en una furgoneta camino a prisión
photo_camera El sospechoso es introducido en una furgoneta camino a prisión

Sergio Orduña, el juez instructor del caso del asesinato de la joven Tatiana Vázquez, ha vuelto a rechazar la puesta en libertad provisional del exnovio de la chica y hasta ahora único sospechoso, el senegalés Ibrahim Ndiaye. Es la tercera vez que se le deniega la libertad, después de que hace poco más de un mes la orden de prisión fuera confirmada primero por Orduña y luego por la Audiencia, en todos los casos con el apoyo de la Fiscalía.

En aquel momento, la Audiencia razonó para rechazar el recurso que existían indicios y que todavía faltaban por recibirse los resultados de algunas pruebas muy importantes. Pasado ese tiempo y recibidos la mayor parte de los informes pendientes, César Lodos, letrado defensor de Ibrahim Ndiaye, ha vuelto a solicitar la puesta en libertad de su defendido al entender que no existe ninguna prueba concluyente contra él y que los resultados de las informes recibidos tampoco las aportaron. El abogado consideraba además que la imposición de medidas de control como una pulsera de localización permanente y la obligación de presentarse a firmar en el juzgado incluso dos veces al día eran garantía suficiente para asegurar que no escapará. Sin embargo, ni el responsable del juzgado de Instrucción 3 ni la Fiscalía lo entienden de este modo. En su auto, el magistrado no solo hace referencia a la gravedad de las acusaciones o el riesgo de fuga, sino que considera que los indicios sobre su culpabilidad que ha aportado la investigación siguen siendo igual de sólidos.

CONTRADICCIONES. Además, hace suyos buena parte de los argumentos que había presentado la acusación particular para oponerse a la libertad del sospechoso. Entre ellos, el auto resalta por su relevancia las contradicciones en las que, en su opinión, cayó el acusado en sus diferentes declaraciones ante la Policía y en el propio juzgado; en especial con lo relacionado con la secuencia temporal de su coartada para la noche del crimen, el 9 de abril, cuando el cadáver de Tatiana, de 24 años, apareció con medio centenar de puñaladas en su coche aparcado en una solitaria calle de Sanfiz.

Un preso declaró que Ibrahim le dijo que le había quitado el móvil a ella porque sospechaba que tenía otra relación

En un principio, tal y como destacaba la acusación particular en su escrito, el senegalés aseguró que a la hora del crimen él estaba paseando por la muralla, algo de lo que se desdijo posteriormente, y sus imprecisiones fueron constantes en el momento de precisar las horas. Otra razón que parece pesar en la decisión del juez es su frenética serie de llamadas telefónicas a conocidos aquella madrugada, más de una quincena en 45 minutos para un hombre que llamaba muy poco y menos aún a esas personas y esas horas.

El riesgo de fuga es también evidente para juez, fiscal y acusación. De hecho, recuerdan que cuando fue detenido tenía preparadas una maleta y una mochila en su habitación para marcharse. Ibrahim aseguró que estaba esperando dinero para ir hasta Valencia para comprar un coche, ya que se dedicaba a la compra-venta de vehículos, pero no fue capaz de aclarar ni a quién iba a ver, ni de qué coche se trataba ni ningún otro detalle. Por ello, los investigadores creen que en realidad estaba preparando su fuga y que no pudo porque no consiguió dinero.

EL MOTIVO. Todos estos indicios, consideran, apuntalarían la tesis que desde el principio han mantenido los policías, el juez, el fiscal y la familia de la víctima, que el sospechoso se dejó llevar por su carácter celoso, controlador y violento cuando supo que Tatiana quería romper su relación, acabando así además con su principal y casi única fuentes de ingresos, ya que vivía del dinero de la joven.

El detonante, según sospechan, podría haber sido la relación con otro hombre, un dominicano, que la chica había comenzado unos días antes de su asesinato, y que durante un periodo hasta llegó a figurar como sospechoso. Ibrahim siempre ha mantenido que él no sabía nada de esa relación, pero los investigadores creen que lo supo controlando el teléfono que usaba ella para mensajearse con el hombre.

A este respecto, puede tomar relevancia el testimonio aportado por un preso que compartió celda en Bonxe con el senegalés. Según confirmó, Ibrahim tenía siempre mucho interés en ver las noticias que se daban sobre su caso, y que una vez, después de ver dichas noticias, le comentó que "él había quedado con ella porque se había enterado que había conocido a otro chico de origen dominicano y que como sospechaba que podían tener algún tipo de relación, el viernes día 8 de abril (justo el día anterior a la aparición del cadáver) le quitó el teléfono móvil para confirmar sus sospechas".

El preso añadió que "posteriormente, el mismo día, sin especificar la hora, volvió a quedar otra vez con ella para que le diera el código pin, pero no se lo dio". Se trata de un preso de los llamados de confianza, que acompañan a los nuevos reclusos en los primeros días en prisión.

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