El hotel Jorge I sobrevive, después de un año cerrado, a los saqueos

El administrador concursal recurrió a un cerrajero para poder entrar
Estado que presenta actualmente la cocina del restaurante
photo_camera Estado que presenta actualmente la cocina del restaurante

El hotel Jorge I cerró sus puertas hace casi 13 meses. Este viernes el administrador concursal designado por el juzgado para llevar las riendas de la sociedad que lo gestionaba entró en el cuatro estrellas de A Campiña. Para poder acceder a su interior tuvo que recurrir a un cerrajero para que abriese la puerta. Su propietario se encuentra ilocalizable. Hace un par de meses se encontraba en Suiza.

Pese a ese más de un año de parón y a que fue desvalijado en la primavera pasada, el interior del hotel presenta un mejor aspecto de lo esperado. Aún así, tras una primera inspección ocular, se aprecia que le falta utillaje, mobiliario y maquinaria.

A finales de abril del año pasado los amigos de lo ajeno se llevaban los 32 televisores que estaban en las habitaciones del hotel. También sustraían el ordenador de la recepción; la caja registradora de la cafetería y una báscula y una cortadora de fiambre de la cocina.

Este alojamiento, que ocupa una superficie de casi 4.000 metros cuadrados en total, teniendo en cuenta la nave que alberga los salones de celebraciones y los terrenos que ocupa en A Campiña, está valorado en más de 2,3 millones de euros.

El hotel, que fue construido en 1980 y que fue ampliamente reformado hace una década, cuenta con 32 habitaciones repartidas en tres plantas.

El pasado lunes el juzgado mercantil de Lugo declaraba el concurso necesario de acreedores del hotel Jorge I a raíz de la demanda presentada por una decena de trabajadores a los que su propietario, el empresario Maurizio Borroni, les adeuda unos 350.000 euros en concepto de salarios e indemnizaciones.

Este cuatro estrellas, uno de los seis que había en la capital lucense, cerró sus puertas en las vísperas de las Navidades de 2014, cuando el empresario italiano aún no había cumplido un año a su frente.

La demanda presentada por el personal también contribuyó a que se paralizase la subasta del inmueble por el préstamo hipotecario de casi un millón de euros que adeuda a una entidad financiera.

Maurizio Borroni no solo dejó cuentas pendientes con sus trabajadores y con el banco, también adeuda el importe casi íntegro de la compra del hotel a sus anteriores propietarios, que lo denunciaron por estafa y falsedad documental.


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