El propietario de los caballos de Castelo supuestamente desatendidos prestó declaración ante la titular del juzgado de instrucción número 2 de Lugo -por un delito de maltrato animal- y aseguró que los equinos tenían comida suficiente para alimentarse. El hombre fue trasladado el lunes desde el centro penitenciario en el que cumple condena por un delito de tráfico, ya que al parecer fue sorprendido en varias ocasiones al volante a pesar de tener el carné retirado tras perder todos los puntos.
Según explicó ante la jueza, antes de entrar en prisión acudía a menudo a cuidar a los animales. Además, aseguró que, a pesar de su ingreso en el centro, los caballos tenían hierba seca y comida suficiente para alimentarse, por lo que negó tajantemente que estuvieran famélicos. El hombre dijo también que tenía informes veterinarios que corroboraban el buen estado de los equinos -una yegua y un poni- que finalmente fueron trasladados el pasado día 10 al refugio que la asociación ecologista Vacaloura tiene en Santiago de Compostela.
PERROS. Sobre los perros que aparecieron en su finca -uno cadáver y el otro descuartizado- el hombre negó que uno de los animales acabara comiendo al otro por el hambre que pasaba.
Según su testimonio, el can devorado no era de su propiedad, por lo que asegura que tuvo que ser depositado en su finca por terceras personas. "Al otro", que apareció muerto y con su cadena enrollada al cuello, "lo tuvo que matar alguien", dijo.
El dueño de los animales recalcó una y otra vez que los cuidaba y que acudía a la finca con frecuencia, ya que además le habían intentado robar la yegua recientemente, por lo que los tenía más vigilados.
El interrogatorio del hombre fue corto, ya que el fiscal no acudió. La titular del juzgado de instrucción número 2 decidirá ahora si archivar el caso o si hay motivos suficientes para imputarle al dueño de los animales un delito de maltrato animal. La protectora también solicitó personarse como acusación.
Estos animales fueron localizados en enero por la Policía Local, que se encontró un panorama dantesco en la finca en la que estaban: mientras que los dos caballos presentaban signos evidentes de desnutrición, todo apunta a que el perro atado a la cadena se alimentó de otro perro muerto hasta que él mismo murió.
