El ciclón mariñano frente...

Elena Candia no reniega del apoyo que siempre tuvo del aparato, pero reivindica como propios sus logros políticos y se muestra como lo que es, una mujer de origen humilde, luchadora y con un carácter que no es lo que más le ayuda
Elena Candia y Raquel Arias
photo_camera Elena Candia y Raquel Arias

Un contrato de trabajo —a través, por cierto, del plan Labora que la Xunta de Fraga había creado para titulados universitarios— propició la entrada de Elena Candia en política hace casi trece años. En verano de 2002 acababa la carrera de Derecho en A Coruña y en diciembre empezaba a trabajar como asesora jurídica de la secretaría del Concello de Mondoñedo.

El entonces alcalde, el popular Luis Rego, enseguida debió de ver en ella cualidades para la política porque a los pocos meses le ofreció un puesto en la lista y en mayo del año siguiente salía elegida concejala. Era la que daba la mayoría absoluta al PP y, lógicamente, su trabajo era incompatible con el cargo, por lo que ni siquiera llegó a acabar el contrato. Es posible que el arraigo que Candia tiene a su tierra, que en sus 38 años recién cumplidos solo dejó para estudiar, junto a su afán por conocer —y conocer a fondo, no se queda en la superficie— y su carácter trabajador, hubieran hecho que, antes o después, Candia acabara igualmente en política. Y eso que nunca se le había pasado por la cabeza ni en su familia —que a veces sufre con la actividad de su hija— había antecedentes ni mucho interés por ella. 

"Nunca fora a un mitin. O único, unha vez a unha reunión da Transcantábrica. E a miña familia é moi humilde, de escasa formación, o que adoita ir unido a unha escasa participación na vida pública", reconoce abiertamente. De hecho, su origen humilde y el hecho de que, detrás de todo lo que ha conseguido, hubo siempre mucho trabajo, son una constante en la conversación con esta mariñana de las Terras de Miranda.

Candia se quedó al frente del PP mindoniense cuando Rego se retiró. Optó a la alcaldía en 2007 y 2011, sin conseguirlo, pero en ese último mandato dio el salto a la política provincial para acabar convirtiéndose el año pasado en presidenta de la Diputación. Fue por una carambola y durante poco más de tres meses, pero lo suficiente para que acabara de catapultarse como uno de los nombres del PP en la provincia. Porque, además, en 2015 sí consiguió ser alcaldesa, y con mayoría absoluta. Ahora, Candia podría cumplir otro hito, el de convertirse en la primera mujer que dirige el PP lucense. "De momento xa fun a primeira candidata, iso xa non moquita ninguén", presume entre risas, ya que anunció que se postulaba antes que su contrincante.

En la pugna que ambas libraron antes por la presidencia de la Diputación fue al revés. La trayectoria de Candia está inevitablemente ligada a la de José Manuel Barreiro y José Manuel Balseiro, presidente y secretario provincial del PP en los últimos años. Fueron sus valedores, aunque en el grupo de políticos que sienten que le han influido incluye a Rego, su mentor, a Fraga y a Feijóo.

Sin embargo, Candia reivindica como propios sus logros políticos y defiende que todos los puestos que ha tenido han sido o con los votos de los ciudadanos o de sus compañeros. "Substituín a Barreiro na Deputación, pero porque xa era vicevoceira, porque xa me elixiran para iso antes", afirma. "Sempre me sentín apoiada, pero non vexo esa tutorización, esa promoción que se di. Creo que o gañei a pulso. Síntome lexitimada e iso deume forza para o paso que dei agora", afirma.

De la misma manera, ve "incoherente" que haya quien considere más renovadora la candidatura de Arias que la suya. Arguye que ella lleva menos tiempo en política (cuatro años menos) y que es más joven. Cree que su candidatura quizás se percibe continuista por alguno de los mensajes que envió, en los que, dice, quería poner en valor el trabajo de sus antecesores y dejar claro que no era partidaria de "romper o que hai". Pero eso no impide que su afán sea "mellorar, corrixir e innovar no que sexa necesario". Un matiz a sus primeras declaraciones que revela que sabe por dónde se mueve.

A Candia se le nota segura —reconoce que el paso por el gobierno provincial le ayudó— y se muestra abierta y natural, aunque el interlocutor sea recién conocido. Y eso que hay quien la percibe más inaccesible desde su experiencia presidenciable, a pesar de que ella es de esas personas que, en el afán de hacer bien su trabajo, no duda en descolgar el teléfono las veces que hagan falta. "Son un martelo pilón", dice.

MEJOR CON CARÁCTER. La personalidad desconfiada que le achacan parece asomar cuando pone en valor la importancia de "saber por onde che van vir". Tiene fama también de carácter endemoniado, y reconoce que algo hay, pero cree que no tanto como se dice. "Teño carácter, si. Sempre lle boto a culpa a miña avoa, que dicía que unha muller sen carácter non valía nada", afirma riendo. Ya seria, explica que es exigente para ella y para los demás, que la labor de oposición siempre hace sacar la parte más dura y que las condiciones en las que gobernó no favorecieron que se mostrara la mejor Elena.

Sea por incompatibilidad de ideas o de forma de trabajar, algunas de las personas que trabajaron con ella o que forman parte de su grupo provincial están ahora en el proyecto de enfrente, algo a lo que quita hierro y que sitúa dentro de y la democracia del PP.

Candia admite que su carrera política quizás fue un poco rápida, pero cree que, si uno se siente preparado, hay que aprovechar las oportunidades lleguen cuando lleguen. Un futuro fuera de la política parece que no le inquieta. Trabajó en el sector de los seguros, dice que dejó pasar oportunidades laborales por la dedicación a la política y tiene parte en una empresa. Estudió cuatro másters y está cursando el quinto. Se reivindica una mujer hecha a sí misma y realmente parece haber bastante de eso.