El 40% del agua potable no se factura por el fraude, las fugas y el uso para riego

Lugonovo plantea reducir el déficit con más control, la mejora de la red y la puesta en marcha del sistema de agua reciclada. Los contadores con más de 30 años, muchos de ellos parados, recaudan de media un 20% menos que el resto
Un camión de Urbaser riega la Praza de Santa María
photo_camera Un camión de Urbaser riega la Praza de Santa María

El 40% del agua que se trata en la estación potabilizadora de Lugo no acaba siendo facturada, ya sea porque se utiliza de forma fraudulenta, por las fugas en la red o porque se utiliza para el riego de las zonas verdes o el baldeo de las calles.

El dato fue aportado este martes por el portavoz de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha, quien asegura que el año pasado el Concello gastó 1.550.000 euros en tratar para el consumo 8.729.534 metros cúbicos de agua, de los que la población solo abonó 5,5. Rocha considera que un refuerzo en el control para evitar el fraude, la mejora de la red de tuberías, así como la puesta en marcha del sistema de agua reciclada diseñado por el anterior gobierno para el riego de calles y jardines puede contribuir a reducir el déficit en el abastecimiento, que el grupo municipal de Ciudadanos calculó hace unos días que a llega a los 2,2 millones de euros al año.

Lugonovo cree que antes de plantearse una subida en los recibos para paliar el desajuste, como llegó a proponer Ciudadanos, es necesario reforzar el control del fraude en este servicio, donde asegura que solo hay cinco trabajadores dedicados a la lectura trimestral de más de 57.000 contadores. «A esta infradotación de persoal cómpre engadir que máis do 75% dos aparatos, en propiedade dos titulares do contrato, teñen unha antigüidade superior aos 30 anos o que merma entre un 15 e un 20% a lectura real», explica Fernández Rocha.

Además, el edil advierte de que hay cientos de dispositivos parados, bien con una intención fraudulenta por parte de los abonados o bien por condicionantes burocráticos como, por ejemplo, que el edificio en el que se encuentra el contador no disponga de licencia de primera ocupación pero esté enganchado a la red de abastecimiento.

Solo cinco trabajadores municipales se dedican ahora a la lectura y control de más de 57.000 contadores de agua

El portavoz de Lugonovo cree que la situación actual es fruto de una «nefasta xestión» que se arrastra de mandatos anteriores y aporta el dato de que en 2005, cuando se potabilizaron en un año 11,1 millones de metros cúbicos de agua, quedó sin facturar el 46% del total, una situación que apenas mejoró, dado que en 2016 fueron tratados 8,7 millones de metros cúbicos y sigue sin facturarse el 40%.

REGLAMENTO. Lugonovo también se lamenta de que la capital lucense sea una de las pocas ciudades sin una legislación al respeto, un marco normativo que considera fundamental para poder planificar el ciclo integral del agua y hacerlo más eficaz y eficiente. «Hai moito que mellorar primeiro antes de empaquetarlle aos cidadáns as consecuencias económicas de todos estes despropósitos», comenta Rocha en clara alusión a la propuesta de subida del recibo de Ciudadanos.

El portavoz de Lugonovo subraya el hecho de que desde 2012 no se conozca la elaboración de ningún estudio de costes sobre el abastecimiento municipal, lo que en su opinión obliga a «andar ás apalpadas para referirse a el e pode propiciar que todo canto se comenta non sexan máis que trazos grosos e mesmo desacertados».

Santiago Fernández Rocha cree que el servicio municipal de agua es una prestación básica que exige más rigor y precisión y menos demagogia. Para Lugonovo, el contrato de gestión de las plantas depuradora y potabilizadora, caducados desde hace años, no se pueden mantener por más tiempo ni bajo ninguna excusa en el limbo del reparo de legalidad. Además, considera que, antes de la adjudicación de la gestión a una empresa, es imprescindible hacer primero un diagnóstico y un plan integral de reestructuración de todo el servicio, encaminado a optimizar los recursos. «Non se pode alarmar á poboación prevendo un crecemento exponencial dos recibos e, dende logo, parécenos inxusto e irresponsable pretender que todo este derroche, que é corrixible e evitable, repercuta nos consumidores que xa cumpren coas súas obrigas», concluye Fernández Rocha.

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