"El ejercicio beneficia incluso al paciente con cáncer metastásico"

Cristina González Castro escribió un libro porque no encontraba en ninguno respuesta a todas las dudas prácticas de los pacientes oncológicos sobre el ejercicio

Cristina González. EP
photo_camera Cristina González. EP

Estudió dos carreras en Londres, Ciencias del Deporte, Salud y Ejercicio y Radioterapia y Oncología, que no existe en España como tal sino como especialidad de la Medicina, y ejerció ambas en el Reino Unido. Sin embargo, desde que volvió a España se dedica a la orientación sobre el ejercicio, de forma especial en el paciente oncológico. Con la publicación que presentó este jueves en el Hula pretende ofrecer un documento práctico, que destierre viejos mitos sobre el cáncer y el ejercicio físico, como la necesidad de reposo absoluto por parte de los enfermos.

¿Conviene que un paciente con cáncer haga ejercicio después del tratamiento con independencia del tipo de cáncer que se trate?
Sí, y también durante el tratamiento, desde el mismo momento del diagnóstico. Hay una parte importante de esa decisión que es el miedo. El miedo nos paraliza y nos impide avanzar, es una de las barreras que hay que romper. Otra es la de la fatiga y las creencias que hay en torno a ella. La fatiga del paciente oncológico no es una fatiga normal. Hay que tener en cuenta que es una fatiga intensa, que no mejora con reposo. Yo imparto charlas en asociaciones y acudo con frecuencia a jornadas en lo que eso no sale a relucir, pero lo cierto es que no va a remitir con el reposo ni va a empeorar con el ejercicio. De hecho, mejora con el ejercicio. Hay que tener en cuenta que si no nos movemos, el cuerpo pierde tono muscular y tiene menor resistencia.

¿Por qué decidió escribir este libro?
No encontraba nada parecido. Es un libro breve y muy práctico, que va al grano. Todo lo que incluye está basado en la evidencia científica, no son recomendaciones sin base. Pretende mostrar que el ejercicio es recomendable para el paciente oncológico, que debe seguir pautas personalizadas. Las recomendaciones son, en realidad, las mismas que la OMS hace para la población en general, 150 minutos semanales de ejercicio cardiovascular de intensidad moderada, combinados con días a la semana de ejercicios de fuerza, pero añadiendo al final "dentro de sus posibilidades". Estas recomendaciones, por ejemplo, si eres una mujer que corre maratones y que de repente es diagnosticada con cáncer de mama, se quedan cortas, pero quizás media hora de caminar ligero para una mujer de 65 que nunca ha hecho deporte es excesivo inicialmente.

Los ejercicios de fuerza son recomendables también para mujeres operadas por cáncer de mama

Dice que hay que hacer ejercicios de fuerza, ¿se recomienda también en mujeres operadas por un tumor de mama?
Sí, también. Hay que tener en cuenta que debe ser un ejercicio progresivo, no se pueden hacer la cosas a lo loco. Buscar el apoyo de un profesional puede orientar al paciente no sólo sobre qué ejercicios hacer, cómo tener la postura correcta sino precisamente sobre la progresión, cómo empezar y cómo ir incrementando. El de fuerza es un ejercicio que puede ayudar con el linfedema, que padecen muchas mujeres con cáncer de mama. En las charlas me gusta recordar una iniciativa que antes solo conocía del extranjero, pero que ahora que hay también en España: mujeres supervivientes de cáncer de mama que hacen remo en los llamados Dragon Boat, una especia de traineras. El remo es un gran ejercicio de fuerza y esa clase de ejercicio ayuda a mejorar la funcionalidad para el futuro. Por ejemplo, hace que las pacientes mejoren en actividades cotidianas que muchas dicen que les cuesta hacer: abrir un bote o coger algo de una estantería, entre otras.

¿No hay ninguna excepción a esa recomendación general del ejercicio?
No. Lo único que hay que tener en cuenta es que debe adaptarse a las posibilidades de cada uno. Incluso para los pacientes con metástasis es beneficioso el ejercicio. En esos casos, lo que se hace es lo mismo que con los deportistas de élite. Si un futbolista, por ejemplo, se daña la rodilla, no deja de entrenar porque necesita conservar su tono muscular y su capacidad en la medida de lo posible. Lo que hace son ejercicios en los que entrene todo sin hacer esfuerzo en la zona dañada, la rodilla en este caso. El paciente debe estar activo sin afectar el órgano con metástasis. También es conveniente para los pacientes paliativos, en los que el ejercicio puede ayudarles a mejorar su calidad de vida, lo que es muy importante. Los pacientes deben consultar siempre con sus equipos médicos todas sus dudas. En el libro, casi al principio, recuerdo que no se trata de un libro de instrucciones. Se dan recomendaciones generales que deben adaptarse a las circunstancias de cada paciente. Pero estos deben tener en cuenta de que hacer algo, incluso muy poco, es mejor que nada. 

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