Lugo encara la recuperación de una economía que logró resistir

Agroalimentación, distribución y transporte tiran de una provincia que no se vio tan perjudicada como el resto del país ►Hostelería, ocio y comercio siguen siendo los sectores más afectados

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photo_camera Lugo, vacío durante el confinamiento. AEP

Se cumplen seis meses desde que el pasado 14 de marzo el Boletín Oficial del Estado publicaba la declaración del estado de alarma y lo que hasta entonces se consideraba "normalidad" quedaba anulado. En aquel momento todo el país pensaba que era algo momentáneo, pasajero, una incomodidad que se olvidaría rápidamente una vez superado el confinamiento. Pero, seis meses después, nada es igual y todo el mundo asume que nunca lo volverá a ser, que hay cosas que, para bien o para mal, han venido quedarse. A falta de otro nombre, de momento lo llaman "nueva normalidad" y se está cimentando cuando todavía no han dejado de supurar las heridas causadas por la extirpación traumática de la antigua normalidad.

De hecho, habrá heridas que nunca cicatrizarán. El covid-19 se ha llevado alrededor de 40.000 vidas en el país hasta ahora, casi 60 en el caso de la provincia de Lugo, No hay remedio para eso. Por desgracia, la sociedad solo puede centrarse en lo posible, en cerrar el resto de heridas, en especial las de carácter económico y social. Y, por fortuna, el mensaje que leen en las cifras los expertos indican que en Lugo el tratamiento puede estar funcionando, que el paciente ya no está en la Uci y que su pronóstico, si no hay complicaciones imprevistas, no es desfavorable. Siempre dentro de la gravedad de una pandemia lejos de estar bajo control.


14 de marzo: el desplome

Aquel 14 de marzo fue un mazazo para Lugo, como para todo el país. La caída fue abrupta, de la noche a la mañana la mayor parte del sistema productivo tuvo que echar el cierre. Se calcula, según datos de la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL) que el desplome del PIB nacional fue de entre el 18 y 20%.

Para la provincia de Lugo, sin embargo, fue menor. La causa, considera Jaime López, secretario general de la CEL, fue que las debilidades históricas de la provincia se convirtieron en ese momento en fortalezas, en especial la ausencia de un tejido industrial relevante. Así, sectores como el ocio, la hostería o el comercio se desplomaron de inmediato, pero puntales de la economía provincial como el agroalimentario, el transporte o la distribución mantuvieron gran parte de su actividad, lo que mitigó el impacto sobre el PIB lucense. La CEL calcula que la caída superó el 10%, pero sin llegar al 18% del conjunto del país.

Los datos apoyan esta tesis. Lugo fue una de las provincias de España que menos Ertes presentó, la que menos de Galicia y la que más tardó en recurrir a este instrumento. La inmensa mayoría corresponden al sector servicios, ocio, hostelería y comercio.

La gran avalancha llegó, como es normal, en marzo, cuando se presentaron 3.384 expedientes de regulación de empleo en Lugo, de los que, según las datos facilitados por la Delegación de la Xunta, se aprobaron 3.254 que afectaron a 11.161 trabajadores. En abril se presentaron otros 654, de los que aprobaron 592, que situaron en Erte a otros 2.493 trabajadores. Fue el pico de la crisis. Lugo no veía el final del túnel.


El pico de la crisis

En los meses de marzo y abril y hasta bien entrado mayo apenas había un resquicio para la esperanza. La provincia había empezado febrero con 16.265 parados y en mayo ya sumaba 18.457, a los que había que añadir otros 14.000 esperando por cobrar los Ertes. Las contrataciones en abril habían bajado en 6.689 personas respecto al mismo mes del año anterior, un 72%. Otros miles de lucenses, que hasta entonces habían navegado en la economía sumergida, ni siquiera tenían ese horizonte.

En el pico de la pandemia, apuntan desde la CEL, el consumo eléctrico cayó un 7%, que es un dato inmediato e indicativo de la caída de la producción industrial. Lugo limitaba los efectos sobre su PIB porque nunca tuvo una gran industria y porque el sector agroalimentario, el transporte y la distribución seguían manteniendo el tipo. Comercio, hostelería, ocio y el resto de sectores se esta ban desangrando. En mayo aún se aprobaron en la provincia otros 56 Ertes, que afectaron a casi otros 400 trabajadores.

El único indicador que se mantenía en números verdes, muy por encima de los niveles prepandemia, era el gasto con tarjeta en alimentación y en farmacia. De hecho, según los datos que maneja Abanca, Lugo es la provincia gallega en la que más ha crecido el gasto en estos aspectos con respecto al año anterior durante este periodo: un 33% en alimentación y un 67% en farmacia.

En estas circunstancias, lo que marcó un antes y un después, lo que proporcionó un salvavidas tanto a la economía como a la sociedad hasta que las cosas pudieron empezar a recuperarse y el 21 de junio se terminó el estado de alarma, fue la inyección de liquidez que supusieron los Ertes para los trabajadores y autónomos y los créditos Ico para las empresas. Comenzaron a llegar a mediados de mayo y Lugo comenzó a doblar la curva.


El principio de la recuperación

"Una vez superado el desconcierto legislativo de los primeros momentos, las medidas que tomó el Gobierno sirvieron. Y eran medidas fundamentales. Creemos que faltó anticipación, como la que está faltando ahora mismo ante la situación de rebrote, pero las medidas sirvieron y fueron efectivas". Es la opinión del secretario general de los empresarios lucenses, Jaime López.

Hay que destacar especialmente el efecto de los Ertes sobre la hostelería y el comercio, sector que ya arrastraba una crisis antes de la pandemia. Para los negocios que venían tocados, ha supuesto la puntilla, algunos ya no volverán a abrir, pero para muchos de ellos han sido y están siendo la tabla de salvación.

Hostelería, ocio y comercio siguen siendo los sectores más afectados y los que todavía soportan la mayor parte de los Ertes

También por lo que han supuesto para los trabajadores lucenses y la inyección de liquidez en la economía provincial, que según perciben los empresarios se está recuperando, siempre dentro de la anormalidad de la situación que atraviesa todo el planeta.

La causa es la propia estructura productiva de la provincia, de metabolismo lento. Para lo malo y para bueno. La herida por la que en estos momentos la economía lucense sigue supurando es la hostelería y el ocio, pero su peso en el total es relativo. Pueden más los sectores citados anteriormente, como el agroalimentario.

Este, por ejemplo, es el protagonista de la práctica totalidad de las exportaciones lucenses, y a estas alturas del año de la pandemia, según los datos de la CEL, ya se han igualado todas las de 2019. Y quedan seis meses por delante. Sirva otro ejemplo: una de las principales empresas de Lugo, centrada en la distribución en el circuito de la hostelería, ya está por encima del 70% de su facturación respecto al año pasado. Los datos de crecimiento de comercio electrónico también son muy esperanzadores.


¿Dónde estamos?

Entre junio y julio solo se aprobaron 20 nuevos Ertes, con 75 trabajadores afectados, pero el mes pasado hubo un repunte: 21, con 113 empleados. Por eso tampoco hay que engañarse: Lugo cerró agosto con 17.276 parados (mil más que en febrero) y más de 8.000 trabajadores cobrando un Erte total o parcial (la inmensa mayoría del sector servicios).

La idea general que trasladan los empresarios es que Lugo resistió mejor que otras provincias al carecer de grandes estructuras industriales y que los pocos pilares económicos que tiene son sólidos, si bien poco aprovechados. Y un factor que también ha podido resultar crucial en un momento como este: un empresariado acostumbrado a resistir y unos trabajadores también acostumbrados a cumplir que conforman un mercado laboral sin grandes conflictos sociales, el típico dominado por unas empresas familiares en las que existe la conciencia de estar cuidando de lo propio.

"Lugo va a volver a su ratio normal de forma rápida porque no le queda muy lejos —opina Jaime López—. Si en el último trimestre no hay grandes problemas con la pandemia, Lugo podría recuperar de aquí a final de año su situación más o menos normal. Tendrá una caída, no será el 100%, pero sí cerca". Si el covid-19 le deja.

Preocupación por los créditos Ico
"La mayor preocupación que nos trasladan los empresarios no es por lo que está ocurriendo en este momento, sino por lo que va a ocurrir en el 2021", afirma el secretario general de la Confederación de Empresarios de Lugo, Jaime López. Se refiere en particular a que muchas empresas han tenido que recurrir a bolsas de liquidez con los préstamos Ico y se tienen que empezar a amortizar a mediados del año que viene, en el mes abril. Hasta entonces solo se pagan los intereses, que son muy bajos.
López alerta de que si no se retoma pronto la actividad hay un riesgo importante de impago, de mora, y son créditos avalados en un 80% por el Gobierno que son muy difíciles de renegociar.
Normativa
Otra de las preocupaciones del empresariado en estos momentos, además de recuperar cuanto antes la normalidad y la actividad, es la ausencia de una normativa clara sobre qué hacer cuándo aparece un positivo por covid-19 en una empresa.