Calzados Doval cierra con las botas puestas

La céntrica zapatería lucense bajará definitivamente la persiana el próximo 30 de septiembre por la jubilación de su propietario, Braulio Doval. El establecimiento fue inaugurado en 1939
Braulio Doval pos junto a Mari Méndez y Olalla Trigo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Braulio Doval pos junto a Mari Méndez y Olalla Trigo. VICTORIA RODRÍGUEZ

La huella de Calzados Doval se mantiene impertérrita en la rúa Conde Pallares desde 1939. Braulio Doval recogió el testigo de su padre en la gerencia del establecimiento después del fallecimiento de su progenitor, en 1980, y ahora, 40 años después, es el turno para que este veterano empresario lucense se jubile y con él, una cantidad de recuerdos imborrables. El 30 de septiembre es la fecha elegida para su cierre definitivo.

Abuelos, padres y nietos se calzaron durante décadas en Doval, que es ya una parte de la historia de la ciudad. Los zapatos y complementos de moda de la tienda vistieron a hombres y mujeres con las tendencias contemporáneas de cada momento. En la tienda presumen de que siempre dispusieron de cualquier calzado y número al antojo del cliente. "Disponemos de zapatos de hombre hasta el número 51 y de mujer hasta el 43. Muchos de nuestros clientes, sobre todo señoras, nos solicitan zapatos que combinen con el color del vestido que se acaban de comprar. Si no lo tenemos en stock en la tienda siempre buscamos la forma de conseguirlo. Nunca tuvimos un cliente insatisfecho", afirma Braulio Doval.

Braulio Doval: "Queremos agradecer la fidelidad de nuestra clientela durante tantos años: Muchos de ellos se han llegado a convertir en amigos"

Las tendencias en el calzado se vieron alteradas con el paso de los años, al igual que el gusto de los lucenses por mantenerse en la primera línea de la moda. "Actualmente los zapatos que más vendemos son con cordones. Los mocasines ahora solo se utilizan para vestir y para llevar en alguna celebración. Ahora la gente prefiere vestirse más de sport", asegura el actual propietario, quien estuvo acompañado durante toda su vida laboral por dos empleadas que ya forman parte de su familia y a las que también les ha llegado el momento de la jubilación tras cotizar a la Seguridad Social durante cinco décadas. "Mari Méndez y Otilia Trigo comenzaron a trabajar conmigo en la zapatería con 15 y 14 años, respectivamente, con mi padre aún al frente. Nuestra relación ha sido excelente desde el primer día, somos una familia", asegura Doval, de 67 años.

RECUERDOS. Ambas trabajadoras guardan un gran recuerdo de su paso por el establecimiento "porque durante casi 50 años pasamos más tiempo aquí que en nuestra casa", asegura Mari Méndez, quien llevó "muy mal el primer mes de cuarentena en casa, luego fue mejor, hasta el punto de que al anunciar la vuelta a la actividad tuvimos que retrasar una semana la reapertura porque yo no quería volver", asegura Méndez, que ahora podrá dedicar más tiempo a cuidar de su familia.

Mari Méndez: "Me llevo un gran recuerdo de Calzados Doval. Durante 50 años pasamos más tiempo en la zapatería que en nuestra casa"

Por su parte, Otilia Trigo muestra su tristeza por el cierre "porque compartimos mucho tiempo juntos, pero es ley de vida. Me voy con pena. Ahora tendré más tiempo para dar largos paseos por el campo", sonríe.

Mientras, Braulio Doval podrá disfrutar tranquilamente de la voz de Pavarotti y Montserrat Caballé y volverá a pasar sosegadamente las páginas de La catedral del Mar, acompañado de su mujer y sus dos hijos, de 31 y 34 años, respectivamente.

Calzados Doval echa el cierre con las botas puestas, ya que ofrece un descuento del 20 por ciento en todos los artículos a la venta hasta su cierre.

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