Los jubilados están en pie de guerra. La subida de las pensiones este año en un 0,25 por ciento no convence a ninguno de los beneficiarios de estas prestaciones pero menos todavía a los que cobran las pensiones más bajas.
Vivir con 600 euros al mes sin echar mano de los ahorros es prácticamente imposible aunque se viva solo. La subida de este año para una pensión de este tipo es de 1,5 euros al mes, lo justo para pagarse un café.
En esas condiciones también están los viudos mayores que, de no tener otra pensión por haber trabajado, cobran pensiones mínimas. Esa es la situación que viven, sobre todo, muchas mujeres mayores, que dedicaron toda su vida al cuidado de la familia y que ahora, ya con edad, luchan día a día para llevar una vida lo más digna posible.
Con 600 euros al mes, resulta especialmente difícil salirse del guion y afrontar gastos extraordinarios como, por ejemplo, si hay que graduarse la vista y cambiar de gafas, acudir al dentista, llamar a un técnico que repare la avería del electrodoméstico de turno o llevar el coche al taller.
Esta mujer, que sobrevive desde hace años con los 370 euros al mes que le dan por una pensión no contributiva, siguió el debate con mucho interés esperando que el Gobierno también lanzase un órdago para la gente como ella, los pensionistas que todavía cobran menos del mínimo estipulado. «No me gusta dar pena pero veo que se habla mucho de las pensiones y los que cobramos las no contributivas parece que no existimos porque no nos dan voz en este debate. Nosotros no contribuimos con nuestro trabajo pero sí contribuimos con nuestros impuestos", afirma Margarita.
A los 370 euros que cobra de prestación, hay que sumarle 100 que le aporta, mes a mes, su madre para afrontar los gastos de la comunidad. Para pagar la luz y el gas, se vale de un bono social. Ahora le acaba de llegar la factura del gas y no se ve con dinero para pagarla. "Mis prioridades son comer y pagar los recibos. Alguna vez hasta llegué a pasar hambre pero, aun así, nunca fui al Banco de Alimentos porque creo que hay gente aún más necesitada que yo", cuenta.
Margarita está ahora pendiente de una revisión de su minusvalía, dado que —a las secuelas de la polio que sufrió de niña— se suma una estenosis de canal inoperable recién diagnosticada. Echó los papeles el pasado mes de agosto y la revisarán en septiembre. Mientras tanto, espera y sobrevive con sus 370 euros al mes.
AHORROS. Muchas de estas personas tienen que echar mano de los ahorros para sobrevivir o, en el peor de los casos, pedir ayuda a los hijos si no son ellos los que también los ayudan dado el elevado porcentaje de paro que todavía hay entre la población joven.
Ahorros y alquileres de alguna propiedad no habitada suman a la hora de juntar el dinero necesario para hacer frente a esos gastos sorpresa, lo que supone echar mano de todo lo que ellos, los jubilados, lograron reunir a lo largo de sus vidas con mucho esfuerzo y, también, con mentalidad previsora.
El otro bastón sobre el que se apoyan los perceptores de estas pensiones más bajas es el de los complementos con los que el Gobierno estira los emolumentos hasta llegar al mínimo establecido.