Los divorcios y separaciones en Lugo cayeron hasta un 20% tras la pandemia

Los expertos opinan, sin embargo, que la litigiosidad en materia de familia se mantiene, aunque se ha desplazado hacia las medidas, guardias y custodias de los hijos menores de edad
En las rupturas de personas mayores hay menos belicosidad. PIXABAY
photo_camera En las rupturas de personas mayores hay menos belicosidad. PIXABAY

Una vez más, los fríos números vienen a desmontar otro mito urbano, en este caso la opinión generalizada de que la pandemia de covid-19 y el encierro obligado y prolongado en casa iba a provocar un aluvión de rupturas matrimoniales. En el caso de Lugo, al menos, ha sido todo lo contrario: durante 2020, 2021 y 2022 la bajada de demandas de separaciones y divorcios en los juzgados ha sido tan notable que en algunos periodos ha llegado al 20 por ciento.

Así lo reflejan los datos sobre 'Demandas presentadas de nulidades, separaciones y divorcios' facilitados por el Consejo General del Poder Judicial. Estas tablas recogen los casos en todos los juzgados lucenses y detallados por separaciones y por divorcios, consensuados y no consensuados en ambos casos.

Desde 2015, esos procedimientos judiciales nunca habían bajado de 600 al año: 684 (2015), 607 (2016), 630 (2017), 602 (2018) y 638 (2019). Es partir de 2020, año de declaración de la pandemia del covid-19, cuando se registra la bajada: 511 (2020), 507 (2021) y 564 (2022). En el primer trimestre del año actual van 147, una proyección al alza pero que tampoco parece que vaya a llegar a aquellos más de 600 casos de hace apenas cuatro años.

El Progreso ha intentado encontrar una explicación para estas cifras en la interpretación de uno de los mayores expertos lucenses en derecho de familia, el abogado Julio Gónzález, socio junto con Félix Méndez y Miguel Rivera del despacho Obradoiro Legal. Lo que sigue es su visión desde su experiencia directa.

¿Se percibe esta bajada entre los profesionales del Derecho?


No se percibe una bajada. La litigiosidad en el tema de familia es la misma, si no más. No parece que haya ido a menos.

¿De dónde sale esa litigiosidad si hay menos divorcios?


Antes las separaciones eran el paso previo para poder divorciarse, pero eso cambió hace muchos años y ya no es necesario. Desde los tres meses después del matrimonio se puede acceder directamente al divorcio sin pasar por la separación, por lo que la separación es un procedimiento y una estadística a extinguir. "Por la experiencia que tengo, la separación ahora es casi exclusivamente de gente mayor cuya cultura o cuyas creencias no les permiten el divorcio, simplemente se separan", explica.

Sí que hay gente que intenta hacer los divorcios de mutuo acuerdo, porque es mucho más barato y mucho menos traumático, pero sigue habiendo. Lo que hay es mucha más litigiosidad después con modificaciones de medidas. Por ejemplo, con hijos menores no matrimoniales, que son las parejas que no están inscritas pero que tienen hijos. A la hora de romperse la pareja, el tratamiento judicial con los niños es exactamente igual. La impresión de González es que esa estadística debería haber subido.

"Luego, lo que sí se puede notar a lo mejor es que los matrimonios sin hijos menores que se separan o se divorcian pueden ir al notario. Eso es un número importante de casos que no llegan a los juzgados. La gente piensa que es más fácil y que es más barato que con un abogado, pero no es así. Al final casi siempre tienen que ir a que les hagan un convenio regulador. Tampoco es más rápido, porque ahora en Lugo los juzgados también funcionan mejor y se acaba de crear el número 6, que es especialista en familia", detalla.

¿Por qué hay más problemas con las medidas consensuadas?


"Para mí es por la custodia compartida. Ni siquiera tengo claro que sea en favor de los niños. También es horroroso lo que se llama la casa nido, que los niños son los que se quedan siempre y los padres intercambian para vivir con ellos cada semana o dos semana: se tienen que llevar muy bien los cónyuges, es difícil compartir casa con alguien al que se odia, los problemas de convivencia son terroríficos. Además, el gasto se triplica: antes la familia vivía en un piso, pero ahora está ese mismo piso y otros dos en los que padre y madre viven cuando no les toca la custodia de los hijos", relata.

Para hacer una custodia compartida así se exige una actitud y una disponibilidad que no todo el mundo tiene. "Creo realmente que hay gente que no está preparada y al final lo que veo es que los niños acaban pagando una mala convivencia. Mucha de la litigiosidad se ha dedicado a modificaciones de medidas", subraya.

¿Se perciben cambios, como una mayor beligerancia?


"No, sigue habiendo de todo. Lo que hay es mucha gente que no sabe lo que es tener hijos, gente inmadura. Ya no hablo de que intenten utilizar a los hijos como arma, sino que hay quienes lo hacen sin ser siquiera conscientes. Son gente inmadura. Pero me sigo encontrando perfiles de gente que son encantadores y que hacen lo posible por llegar a acuerdos, que se dejan aconsejar, y gente que no quiere llegar a acuerdos", dice.

¿Hay nuevos elementos que compliquen los divorcios?


"Sí que es verdad que empiezan a aparecer problemas con mascotas, pero no mucho. Lo que cada vez es más raro es hacer una liquidación de bienes gananciales como las de antes, porque la gente cada vez tiene menos patrimonio, sobre todo las parejas jóvenes", señala.

González añade que sí que empieza a haber gente con mascotas que quiere la custodia, y se nota el tema de la movilidad: personas que se van a vivir a otros sitios y eso fuerza también las crisis matrimoniales. Se suman aspectos nuevos como se suman a la propia sociedad, en el fondo sigue siendo muy parecido a lo de siempre.

¿Se aprecian diferencias por edades en las rupturas?


"Sí, creo que sí. Sobre todo los más jóvenes y los de mediana edad, de hasta cuarenta y algo, a lo mejor sí que tienen más belicosidad. No en los divorciados más maduros, porque tienen la sensación de que su matrimonio fue un fracaso pero que les queda vida por vivir; la ilusión por vivir el resto su vida. Suelen tener los hijos mayores, por lo que no hay problema de custodia y pueden pensar más en sí mismos, están cada uno más dispuestos a renunciar a cosas y en mirar hacia adelante", destaca.

Siempre a pagar: un proceso que puede ser barato o realmente caro
Una separación o un divorcio es un proceso que siempre sale a pagar, la duda es cuánto: los puede haber realmente baratos, si existe acuerdo y los bienes comunes no son notables, o realmente caros, sin hay que ir a juicio y hacer liquidaciones de gananciales de consideración.

Julio González, abogado experto en divorcios, explica que dar una cifra es realmente complicado, por la cantidad de factores que juegan en cada caso. Forzado, aporta unas cifras orientativas: un divorcio consensuado (no hay que ir a juicio) puede salir por alrededor de 900 euros más Iva; uno no consensuado (hay que ir a juicio) andará entre los 800 y los 1.500 euros dependiendo de muchas circunstancias.

Liquidación

A eso hay que sumar la liquidación de gananciales: para una pareja en una situación económica normal, en la media, puede estar en 3.000 euros para un divorcio consensuado.