La diversión, mejor sin problemas

Lugo estuvo abarrotado sin que se registraran incidentes graves que empañaran la fiesta
Participantes en el Domingo das Mozas. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Participantes en el Domingo das Mozas. VICTORIA RODRÍGUEZ

El fin de semana cumplió con las expectativas: en Lugo no cabía un alfiler la noche del sábado y el Domingo das Mozas no fue para menos. Decenas de miles de personas se dieron cita para disfrutar de una fiesta que, pese a todo, se celebró con total civismo y no se vio empañada por ningún incidente de gravedad.

El ambiente estuvo en lo alto durante todo este domingo, con los trajes y la música tradicional como grandes protagonistas. Rara era la calle en la que no sonara una gaita. Se vivieron también los habituales abarrotes, en especial por la zona del centro y el recinto ferial. Encontrar un lugar para comer o hacer una reserva se convirtió en una misión imposible y las colas fueron una imagen habitual en muchos restaurantes.

Y, por su puesto, en las casetas del pulpo, que casi enlazaron las cenas del sábado con las comidas del domingo. Hubo personas que tuvieron que esperar horas para encontrar un sitio en las cuatro instaladas y se sirvieron comidas hasta pasadas la seis de la tarde.

En todo momento, las ganas de disfrutar se impusieron a las de crear problemas. Ni Policía Nacional ni Policía Local dieron cuenta de incidentes de importancia, más allá de los típicos en estas aglomeraciones festivas.

Los puntos de control de alcoholemia de la Policía Local sí detectaron a varias personas que conducían con exceso de alcohol, algunas de ellas llegando a superar el límite de la infracción administrativa. En uno de los casos un conductor dio positivo en consumo de cocaína y se comprobó además que conducía sin carné al haberle sido retirado el permiso anteriormente.

También hubo varias actas levantadas por venta ambulante tanto de alimentos como por parte de manteros, si bien parece que, según la Policía Local, la presencia de estos es mucho más limitada este año.

Ya centrados en el eje de las patronales, la hostelería, los agentes levantaron varias actas a locales que se habían excedido en los horarios de cierre o con el volumen de la música, así como a otros que se negaron a facilitar hojas de reclamación a los clientes que los solicitaron.

En recinto ferial, por otra parte, se hicieron hasta 36 mediciones de ruido en diferentes atracciones, dentro de las medidas que habían sido acordadas judicialmente para limitar las molestias a los vecinos de la zona. En todos los casos, cuando se detectó un exceso de ruido con los sonómetros, los responsables de la atracción bajaron el volumen hasta el límite.

Tampoco faltó otro clásico de las noches de fiesta grande: varias multas por orinar en plena calle.

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