La doble asamblea que celebra esta tarde la Protectora de Animales de Lugo en el Pazo de San Marcos ha despertado una amplia expectación, como ya había sucedido en la anterior. En la primera cita, a las 17.00 horas, la directiva rendirá cuentas y presentará su renuncia. En la segunda, a partir de las seis y media, se reformarán los estatutos y se elegirá a la nueva junta.
Tres son las enmiendas formuladas a la propuesta de estatutos que serán votadas. Una es la limitación del número de votos delegados a dos por socio que concurra a la asamblea, en vez de las cinco actuales.
Otra es la creación de una comisión de control de cuentas formada por tres socios que se elegirán cada dos años en asamblea entre los que se presenten voluntariamente al puesto. Su cometido será realizar con la directiva una revisión y control trimestral de los ingresos y gastos de esta asociación.
Y la tercera es la creación de un comité ético multidisciplinar para velar por el bienestar de los animales tutelados por la Protectora. Estará formado por un veterinario; un directivo; un etólogo y/o especialista en comportamiento animal; un socio y un voluntario. También se elegirán cada dos años en asamblea entre los que presenten su candidatura.
Estas propuestas ha surgido a raíz de la controversia desatada en la última asamblea de la asociación, celebrada hace cinco meses.
Antes de que se debata la reforma de los estatutos, la junta saliente, que solo ha ocupado el cargo durante un año y medio, deja unas cuentas saneadas. La Protectora cerró 2017 con un balance positivo de 60.588,40 euros. Sus ingresos ascendieron a 301.485,01 euros. El Concello de Lugo y la Diputación provincial aportan 100.000. Sus gastos se quedaron en 240.896,61.
La junta, que prevé una ligera reducción de ingresos y gastos para este año, estima que continuarán los números verdes y se producirá otro superávit, de unos 42.000 euros.
adiós. La directiva presidida por Virginia Torrecillas anunció su marcha tras soportar una contestación por parte de un sector de socios que considera «de una dureza fuera de todo orden».
Considera además que se han encontrado con numerosos obstáculos en su gestión para conseguir que mejoren las condiciones de trabajo y de atención a los animales tutelados.
