Diez años sin fray José

Estos días se cumplieron diez años del fallecimiento del anterior obispo de Lugo, fray José Gómez. Un prelado carismático, que cautivaba a los feligreses con su sonrisa y que gobernó una Iglesia en Lugo en tiempos en los que el número de curas triplicaba al de ahora
 

Este miércoles se cumplieron diez años de los funerales de fray José Gómez, el obispo franciscano de Lugo predecesor del actual, Alfonso Carrasco Rouco. Fray José Gómez falleció, víctima de un cáncer, el 7 de enero de 2008, después de veintiocho años al frente del obispado de Lugo. Su sencillez, su carácter afable y, sobre todo, su sonrisa conquistaron a muchos lucenses de distintas ideologías políticas e incluso credos, dejando una huella al frente del Obispado muy difícil de reemplazar.

El décimo aniversario del fallecimiento de fray José Gómez fue recordado el pasado domingo, en el transcurso de un funeral concelebrado por el cabildo en la catedral, como siempre ocurrió estos últimos años. El franciscano fue relevado por Alfonso Carrasco Rouco, un obispo oriundo de Vilalba que llegaba a Lugo con un apellido que anticipaba, en un principio, más dificultades que facilidades. Ser sobrino del, entonces, polémico cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, era quizá más un hándicap que un punto a favor.

La transición de un obispo a otro al frente de la Iglesia lucense se fue haciendo notar con distintas iniciativas de reorganización llevadas a cabo desde el palacio episcopal que, a su vez, fueron afectando a las distintas comunidades parroquiales. Una serie de medidas derivadas, gran parte de las veces, más de los cambios sociales coyunturales que de la voluntad del obispo, no quedándole muchas veces más opción que reorganizar la Iglesia a la nueva situación.

Testigo de todos estos cambios, producidos a lo largo de estos años, es Mario Vázquez, el actual vicario general con Alfonso Carrasco Rouco y anterior secretario de fray José. Mano derecha, en ambos casos, de los obispos que gobernaron la Iglesia lucense en los últimos 38 años.

Pese a gozar de esta visión amplia de lo que fue la diócesis durante ese largo tiempo, a Mario Vázquez le resulta especialmente difícil hacer comparaciones entre uno y otro obispado, aunque es consciente de que los tiempos de Alfonso Carrasco Rouco no son, para nada, los mismos que los que le tocó vivir a fray José Gómez.

"A miña conclusión destes anos é que moitas veces, ou case sempre, a xestión dun bispo non depende unicamente del senón que depende máis da evolución da comunidade que goberna. Ao meu entender, o cambio máis notable que houbo nesta etapa de Alfonso Carrasco, con respecto á anterior, foi a forte despoboación rural que se produciu e que levou a empezar a pensar a reestruturar os servizos dominicais nas parroquias e tamén a baixada en número de sacerdotes activos. Así, por exemplo, se na época de frei Xosé había uns 700 sacerdotes en exercicio, agora pode haber 260, dos que só 60 teñen menos de 65 anos. Só na comarca da Montaña, lembro que había 15 sacerdotes cando frei Xosé morreu. Agora, hai 2", apunta Mario Vázquez.

Más feligreses, más creyentes y más vocaciones. Con este equipaje, a fray José le resultaron bastante más llevaderos los veintiocho años de obispado que algunos momentos de los diez que lleva, hasta ahora, Alfonso Carrasco, quien tuvo que enfrentarse a polémicas vecinales en Friol y también en Lugo, en el Sagrado Corazón, por traslados de sacerdotes entre parroquias. "A xente estaba acostumada a ter un cura toda a vida e mesmo a que o cura vivise na casa reitoral, na parroquia, porque hai anos había curas para todo iso. Agora xa non pode ser así. Non hai curas abondo e o normal é que cada sacerdote leve entre quince e vinte parroquias", indica Mario Vázquez.

A esto se une la caída de población en el medio rural, lo cual está redirigiendo las parroquias hacia comunidades más grandes. "Hai parroquias con catro veciños. Non tería sentido ter misa aí todos os domingos. O normal é que a xente se traslade a outras igrexas para ir á misa e facer unha comunidade máis ampla. Isto é algo que tampouco ocurría na época de frei Xosé aínda que tamén tivo que enfrentarse a un forte problema, que era a reorganización do Seminario pois daquela, cando el chegou ao Bispado, non había seminaristas maiores en Lugo xa que estes só podían estudar en Santiago", comenta Mario Vázquez.

Comentarios