Historias de Lugo

El día en que el globo 'Mercurio' fue recibido con tiros y piedras

El teniente Kindelán, de pie, el primero por la derecha. EP

El vuelo partió de Toledo y llegó a Lugo, por azares del viento, tras pasar sus tripulantes la primera noche de la historia en este aparato.

Lo que constituyó toda una hazaña en la historia española de la aeronáutica fue interpretado por un cazador y un grupo de campesinos de Arcos de Frades, Pol, como una amenaza para sus vidas. Ocurrió el 27 de octubre de 1904. De repente, los vecinos de esta parroquia vieron cómo algo grande y desconocido caía desde el cielo. Muy asustados, respondieron a esta inoportuna visita con lo que tenían a mano: lanzando piedras. Un cazador que se encontraba por allí tampoco lo meditó mucho. Lanzó un tiro de perdigón cuando uno de los tripulantes se deslizaba por la cuerda del aerostato. Afortunadamente, impactó en la barquilla.

Dentro de aquel globo viajaban dos tenientes amantes de la aventura en este tipo de aparatos, en una época en que la aviación en España daba sus primeros pinitos y era común hacer viajes y concursos aeronáuticos en globo. Se trataba de Alfredo Kindelán -que fue el primer piloto español de dirigible- y Heriberto Durán. Ambos resultaron indemnes del peligroso recibimiento que tuvieron en tierras lucenses tras una travesía en globo que resultó única pues acababan de hacer el primer vuelo nocturno de la historia de la aeronáutica española.

La noticia ocupó páginas de diversos periódicos nacionales. El 28 de octubre diarios como La Correspondencia de España, editado en Madrid, contaba lo sucedido como una auténtica hazaña.

El globo «libre» Mercurio había salido el 26 de octubre, a las once de la mañana, de Toledo y, pese a que su rumbo inicial era hacia el sur a una velocidad de 12 kilómetros por ahora, fue virando posteriormente hacia Portugal y más tarde hacia Galicia, tras una noche completamente a oscuras que pasaron sus dos tripulantes, quienes viajaban sin "lámpara eléctrica", afirmaba el diario. «Pasaron dos horas en oscuridad absoluta hasta que salió la luna, ofreciéndoles un magnífico espectáculo solo comparable a la puesta de sol. Al amanecer, y ya sobre Portugal, fueron envueltos repentinamente por el sol, subiendo rápidamente el globo hasta alcanzar 3.000 metros», apuntaba la crónica de La Correspondencia de España.

Desde entonces, la marcha del globo fue muy desigual, hacía repetidos zigzags y se elevaba a diferentes alturas sobre el país vecino. El globo sobrevoló después la sierra de Gredos, donde los tripulantes pasaron serios peligros, y retornó a Portugal hacia el norte, tras veintiuna horas y media de navegación y a una velocidad alta, de 110 kilómetros por hora. Fue entonces cuando entraron en Galicia por Ourense, se orientaron por el Miño y la ciudad de Lugo. Intentaron descender en Castroverde pero vieron que el terreno no era adecuado y volvieron a elevarse. Cuando ya divisaban la costa, aterrizaron en Arcos de Frades, entre tiros y pedradas. Atrás quedaban 960 kilómetros de trayecto.

Pese al susto, los tenientes no sufrieron heridas y consiguieron unos caballos con los que llegaron a Lugo para, en primer lugar, mandar un telegrama a sus superiores en Madrid contando la hazaña y, un día después, coger el primer tren hacia la capital de España dando ya por cerrada esta aventura que casi les cuesta la vida. «Kindelán ha hecho ya con esta ocho ascensiones en globo libre y Durán, cuatro. Esta es la primera ascensión que ha tenido lugar de noche en España. El globo se estrenó en este viaje. Los intrépidos aeronautas regresarán mañana en el tren a Madrid», finalizaba su crónica La Correspondencia.

Juicio contra los asustados
El periódico El Gráfico informaba que los vecinos de Arcos de Frades serían llevados ante la justicia civil y militar y el gobernador civil ordenó identificar al cazador.
Barbarie
El diario calificó los hechos de "un bárbaro e incalificable atentado", además de una
"falta de humanidad". Pese a ello, la escena de los tiros volvió a repetirse poco después en otro aterrizaje en globo, también de Kindelán, en Lisboa.

 

Por debajo de la Serra da Estrela
Kindelán y Durán esquivaron las cimas de la portuguesa Serra da Estrela viajando a menor altura y valiéndose de las corrientes de aire.
Sin cámara
El globo era pequeño y no tenía cámara de aire. Su mérito residió en hacer la ascensión más larga en estas condiciones. Ambos fueron objeto de un homenaje a la vuelta.