El deterioro de las zonas con okupas devalúa los inmuebles hasta un 35%

Una vecina del barrio Feijoo asegura que su vivienda acaba de ser tasada en un tercio menos que cuando la construyó hace nueve años

La terraza de una de las casas ocupadas en el barrio Feijoo. EP
photo_camera La terraza de una de las casas ocupadas en el barrio Feijoo. EP

Una vivienda unifamiliar que se encuentra en el barrio Feijoo, uno de los epicentros del fenómeno okupa en la capital lucense, acaba de ser tasada en un valor que supone el 35% menos que cuando fue construida hace nueve años.

Este caso, dado a conocer por la propietaria de la casa, evidencia una de las consecuencias que provoca la degradación social y urbanística que sufren las zonas en las que los okupas campan a sus anchas: la devaluación de las viviendas, no solo de las allanadas, sino también de las que están en su entorno.

A las inmobiliarias les resulta complicado encontrar personas interesadas en alquilar o comprar en las zonas afectadas, pese a que los precios son asequibles, debido también a que se suele tratar de viviendas antiguas y sin algunos servicios, como ascensor, calefacción o garaje.

Los propietarios de casas vacías que se encuentran en los barrios en los que se han asentado estos inquilinos ilegales ya no se limitan solo a tapiar puertas y ventanas para proteger su propiedad. En Camiño Real, otro de los epicentros en donde está arraigado este fenómeno, hay dueños que cuelgan ropa en los tendales que se ven desde la calle o que abren y cierran contras o persianas con el fin de aparentar que la vivienda está habitada.

Las medidas preventivas que adoptan los propietarios no se quedan ahí. En el barrio de A Milagrosa también hay quien se cubre las espaldas no colocando carteles de se vende o se alquila en las viviendas que tiene vacías para no facilitar el trabajo a los okupas, que así sabrían que ese inmueble está libre por lo que podría ser un potencial objetivo.

En A Milagrosa hay un grupo de vecinos que pretende constituir una asociación de afectados para que se ponga remedio a este problema social, que consideran que se está enquistando sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.

En el barrio Feijoo ya han dado los primeros pasos, aunque por ahora sus promotores no están encontrando el respaldo vecinal que desean. Están recogiendo firmas para remitir al Concello de Lugo, la Xunta de Galicia y la Subdelegación del Gobierno para que adopten las medidas que tengan en sus manos para dar una solución a los allanamientos.

Las quejas de Camiño Real o el barrio Feijoo se repiten en As Gándaras y A Residencia, otras zonas de la capital lucense que sufren este problema. Tienen en común que es donde más inmuebles vacíos hay.

EN PRIMERA PERSONA. "El ruido es el pan nuestro de cada día. Mi marido se levanta a las cinco de la mañana y yo a las siete para ir a trabajar y por las noches queremos descansar", lamenta una vecina de la calle Juana de Ibarbourou, en el barrio Feijoo, que reside al lado de una vivienda que lleva allanada desde principios de este año.

Una de las dueñas de esta casa ocupada, cuyo solar limita con la parte de atrás del colegio público Paradai, está a la espera de que la denuncia que presentó sea efectiva más pronto que tarde para desahuciar a esos inquilinos no deseados.

Durante el verano llegaron a residir una docena de personas en esa vivienda, que consta de bajo y primera planta. En los últimos días solo están conviviendo un matrimonio y un familiar suyo. "Vienen y van, vienen y van", asegura otra afectada, que asegura que "hay broncas constantes, trapicheos, coches a todas horas...".

La sensación que existe entre algunos vecinos del barrio Feijoo es que "se está degradando urbanística y socialmente". Se quejan además del estado de abandono en que se encuentra, con malas hierbas que crecen a su antojo en algunos solares vacíos. "As silvas chegan ao primeiro piso. O meu marido tivo que cortarlas cunha fouciña", describe una vecina.